—Mierda, Nott, levántate —dijo Alice al percatarse de que llegarían tarde al desayuno si no se apresuraban—. ¡Theodore!
—No —murmuró él, medio dormido aún—. Eres supervisora... puedes dormir.
La joven soltó una carcajada al escuchar aquello, pero movió a su novio para que se levantase. Le amenazó con lanzarle agua por encima, pero él no dio muestras de haber comprendido la amenaza. Finalmente, pensando que echarle agua por la mañana sería demasiado cruel, la bruja se decantó por un hechizo de cosquillas, con el cual Nott se levantó de inmediato, riendo y retorciéndose sin poder parar.
—¡Al! —gritó, desesperado—. ¡Pa... para! ¡No!
No podía parar de reír, y la bruja reía también. Su hermano y ella solían lanzarse mutuamente aquel hechizo de pequeños cuando no deseaban levantarse, y ya entonces había comprobado su efectividad.
Unos minutos después, dándose cuenta de que no disponían de mucho tiempo, detuvo el ataque, dejando a su novio exhausto.
—Voy a vengarme —advirtió él.
—¿Crees que podrás hacerlo?
—Por supuesto.
Alice negó con la cabeza, riendo. Tanto Theodore como ella se prepararon y salieron de la habitación para dirigirse al Gran Comedor. Recibieron miradas de varios alumnos, aunque todos ellos sabían que eran pareja. Excepto los hermanos Carrow, que miraron con sorpresa a Alice cuando se sentó junto a ellos en la mesa de los profesores.
—¿Ese no es el hijo de Nott? —preguntó Alecto.
—Lo es —confirmó la joven—. Y también es mi novio.
—¿Lo sabe su padre? ¿El Señor Tenebroso?
—Por supuesto —afirmó la chica—. Ambos están contentos con la relación. Al fin y al cabo, soy una Black, y él pertenece también a una familia de sangre pura. Una unión entre nuestras familias es conveniente para todos.
Los mortífagos asintieron, satisfechos con aquel razonamiento. Y aunque era cierto que por medio de aquella relación se mantenía la pureza de sangre, no era algo que a Alice le importase realmente. Ni siquiera se había detenido a pensar en ello antes de comenzar a salir con Theodore.
—Deberé asistir a vuestras clases hoy; órdenes del Señor Tenebroso —les comentó Alice—. Quiere asegurarse de que todo marche bien.
Aquello no era ninguna mentira. Sus padres no confiaban demasiado en el autocontrol de aquellos mortífagos, y dado que Snape estaría ocupado con su cargo de director, no podría controlar todo lo que sucedía en el castillo. Alice les vigilaría durante las primeras clases, y también durante los castigos, para asegurarse de que no se sobrepasasen.
—De acuerdo.
Tras el desayuno, Alice acompañó a Alecto a la clase de Estudios Muggles que impartiría con alumnos de sexto de Gryffindor y Hufflepuff, en su mayoría mestizos interesados en el mundo muggle. Ginny Weasley se encontraba entre ellos, y Alice no pudo evitar poner los ojos en blanco al verla allí.
La Gryffindor la miró con odio, y se acercó a ella antes de sentarse. Alice la observó acercarse con una pequeña sonrisa de suficiencia.
—Mis hermanos confiaban en ti —le dijo, enfadada—. Pero no eres más que una maldita traidora. Y una mentirosa. Dicen que incluso engañas a Theodore, que tu amante es Ethan Riddle.
Alice, incapaz de soportar tal acusación, sacó la varita y lanzó a la Weasley por los aires. Cayó de espaldas con una exclamación de dolor en el mismo en el que Alecto Carrow entraba en la clase. La nueva profesora se sorprendió al ver la escena, aunque después la ignoró por completo, permitiendo que Alice hiciese lo que desease, y comenzó la clase.
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Los herederos de Voldemort ✔️
FanfictionTras la desaparición de Voldemort, todo el mundo mágico teme que su hijo, su heredero, siga sus pasos y se convierta en un mago oscuro con el mismo poder que su padre. Sin embargo nadie conoce a la pequeña Alice, protegida y ocultada por su hermano...