capitulo 7

6.9K 465 227
                                    

Mateo ;;

Al decir eso, la pelirubia me miró con la ceja alzada esperando una explicación, pero no sé la podía dar, podía arruinar todo lo que tenía si soltaba todo esto.

— ¿Que no te haga que, Mateo? —preguntó confusa, rodee los ojos, no me podía estar pasando esto.

Abrí la boca pero las palabras no salían, la abrí otra vez y tampoco, cuando iba a hacerlo por tercera vez alguien nos interrumpió;

—¡Hey! ¿Que está pasando acá? —exclamó Uma haciendo que Olimpia ruede los ojos.

—Flaca, estamos hablando, ¿te podes ir? —escupió de mala manera Olimpia, la morocha la miró y llevó su mano a su pecho indignada, en cambio yo miraba a mí amiga enojado.

—Me parece que estoy de más acá.

—Si —dijo la pelirubia.

—No —hablé yo, haciendo que Olimpia me miré mal —No estábamos hablando de nada importante, ¿vamos?

Ni siquiera miré a Olimpia cuando me iba, seguro estaría enojada e indignadisima, pero yo no podía hacer más que evadir mis problemas, y la rubia se estaba convirtiendo en uno de ellos.

🌺🌺🌺

Aunque la música este altísima podía escuchar las voces de Fátima y Olimpia discutiendo, o eso pareciese porque su tono de voz era demasiado alto, y no creo que se deba tanto por la música.

Entre ellos se escuchaba un "te está alejando de nosotros y vos no haces nada para impedirlo" de quien supongo que es Fátima y otro "nada que ver, que decís" de Olimpia.

Estuvimos un rato más así, charlando con los pibes hasta que Fátima y Olimpia salen de la cocina discutiendo a los gritos.

—¡Es un tóxico boluda, y vos ni te das cuenta! —exclamó Fátima, haciendo que Olimpia la miré mal.

—¡Deja de decir pelotudeces, eso es porque no lo conocen! ¡Dejen de hablar sin conocer loco! —respondia está, haciendo que Fátima se lleve las manos a la cara, frustrada.

—¡Amiga date cuenta! Ya ni sos la misma, no te reconozco.

—¡Déjate de pelotudeces, Fátima!

—¡Estas cegada! —soltó la anterior nombrada.

—¡Sos una envidiosa! Solo porque no tengo ahora todo el tiempo para vos, andate a cagar boluda, sos una egoísta.

Fátima se acercó y la agarró de los pelos haciendo que Olimpia haga una mueca de dolor, pero no duro mucho ya que Valentín la saco de encima.

—¡Controlate, Fati! —gritó Valentín separandola de la pelirubia.

—¡Déjame darle unas trompadas así se le acomodan las ideas! ¡Dale Valentín, déjame! —chilló la morocha.

Entre todo esto, veía como Olimpia agarraba sus cosas y se iba, hecha furia, lo podia notar por sus gestos, cuando agarró todo, se fue, golpeando fuerte la puerta y por fin Valentín pudo soltar a Fátima.

—Fua amigo, ¿Que pasó? —preguntó Mauro cuando salio del baño, viendo todo el desorden y el quilombo que hicieron las chicas —Ni cagar tranquilo se puede que ya arman bardo —añadió un poco chistoso.

—Es una pelotuda, me agarró el celular para hablar con el novio porque dijo que sino la iba a dejar, te juro que ya esto se le fue de las manos —dijo Fátima sentándose al lado de Valentín, llevando sus manos a la cara —El chabon es un tóxico de mierda y ella está cegada, nos deja a todos de lado por ese pelotudo.

Yo seguía pensando en que Olimpia se había ido sola, y eso me estaba carcomiendo la cabeza, sola, a estas horas en la calle no es nada lindo, sumando de que estaba drogada y con alcohol encima.

No bastó más que eso para salir de la casa y ir a buscarla, ignorando los llamados de Uma y de todos, preguntando hacia donde iba, y me doy cuenta de que siempre termino así, en busca de Olimpia.

Voy corriendo hacia donde está ella, no avanzó mucho desde que se fue, la noche está fría y agradezco haber agarrado un buzo al salir, pero Olimpia no puede decir lo mismo.

Le tocó el hombro y ella tarda en darse vuelta, asustada, pero cuando me mira sus facciones y sus músculos se relajan, sigue caminando a lo que supongo que no quiere hablar, pero camino a la par de ella.

—Vos tampoco podes hacerme esto Mateo —soltó de la nada, haciendo que frunza el ceño confundido.

—¿Que estás diciendo, Oli? —pregunté.

—No seas así conmigo, ¿no te das cuenta de que me vas a encantar más?

gobernada ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora