Capítulo 23: Fuga en masa de Azkaban

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Alice no dio importancia a las miradas de los padres de los alumnos, quienes la observaban por haber llegado con Ethan Riddle. Sin embargo, dado que nadie podía acusar a su hermano de nada por falta de pruebas, nadie se atrevió a decir nada. Los padres de los alumnos de Slytherin fueron los únicos que la miraron con aprobación.

Lo primero que Alice hizo cuando entró en el Expreso de Hogwarts fue buscar el compartimento en el que se encontraba su primo Draco. Estaba solo, tal vez porque debido a los últimos acontecimientos no deseaba compañía. La bruja entró en el compartimento sin pedir permiso y se sentó frente a él sin decir nada, esperando a que fuese él quien comenzase a hablar. Tenían una conversación pendiente.

—Todo lo que está ocurriendo es por mi culpa —susurró el chico cabizbajo.

—No lo es —negó de inmediato su prima—. Tus padres son personas adultas que toman sus propias decisiones.

—Pero todo comenzó por mi culpa —insistió Draco—. Si yo no hubiese enviado la carta, mis padres no te habrían querido castigar, Ethan no habría reclamado tu custodia y mis padres no se habían enfrentado a él.

La bruja negó con la cabeza. No quería que su primo se culpase a sí mismo por lo ocurrido. Si bien era cierto que enviar la carta no había sido la mejor decisión, ella lo había perdonado hacía tiempo. Había sido Lucius quien se había enfrentado a Ethan y quien la había acusado a ella de mantener una relación con Ethan. Aquel había sido el principal motivo del enfado del Señor Tenebroso.

—Draco, tu padre actuó de manera impulsiva sin pensar en las consecuencias. Comprendo que no quisiesen perder mi custodia, pero no era motivo para actuar como lo hicieron... al menos en mi opinión.

—Tienes razón. Creo que mis padres deberían haber tenido más cuidado; era obvio que tendrían un castigo. Piensan en Ethan como si fuese aquel niño al que cuidaron cuando tenía cinco años, pero nunca ha sido un simple niño. Es el hijo y heredero del Señor Tenebroso.

Alice asintió. Al menos su primo comprendía que Ethan era alguien con quien se debía tener cuidado, comprendía que se parecía más a Voldemort de lo que todos pensaban. Esperaba que Draco fuese prudente y no buscase problemas innecesarios con su hermano.

—El Señor Tenebroso ha establecido nuestra mansión como punto de reunión permanente para los mortífagos a modo de castigo —comentó el chico—, aunque supongo que eso ya lo sabías. Y según he oído, envía a mi padre a las misiones a las que nadie quiere ir. Le expone a peligros... temo que le ocurra algo.

Ella no dijo nada. Su padre no le había contado de qué manera castigaría a sus tíos por lo que habían hecho, dado que no quería involucrarla en sus asuntos. Había optado por mantenerla al margen, y para ello la mantenía desinformada. Sin embargo, si de algo estaba segura era de que el castigo no sería corto, ni tampoco leve. Solamente esperaba que no fuese demasiado, pues sabía lo cruel que Voldemort podía llegar a ser.

—Saldréis de esta —aseguró—. Sois los Malfoy, al fin y al cabo.

El rubio sonrió levemente, y en su mirada se reflejó el orgullo que sentía por llevar su apellido.

—Cierto —comentó—. Mi familia siempre ha sobrevivido... lo haremos también ahora.

—Y no olvides que estaré a tu lado si...

Dejó de hablar cuando alguien abrió la puerta del compartimento. Se trataba de Pansy Parkinson, la joven obsesionada con Draco. Antes de que la recién llegada tuviese tiempo de saludar, Alice se levantó y salió de allí para ir en busca de su novio y amigos. Lo último que necesitaba en aquel momento era soportar la obsesión de Pansy con su primo y sus desesperados intentos por llamar su atención.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora