La llegada a Hogwarts fue totalmente diferente a años anteriores. En cuanto Alice llegó al castillo, fue directamente a hablar con el nuevo director, Severus Snape, quien ya la esperaba en su despacho. Antes de que él dijese nada, la bruja se sentó frente a su mesa y lo miró a los ojos.
—Supongo que habrás sido informado de por qué estoy aquí —comentó seriamente.
El hombre se sintió un tanto incómodo bajo aquella mirada imponente. No recordaba que Alice Black fuese capaz de transmitir miedo con una sola mirada, pero parecía que había cambiado considerablemente desde la última vez que había pisado el castillo.
—Estoy al tanto —confirmó—. Aunque debo admitir que me sorprende que el Señor Tenebroso haya escogido a una adolescente para una misión semejante...
—Sabes bien que no soy una simple adolescente, Severus —respondió ella, sonriendo levemente con malicia—. Soy mucho más que eso. Ahora mismo, soy capaz de vencer a todos los profesores del colegio en un duelo. He sido entrenada por Ethan Riddle y el Señor Tenebroso, y gozo de su plena confianza. Más de lo que los mortífagos pueden decir.
—Y, sin embargo, tengo entendido que no eres mortífaga —dijo el mago—. Al menos no llevas la Marca Tenebrosa.
—Muy astuto. No, no lo soy. Obedezco órdenes del Señor Tenebroso, pero ningún juramento me une a él.
El director la miró durante unos segundos, sin creer posible que algo así pudiese suceder. Alice era una bruja de diecisiete años y, sin embargo, era una de las personas en las que Voldemort más confiaba. Prueba de ello era el puesto que le había asignado en Hogwarts.
—Es imposible que todo esto sea por tu madre —comentó.
—Puede que comenzase por ella. Pero he demostrado mi valía, y el Señor Tenebroso ha sabido apreciarla.
—Puede que ahora tengas su confianza, Alice, pero ten cuidado —advirtió el hombre—. Él no permite errores, y hace pagar a todos por sus errores. Dará igual tu edad o cuál sea tu familia o tu cercanía con Ethan. Si fallas, pagarás por ello. Y ese pago puede ser una tortura insufrible, o incluso la misma muerte.
—Lo tendré en cuenta —comentó Alice—. Ahora, creo que deberíamos ir al Gran Comedor... la Ceremonia de Selección debe comenzar.
El Gran Comedor estaba igual que siempre, con la diferencia de que el número de alumnos era menor en todas las mesas excepto en la de Slytherin, en la que había aproximadamente el mismo número de estudiantes que los años anteriores. Los nuevos fueron seleccionados para Slytherin en su mayor parte, pues los hijos de muggles no habían entrado en el colegio aquel año, y aquella medida afectaba al resto de las casas.
—Bienvenidos, un año más, a Hogwarts —comenzó a decir Snape, dando el discurso que hasta el momento todos habían escuchado de Dumbledore—. Como todos sabéis, este será un año diferente, comenzando por la pérdida del director Albus Dumbledore. Además, me gustaría presentar a Alecto y Amycus Carrow, profesores de Estudios Muggles y Defensa Contra las Artes Oscuras, respectivamente.
Los comentarios no se hicieron esperar. Los alumnos de Slytherin comenzaron a reir al oír aquellas palabras. Mientras tanto, los de las otras casas, especialmente los de Gryffindor, se mostraron horrorizados al saber que dos mortífagos serían sus profesores durante aquel curso.
En la mesa de los profesores, muchos no parecían contentos con las nuevas incorporaciones. Minerva McGonagall, por ejemplo, parecía estar conteniéndose para no soltar algún comentario contra los mortífagos, y Flitwick y Sprout tampoco se mostraban felices. Pero, por el momento, ninguno podía hacer nada pues, si actuaban, se arriesgarían a que Voldemort se hiciese con el control absoluto de Hogwarts y la situación empeorase, especialmente para los alumnos.
—Silencio —ordenó Snape, y su orden fue acatada el instante—. Por último, la mayor parte de vosotros ya conocéis a Alice Black, la mejor bruja que Hogwarts ha visto en generaciones. Se encuentra aquí como supervisora, y se encargará de que el orden se mantenga dentro del castillo.
