Capítulo 44: Reunión

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Dos magos caminaban deprisa por los pasillos de la mansión, con las túnicas ondeando debido a la velocidad a la que avanzaban. Sabían que llegaban tarde, pero confiaban en no recibir ningún castigo por ello; al fin y al cabo, había sido por una buena razón.

Se detuvieron frente a las puertas del salón de la mansión de la familia Malfoy, donde tendría lugar la reunión, y el mayor abrió la puerta. Ambos entraron, encontrándose la estancia solamente iluminada por el fuego de la chimenea. Los hombres se encontraban sentados alrededor de una mesa, el Señor Tenebroso estaba en la cabeza y, por su aspecto, parecía que la reunión ya había comenzado.

—Llegáis tarde —les dijo.

—Estábamos encargándonos de verificar cierta información, padre, no volverá a suceder —aseguró Ethan Riddle.

Voldemort miró entonces a la bruja que acompañaba a su primogénito. A pesar de sus constantes avisos, Alice Black no quería mantenerse al margen, y era de esperar que apareciese en aquella reunión. Su padre sabía que lo haría, pero aún así, estaba molesto por su desobediencia.

—Creí haber dejado claro que no quería verte aquí esta noche, Black —le dijo, dirigiéndose directamente a ella.

—Lo siento, mi señor, creí que podía seros útil —respondió la bruja, siempre con respeto para guardar las apariencias frente al resto de los mortífagos.

El hombre suspiró y les indicó que se sentasen a ambos lados de él. A pesar de que su hija no debería haber ido, había reservado un lugar para ella, pues sabía que aparecería y que no podría hacer que se marchase. De modo que sus hijos se sentaron junto a él, y continuó con la reunión.

Alice, por su parte, sentía que varios la observaban con sorpresa o desagrado por haberse sentado junto al Señor Tenebroso sin siquiera ser una mortífaga. Comenzó ignorando aquellas miradas, pero no tenía demasiada paciencia con las faltas de respeto hacia ella, y no pudo contenerse por más tiempo.

—¿Algún problema, Dolohov? —le preguntó al mortífago, quien pareció encontrarse en su silla de inmediato—. No me gusta que me miren continuamente.

Todas las miradas se dirigieron hacia el mortífago, incluída la del Señor Tenebroso, quien no pudo evitar sorprenderse por cómo había reaccionado su hija. Aunque, lejos de estar molesto, se sentía orgulloso, pues ella comenzaba a hacerse respetar por sí misma frente a los mortífagos.

Draco, por su parte, miró a su prima con sorpresa. Si bien era cierto que no habían hablado demasiado durante las vacaciones, no esperaba que se comportase de aquella manera. De hecho, no había esperado verla cerca del Señor Tenebroso, pues una parte de él esperaba que su prima se hubiese alejado de aquella guerra y se encontrase a salvo.

—No —respondió Dolohov en apenas un susurro.

—Quien se atreva a faltar al respeto de Alice Black, recibirá un castigo —advirtió Voldemort—. No solamente es hija de Elizabeth Black, sino que también es mejor bruja que todos los que estáis aquí hoy.

—Señor, creíamos que ella no era una mortífaga —comentó Yaxley—. El día de la muerte de Dumbledore, ella... defendió a Longbottom. Y también lo hizo en el Ministerio.

La joven sabía que aquel tipo de episodios no serían olvidados con facilidad, pero había hecho lo que había considerado mejor en el momento. No dejaría que a Neville o a los gemelos les sucediese nada. De hecho, al pelinegro le había enviado hacía un par de días la poción que haría que sus padres se recuperasen, aunque tal vez necesitasen más de un año para poder volver a ser como eran en el pasado. Él se lo había agradecido en una larguísima carta, e incluso le había regalado un collar de plata con forma de serpiente a modo de agradecimiento.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora