El callejón y el farol
El sonido de los carros pasando por la avenida hacia que el viento fuese mucho más fuerte. Las luces naranjas de los postes ubicados cada 3 metros de lado iluminaban prácticamente toda la calle.
No sabía exactamente dónde estaba, pero tampoco quería preguntar, si iba a hacerlo sola, lo haría sola. Mi madre me tenía dicho que tuviera cuidado con los celulares en la calle, pues es muy peligroso que un desconocido me vaya a lastimar por ése aparato.
Sin embargo me olvidé de todo lo que me han dicho mis padres sobreprotectores y saco mi teléfono. Reviso el Google maps y al fin logro ubicarme.
Caminé unos 15 minutos hasta llegar a un mini súper mercado, tenía encendida la calefacción y me quité el abrigo, lo ubiqué en mi brazo izquierdo y tomé la lista para buscar todo lo necesario para la limpieza, como el jabón, el shampoo, toallas sanitarias,— Porque jamás sabemos cuando nos bajará de sorpresa. —Y un par de cremas para nuestra cara con protector solar.
Tomé un carrito para poner todo lo que iba comprando porque no podía con todo sola. Fui por una caja de leche y una caja de cereal grande. Pan, huevos y jamón, lo necesario para el desayuno en las mañanas.
Ya con casi todo, fui a la zona de materiales escolares, allí podrían tener las pinturas y acuarelas que quiero. Empecé mi recorrido y lo primero que vi fueron unos pinceles nuevos, sé que tengo unos en casa pero son realmente viejos. Sin pensarlo los tomo y los echo en el carrito. Más adelante se encontraban el bloque de acuarelas y pinturas.
Tomé dos de ellas con tonos de colores distintos, 10 barras de pinturas oscuras y otras 10 con tonos claros.
Marcadores negros para el delineado y una caja de colores fuertes, dos lápices azules, dos gomas de borrar rosadas y dos tajalapiz.Creo que es suficiente
Salgo de la zona de arte y me ubico detrás de la gran fila para poder cancelar todo lo que he comprado.
Suspiro y tomo mi teléfono.
¿Cómo la estará pasando Jhoana?
Supongo que bien al ver los estados de su WhatsApp. Miré al rededor y pensé que si seguia así, sin ir a fiestas me considerarían una rarita asocial. Sacudía mi cabeza con solo pensarlo y segui avanzando en la fila.Los pequeños pasos que doy me volvían loca. Hay una señora en el mostrador que aparenta tener sus 55 años de edad, sus movimientos son lentos y su expresión era de fastidio, creo que no veía la hora de salir de su trabajo y la entendía aunque nunca he trabajado y sé que debería.
La fila crecía mucho más y me daba la impresión que nadie avanzaba. Permanecí parada por más de 15 minutos cuando al fin había llegado mi turno.
La señora contó cada una de las cosas que compré, me da el precio y yo amablemente le pago completo, tomo mis bolsas y me dirijo a la puerta pero un poco cargada.
—Muy bien, aquí vamos de nuevo pero un poco llena. —Digo acomodando mi abrigo. Dejo mi celular en uno de los bolsillos delanteros de este y sostengo las dos bolsas llenas con ambas manos.
Salgo y siento el frío hasta debajo de mis pupilas. Cruzo la calle y llego a una parada de autobuses para buscar en mi teléfono la calle más cercana para llegar al campus.
Llámame floja, pero realmente estoy cansada de tanto caminar en el día de hoy. Mi madre me tiene dicho que la flojera no nos lleva a ninguna parte y nada bueno, jamás pensé en que sus locas preocupaciones me llevaría a un gran susto.
El celular me indicó que cruzando un callejón llegaría en menos de 5 minutos al campus, me dejé llevar por mi flojera y me adentré a éste callejón. Me di cuenta que estaba solo y oscuro. En el fondo pude distinguir una opaca luz de un farol que apenas iluminaba una pequeña parte del piso empaimentado.
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Bajo Mil Letras De Colores [✔]
Teen FictionAurora comenzará una nueva etapa llena de aventuras y fuera de la protección de sus padres en busca de un crecimiento personal y sobre todo artístico y pintar su verdadero ser. Trevor lucha día en silencio, guardando sus secretos en su diario. A pe...