♥︎Capítulo 28

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Noche mágica:

Estábamos agotadas, pero luciamos perfectas.
El pelo, el maquillaje, las uñas, la ropa, todo Lucía hermoso.

Mientras esperábamos a los chicos quienes se ofrecieron a escoltarnos hacia el evento de la noche, nos quedamos sentadas una frente a la otra mirando nuestros celulares.
Yo, veía la cantidad de fotos que nos habíamos tomado y decidía cual estaba mejor para postearla en instagram. Fue entonces cuándo mi madre me envía un mensaje de texto. Apenas y lo leí en la barra de notificaciones y me dirigí hacia el espacio de mensajes.

"Disfruta tú momento, retoño, tu familia te envía muchas vibras"

Mi mente viaja a uno de tantos recuerdos que he tenido junto a mi familia, todos reunidos en la sala de nuestra casa contando muchos chistes hasta que nuestra panza empezara a doler tanto de reír o que nuestros ojos empezarán a llorar.
Cuando deseaba que ellos estuvieran ahí conmigo. Me hizo pensar en todo lo que había en mi alrededor, estando aquí conocí no solo a personas grandiosas, también lo hice con lugares magníficos, momentos en los que nunca pensé que llegarían, e incluso los amargos que siempre temía presenciar, pero gracias a Dios, estoy bien, y sobre todo muy contenta.

—"Ding, Ding, Dong."

Se escucha en la puerta. Keith se ríe porque reconoce la voz actuada de Zac, a lo que ella dice que era muy patético e infantil, aquí no había timbres.

Jhoana abre la puerta de la habitación y le permite el paso a los tres chicos quiénes nos acompañarían.

— Wow, que bonitas están. — Dice Félix, tomando en sus brazos a Johana. — Tú, estás que ardes. 

Jhoana apenas y sonríe y él estampa sus labios con los de ella. Su reacción fue rápida y lo regaño porque le iba a hacer regar el maquillaje.

Zac tomó de las manos a Keith y me dió una vuelta. — Mi mejor amiga, arde.

— Tú también estás bien guapo con ese traje.  Ahora vamos.

Los chicos salieron junto a las demás Trevor se acomodaba su corbata, no decía nada y eso me entristeció un poco. Fingí estar buscando algo en la mesa donde tenía todos mis accesorios mientras que él se aclaraba la garganta.

— ¿Buscas algo? — Preguntó.

— No es nada importante — Le respondo.

— Entonces vámonos, los demás nos están esperando.

¿Enserio no me dirá nada? Seguramente está fingiendo. Suspiré entre lo bajo y salí antes que él.
Cuando sentí que cerró la puerta, toqué mi pecho, había olvidado ponerme la cadena que compré el día de hoy, ya era muy tarde y debíamos irnos.

Jhoana se veía muy feliz junto a Félix y eso me hizo sonreír.

Cuando llegamos al callejón, todo estaba iluminado y lleno de personas que vestían sus más bonitas ropas.
De día el callejón tenía un buen aspecto, pero de noche, la magia era diferente. Todo estaba completamente iluminando, las pequeñas luces que colgaban en la pared. Iluminaban no solo todo el lugar, también a las personas. El mural que había pintando, los puestos de bebidas y comidas a un lado y por supuesto, las pinturas que todos veían. Mi vista buscó el farol, casi dejó caer el pequeño bolso que colgaba en mi hombro. El farol estaba encendido, no parpadeaba y era centro de atención.

— ¿Como es que el farol funciona en perfecto estado? — Señalé con mi dedo índice el objeto iluminando y planté la pregunta hacia Zac.

— Como el señor Drover se encargó de la iluminación, supongo que le echó una mano. — Respondió. — Aunque no sé cómo, el farol es algo viejo.

Bajo Mil Letras De Colores [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora