Capítulo 47: Padrino

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Avery sintió su marca ardiendo de pronto, y supo que el Señor Tenebroso lo llamaba. Lo extraño era que, al parecer, debía ir a la mansión Riddle, la cual nunca utilizaban para reuniones de mortífagos. Voldemort no le había llamado para que acudiese a aquel lugar desde el día de su regreso y, antes de eso, desde Elizabeth.

Verle le recordaba a su mejor amiga continuamente, al igual que ver a Ethan y Alice. Hacía años que la había perdido, pero su recuerdo continuaba presente día tras día, como si estuviese grabado a fuego en su memoria.

Suspirando, se apreció en la puerta de la mansión Riddle, y llamó con los nudillos a la espera de que alguien abriese. Fue Voldemort en persona quien lo hizo, aunque no parecía demasiado contento de verle allí.

—Mi señor, me habéis llamado...

—No he sido yo —le cortó el mago inmediatamente—. Alguien quiere verte.

Avery pensó de inmediato en Alice. Seguramente su ahijada tendría dudas, y él estaba dispuesto a responder todas las preguntas que tuviese. Y también a las de Ethan, aunque dudaba que hubiese sido él quien había llamado.

—¿Puedo saber de quién se trata?

—He sido yo.

Aquella voz no era la de su ahijada. Reconoció de inmediato a la mujer que apareció detrás de Voldemort, aquella a la que nunca podría olvidar. Por un momento pensó que era imposible que ella estuviese viva, que alguien le estaba gastando una broma pesada. Pero la actitud protectora del Señor Tenebroso y la gran sonrisa en el rostro de Elizabeth le confirmaron que su mejor amiga estaba de vuelta.

Sin pensárselo dos veces, avanzó hacia ella, pasando junto a Voldemort e incluso llegando a empujarlo ligeramente sin siquiera darse cuenta de ello. Abrazó a la bruja, que le correspondió al instante, mientras las emociones se mezclaban en su interior. Confusión, emoción, alegría, incredulidad... No lograba asimilar lo que sus ojos estaban viendo. Elizabeth, por su parte, estaba emocionada al estar junto a su mejor amigo y confidente de nuevo. No se había dado cuenta de lo mucho que lo había echado de menos y necesitado.

—¿Cómo es posible que estés aquí? —preguntó Avery, separándose finalmente para poder hablar con la bruja.

—Años antes de morir, hice un horrocrux en secreto —explicó ella—. Mi hija encontró mi diario en Hogwarts y lo descubrió, y Tom me trajo de vuelta.

Alice y Ethan se encontraban cerca de su padre, observando la escena sonrientes. Se alegraban de que su madre estuviese, poco a poco, recuperando su antigua vida y pudiese ser feliz. Alice Longbottom se estaba recuperando, había recuperado a Avery, estaba en contacto con sus hermanas... Aunque la noticia de la muerte de su primo Sirius la había entristecido, la mayor parte de quienes hacía años la habían rodeado estaban de nuevo con ella.

—Yo... apenas puedo creer que estés de vuelta —admitió Avery—. Eli...

Voldemort puso los ojos en blanco y se alejó de allí hacia algún otro lugar de la mansión. No admtiría que le gustaba ver de nuevo a Elizabeth y a Avery juntos, como cuando eran más jóvenes. Siempre habían sido inseparables. Al principio aquella cercanía le había molestado, e incluso había llegado a sentir ciertos celos, antes de comprender que Avery era para Eli como un hermano y que debería aceptarlo.

Elizabeth, al ver aquella reacción, rió suavemente. Tom nunca cambiaría.

—Espero que no te haya tratado mal —comentó, un tanto preocupada porque a Tom nunca había parecido caerle demasiado bien Avery. No al menos desde que la había conocido a ella y había descubierto la cantidad de tiempo que pasaban juntos.

Los herederos de Voldemort  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora