BEATRICE.
Cuando me quise dar cuenta, tenía una estúpida sonrisa en la cara. Tenía que admitir que me encantaba que quisiese ponerme un mote, y ciertamente violeta no me desagradaba, siempre y cuando me lo dijera con ese acento británico tan malditamente sexy. Aunque cuando me llamaba nena, me derretía por dentro.
Dejo el móvil en la mesita de noche y cojo el libro que tan enganchada me tiene. Me vendrá bien leer los problemas que tiene la protagonista para distraerme. Porque no era broma, después de ver esa película no podré dormir hasta que prácticamente se me cierren solos los ojos. Siempre me han dado pánico las películas de miedo, y qué decir de la oscuridad y la capacidad de la mente humana para ver formas extrañas en los montones de ropa de la silla de un escritorio. Pero, merecía la pena por estar con la cabeza enterrada en el pecho de Hero.
Me gustaba. Me gustaba quizá más de lo que quería admitir o demostrar. Y cuando en su cuarto me miró con esa intensidad, metiéndome el cabello detrás de la oreja y me dijo que era preciosa, casi se me sale el corazón del pecho. Por un momento pensé que todo fue un juego para él y por eso salí corriendo. No podía volver a pasar por lo mismo, por la humillación, la vergüenza. No podía permitir que volvieran a jugar conmigo.
Sacudo la cabeza y borro esos pensamientos de mi mente. Hero no es así, él me ha dicho que quiere ir despacio y que puede esperar. Así que tengo que darle un bote de confianza. No todos son como Mario.
•••
El sábado por la mañana todo transcurre con normalidad. Me levanto, leo y después desayuno para darme una ducha y, como no, seguir leyendo. Tengo que estudiar, pero sinceramente estoy demasiado intrigada por lo que pase a continuación.
Mientras estoy metida en Alexandria y sus problemas de mestiza, suena un mensaje de mi teléfono. Una sonrisa estúpida se planta en mi cara y agradezco que nadie me esté viendo.
Héroe: Que harás hoy, violeta?
No sé por qué se acelera mi idiota corazón, pero le obligo a que se calme.
Tris: Leer
¿He sido demasiado borde? Quizá un "y tú" no estaría mal. Tecleo rápidamente y lo envío antes de que salgan los dos tick azul. Como no, mi corazón traicionero y estúpido vuelve a acelerarse en el momento en el que la palabra escribiendo sale en la pantalla y quiero arrancármelo y lanzarlo contra la pared. No quiero que esto me emocione tan rápido.
Héroe: Que te parece dejar ese libro un rato, y salir con este humilde chico? 😁
¿Me está invitando a una cita?
Vale, ahora mi estúpido corazón tiene una maldita buena excusa para martillear en mi pecho. ¿Salir con Hero? La cabeza me da vueltas de pensar en algo que decirle para rechazar su oferta. Desde luego, esto no es ir despacio, aunque ayer comí con él y eso no significa nada. No tiene porque ser una cita.
Tris: Y.. qué propones héroe?
Héroe: Cine y cena? La doble C nunca falla, siempre es un buen plan para una cita 😉
Oh, lo ha dicho. Ha dicho que es una cita.
A la mierda.
Tris: Perfecto, pero elijo yo, nada de miedo!
Héroe: Me parece genial. Te viene bien a las 5? Paso a recogerte
Tris: Genial 💜
No termino de mirar si contesta o no. Miro el reloj y veo que son las dos de la tarde, lo que quiere decir que en media hora vendrá mi tía a decirme que vamos a comer.
Salgo corriendo de la habitación y bajo las escaleras a una gran velocidad. Tengo el estómago hecho un lío, lleno de nervios y sé que no me va a entrar nada, porque vendrá el pánico. Es demasiado bueno para mí.
Entro sin llamar en la habitación de mi prima y me la encuentro en la cama, con la cabeza colgando de un lateral y los pies levantados mientras charla con su móvil. Da un respingo por mi entrada repentina, pero enseguida se recompone y se sienta en forma de indio mientras me mira expectante.
— ¿Y bien? ¿Vas a decirme por qué has entrado en mi cuarto como una loca? — pregunta al ver que no digo nada.
— Tengo una maldita cita — susurro.
Pego un respingo al escuchar el grito demasiado femenino de mi prima Johanna y cierro la puerta.
— ¿Ha sido Hero verdad? ¡Oh, Dios mío! ¡Esto es genial! — chilla.
Sigo mirándola sin decir nada.
— Espera, ¿por qué parece que, en vez de que un tío bueno te ha pedido una cita, te has comido una mierda? — pregunta frunciendo el ceño.
Camino los pasos que me separan de la cama y me siento frente a ella, en silencio. Ausente, pensando una respuesta a por qué me lo he tomado así. He dicho que sí, no es tan horrible. No voy a la guerra, ni me voy a casar con él. Solo es ir al cine, ver una película y comer algo más tarde. No hay pánico. Tú puedes Tris.
— Sí, es un tío bueno — respondo. Y parezco idiota por decir eso —. Es que.. no me lo creo — meneo la cabeza para despejar mi gilipollez y sigo —: En fin, ¿qué diablos me pongo?
Se la iluminan los ojos y sé que hoy no comeremos ninguna de las dos.
Menos mal que no me cabe ni un grano de arroz.
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Incondicional.
RomanceHero Jones, un chico con una rutina, amigos de toda la vida en el mismo pueblo de siempre. Inteligente, amable, guapo. Pero está cansado de siempre lo mismo. Beatrice Bolton, ha tenido unos momentos difíciles y eso la obliga a irse a vivir con sus...