Bajo Mil Letras De Colores [✔]

♥︎Capítulo 29

Pálpito. 

La noche la resumí en una sola palabra, Mágica. 

Mis padres, mis amigos, mi hermano, mi mejor amiga, que es como mi hermana. Y mi novio.

Todos reunimos en una sola noche. Simplemente no podía pedirle más a la vida.
Era todavía muy temprano, apenas el reloj marcaba las 11 de la noche y prácticamente todas las personas se habían ido.
Mientras discutíamos el lugar donde Sebastián y mis padres iban  pasar la noche, Trevor y yo estábamos un poco cansados por la maravillosa noche que habíamos pasado. Phineas ofreció su casa ya que madre había viajado por asuntos personales y así ellos podrían hacerle compañía de lo que quedaba de la noche. Agradecí el bonito gesto de mi nuevo amigo. 

Me sentía cansada y deseaba ir a casa y quitarme los pesados zapatos que median mas de dos metros y pesaban mas de una tonelada; o así los sentía yo luego de estar parada por mas de cuatro horas y caminando de un lado a otro. Pero Trevor dijo que aun era muy temprano y me había preparado una sorpresa en su casa.  Estaba emocionada porque iba a conocer, al fin su casa.  

Fuimos en el auto y pasamos por varias tiendas donde él salía con un par de bolsas llenas de cosas que no me dejo ver ni de asomo.  Me quité los zapatos y los tiré en la parte de atrás del auto mientras que Trevor ponía la radio. Sonaba Why de Sabrina Carpenter y le pedí que pusiera el volumen al máximo mientras que bajaba la ventana del auto para que así el aire golpeara mi cara y desordenara  mi cabello que por horas traté que luciera perfecto y al final, solo el momento valía la pena. No sabia lo que Trevor me tenia preparado para esta noche pero podía asegurar que lo que sea que el abría preparado, estaría bien, lo único que me importaba en este instante era estar junto a él.  

Las luces de las calles iluminaban todo. algunas casas ya tenían sus luces apagadas y me daba una idea de que hora podría ser. 

Después de unos 10 minutos por la cuidad llegamos a la bonita casa de Trevor. Lucia hermosa a simple vista, era como una mansión. el jardín era demasiado extenso. me sorprendió la variedad de flores; habían rosales, de todos los colores, margaritas, claveles y mi favoritas, lavandas.  

  — Imaginé que te gustaría el jardín.   — Apenas y podía sostener todas las bolsas que había comprado antes de llegar aquí. me ofrecí a ayudarlo pero el se negó y me hizo seguirlo a través de la casa. Cuando estábamos frente a la enorme puerta de acero me señaló con sus labios presionar el timbre para que alguien de adentro pudiera abrir.  

Una chica delgada con unos bonitos ojos rasgados nos abrió. 

 —Bienvenido a Casa, señor.  — Le dice.

 — No me digas señor, Tina, no soy mi padre. 

Por su formalidad hacia Trevor insinué de que se trataba de la chica del aseo y por lo que llevaba puesto, por supuesto. una bonita camisa rosada con líneas blancas y una toalla en su brazo derecho. Trevor deja en el suelo las bolsas y me presenta con la chica. 

 — Tina ella es la chica de la que te hablé. Aurora ella es Tina, es una amiga y trabaja para mi padre, básicamente hace todo en ésta bendita casa.

  — Tengo que ganarme mi estadía aquí. Es un gusto conocerte al fin, Aurora. Hace días Trevor me ha hablado mucho de ti. 

 — El gusto es mío.  — Le respondo extendiéndole mi mano en forma de saludo.  — ¿Vives aquí?

Ella asiente.  —La familia de Trevor me ha ayudado a mi y a mi madre por muchos años. Mientras ellos me ayuda con mis estudios de la universidad mi madre y yo aseamos la casa, es lo menos que puedo hacer por ellos.