Alice vio cómo Nott y sus amigos le sonreían y comenzaban a aplaudir, al igual que los demás miembros de la mesa de Slytherin, algunos de los cuales se pusieron en pie. Neville Longbottom, desde la mesa de Gryffindor, se puso en pie también para aplaudir, recibiendo numerosas miradas de sorpresa que ignoró. Incluso el Barón Sanguinario, el fantasma de Slytherin, le hizo a Alice una extraña reverencia.
Snape no interrumpió los aplausos, aunque unos minutos después, se aclaró la garganta, y todos se sentaron de nuevo.
—Como bien sabéis, el Bosque Prohibido está prohibido para los alumnos...
Dio el discurso de cada año, recordando las normas principales, antes de que el banquete comenzase y los platos se llenasen de comida mágicamente. Snape apenas habló con nadie. Junto a él se encontraban Minerva McGonagall, subdirectora, y Alice, y junto a ésta se encontrban los mortífagos.
—Dicen que eres experta en Artes Oscuras —comentó Amycus, interesado.
—Yo no diría experta... pero es cierto que Ethan Riddle me ha enseñado cosas... interesantes.
—Un gran mago —opinó el mortífago—. Se parece mucho a su padre.
Ella asintió.
Después de la cena, cuando se disponía a ir a su habitación, Minerva McGonagall le dio alcance, con semblante preocupado. La miraba de otra manera, como si se tratase de una completa desconocida.
—Alice, deberíamos hablar —le dijo.
—De acuerdo, pero que sea rápido —comentó la joven—. Es tarde.
—Comprendo que dejases la Orden, Alice, e incluso que regresases con tu familia... pero creo que has perdido el control por completo. Harry Potter confiaba en ti, quizás aún lo hace... y mientras tanto, tú apoyas a los mortífagos.
—Estoy aquí para evitar que se sobrepasen con los alumnos. Y en cuanto a Potter, tal vez debería aprender que hay personas en las que no debería confiar. Buenas noches.
Dio media vuelta y se alejó a paso ligero, dirigiéndose hacia las mazmorras. Theodore esperaba en la puerta de la sala común de Slytherin, y sonrió en cuanto la vio detenerse frente a él.
—Comenzaba a pensar que te habías olvidado de mí —comentó.
—Aunque lo desease, creo que resultaría imposible —bromeó ella, dándole un suave beso en los labios—. Sígueme.
Ambos continuaron caminando por las mazmorras hasta llegar a una puerta semioculta en un lugar por el que Nott no había pasado nunca antes. Ella dijo una palabra en pársel y la puerta se abrió.
—Dicen que era el cuarto de Salazar Slytherin —comentó Alice—. Se remodela al gusto del actual propietario, solamente un descendiente de Slytherin puede acceder.
Ambos entraron en la habitación, decorada con tonos verdes, representando los colores de su casa. Una cama enorme se encontraba ante ellos, y también había un espacioso armario de madera que llamaba la atención. Alice comenzó a recorrer la habitación, observando cada mueble y cada rincón. Había incluso un baño incorporado.
—Ser supervisora tiene sus ventajas —comentó Theodore—. ¿Cómo supieste acerca de esta habitación?
—Mi padre la encontró en su época de Hogwarts —explicó Alice—. Solamente se puede encontrar si se está buscando, y él lo hizo.
—Increíble. Una habitación a la que solamente pueden acceder descendientes de Salazar Slytherin... nunca había oído hablar de ello.
La joven sonrió. Su antepasado debía de haber tenido varios secretos en aquel colegio, secretos que no se habían descubierto durante generaciones.
—Dejemos de hablar de la habitación —propuso ela sonriendo pícaramente.
Él comprendió de inmediato sus intenciones y sonrió también.
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Los herederos de Voldemort ✔️
FanfictionTras la desaparición de Voldemort, todo el mundo mágico teme que su hijo, su heredero, siga sus pasos y se convierta en un mago oscuro con el mismo poder que su padre. Sin embargo nadie conoce a la pequeña Alice, protegida y ocultada por su hermano...