25. Anillo

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BEATRICE

Conocer a la Yaya Jones me ha sentado realmente bien. Hemos pasado un día maravilloso y apenas he pensado en que mañana será un recordatorio del peor día de mi vida.

Hemos comido allí con ella un delicioso guiso familiar, luego nos hemos reído mucho más viendo El Jardín de la Alegría porque Marie decía que algún día plantará uno así con sus amigas y que podríamos ser sus proveedores. Esa mujer es increíble, nunca he conocido a una mujer con esa forma de ser y me encanta.

Cuando Héroe aparca el Jeep frente a mi casa, mi ánimo se ensombrece de nuevo porque no quiero estar sola en mi habitación. No quiero volver a pensar, a recordar todos los momentos que no volveré a tener, a llorar hasta que me duela la cabeza a punto de estallar. Estar con él me hace fuerte, me hace querer seguir hacia delante.

Lo que siento por él es algo tan grande, sé que debería tener miedo porque hace unas semanas que le conozco, pero ha sido mi mayor apoyo, y sé que no es como Mario, él no jugaría de esa manera conmigo. Por eso estoy tan segura a su lado, siento su protección, su cariño y cuando me ha pedido que sea su novia mi corazón ha estado a punto de salirse de mi pecho. Lo quiero todo con él.

Lo quiero a él.

— ¿Has dicho algo, nena? — su voz me saca de mis pensamientos.

Mierda. ¿Lo he dicho en voz alta?

— ¿Qué?

— Hemos llegado y te has quedado ahí, luego has murmurado que quieres algo.

Trago saliva.

¿Qué coño hago ahora? No puedo decírselo. Saldrá corriendo porque aunque confíe en él, es un tío y los tíos salen corriendo cuando escuchan las palabras.

Meto un mechón de mi pelo detrás de mi oreja y agacho la mirada.

— Nada. No quiero estar sola..

Siento su dedo en mi barbilla y luego extiende la mano hacia mi mejilla. Me encanta su tacto y lo busco mientras cierro los ojos.

— Nena, no estás sola. ¿Quieres que me quede? — abro los ojos y le miro —. Pensaba venir mañana para..

Antes de que termine de hablar me desato el cinturón en un arrebato y salto la palanca de cambios para sentarme a horcajadas sobre él. Su cara de sorpresa me hace soltar una risita. Sin tomarme más tiempo acerco mis labios a los suyos y nos convertimos en una maraña de besos. Su lengua entra en mi boca y sentir su tacto me hace gemir. Hero suelta un gruñido que vibra por todo mi ser.

Siento sus manos rodeando mi cara y nos separa para juntar nuestras frentes. Sus ojos se clavan en los míos y me quedo ahí, escuchando nuestras respiraciones aceleradas y mirándole de una manera en la que sé que él interpreta todo lo que estoy sintiendo en estos momentos.

Gratitud, protección, incondicionalidad, amor.

— Realmente eres mi héroe — susurro —. No sé que es lo que habría hecho hoy sin ti. Gracias.

Sus ojos no se separan de los míos en ningún momento.

— Sé que quizá es pronto para decirte esto — dice, y mi corazón se para a la vez que dejo de respirar —, pero nunca he sentido lo que siento por ti, y no hago otra cosa que pensar en todos los momentos que hemos vivido y todo lo que podemos llegar a hacer juntos — sus dedos recorren mi perfil y acaban perfilando mis labios —. Sé que seremos felices juntos, porque lo siento aquí — planta la palma de la mano en su pecho — cada vez que te miro.

Mis ojos se humedecen y soy incapaz de encontrar una respuesta. Solo puedo levantar mi mano y posarla encima de la suya para sentir los frenéticos latidos de su corazón.

— Déjame seguir estando a tu lado — murmura.

Levanto la mano que tengo libre y la poso sobre su mejilla. Siento el cosquilleo habitual en la punta de mis dedos como cada vez que le toco y estoy segura de que él también siente algo con mi tacto, porque suelta un pequeño jadeo.

— Todo el tiempo que quieras, héroe.

Sonríe.

— Eso podría ser mucho tiempo, nena.

Mi corazón empieza a latir con fuerza y siento como el calor sube por mi cuello hasta mis mejillas.

Le doy un último beso, me bajo de su regazo y me apeo del coche para ir a casa. Escucho como se abre y se cierra la puerta de su lado, y en menos de cinco segundos le tengo junto a mí cogiéndome la mano.

Cuando estamos en la puerta, me suelto de su agarre y cojo el anillo que tengo en el dedo índice. Lo miro y miro al chico que tan feliz me ha hecho estos días.

— Quiero darte esto — le digo.

Hero me mira cuando le cojo la mano y deposito el anillo en su palma. Me río.

— Sé que no te va a entrar en esas manazas que tienes, pero quiero que lo tengas contigo. Es especial para mí — cierro sus dedos al rededor de el objeto —. Me lo dio mi padre hace dos años en mi cumpleaños porque sabe lo mucho que me gusta la amatista.

Sonrío al recordar el momento en el que me lo compró en una de esas ferias medievales a las que tanto nos gustaba ir. Ese día era una niña de 16 años recién cumplidos, eufórica porque era mi día. Cuando vi ese puesto, con todos esos anillos que siempre me ha gustado llevar, no pude evitar detenerme a admirarlos todos. Mi padre dice que se me iluminó la mirada en cuanto vi su diseño. Un bonito anillo donde el aro de plata simulaban las ramas de un árbol hasta que en la montura se unían sujetando una preciosa amatista.

Hero abre la mano y vuelve a depositarlo en mi mano.

— No puedo quedármelo, Tris — niega frenéticamente con la cabeza.

Mi ánimo decae. ¿He interpretado mal todo lo que me ha dicho en el coche? ¿Quizá es demasiado compromiso para él? Parece que nota como se mueven los engranajes de mi cabeza, porque coge mi cara entre sus manos y me mira.

— No, no pienses cosas que no son. Me encanta que llegues a darme algo importante para ti, pero por eso no puedo aceptarlo. Te lo dio tu padre, nena. Es algo que te queda de él.

Vuelvo a respirar con normalidad y sonrío.

— Tengo muchas cosas que me quedan de él, héroe. Y no todas las que necesito son materiales — vuelvo a darle el objeto —. QUIERO que lo tengas tú.

Me mira durante lo que parece una eternidad y al fin se lo guarda en el bolsillo. Sigue sin decir nada, y lo siguiente que hace es besarme con una dulzura que me llena por dentro y siento la electricidad por todas partes. Nunca había besado a nadie de esa manera.

Estaba cayendo perdidamente enamorada de Hero Jones.

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¡Siento tantísimo el retraso! He estado de vacaciones, enganchada a otras lecturas y perfeccionando todo lo que va a pasar en esta historia.
Sé que habéis echado de menos a Herotrice, así que esta semana subiré dos capítulos para compensaros.
No os olvidéis, ¡comentad y votad!
Os💜💜💜

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