18. Nervios

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HERO

Mierda.

Mierda, mierda, mierda.

No contaba con estos putos nervios. De verdad que cuando le pedí a Tris que saliera conmigo, no pensaba en una cita. Simplemente hacer algo, pero esa estúpida palabra salió de mí de la nada. Y ahora, después de 17 años de vida, por primera vez siento que voy a vomitar antes de ver a una chica.

He salido con chicas antes, a cenar, a comer. Pero han sido momentos de casualidad, no ha sido premeditado, sabiendo a dónde ir y queriendo que sea duradero, no un momento de calentón. Yo no quiero eso con Tris. Quiero ir despacio, ver la película que ella quiera, ir a cenar a un sitio bonito y luego dejarla en la puerta de su casa, darnos nuestro primer beso y despedirme con un buenas noches. Quiero asegurarla que me gusta de verdad, que no voy a jugar con ella, ni a meterme en sus bragas y dejar de estar para ella.

Tengo que pensar dónde diablos voy a llevarla después del cine, y en este pueblo pocos sitios románticos hay. Bajando las escaleras, voy hacia el salón y busco a la persona que puede ayudarme.

— Papá — le llamo.

Gira su cabeza y me mira con los ojos verdes, un poco más oscuros que los míos.

— Dime, hijo.

— Verás.. — me toco la nuca con nerviosismo —. Hoy.. yo, eh, ¿dónde puedo llevar a cenar a una chica?

Mi padre suelta una sonrisa ladina y se levanta del sofá a la vez que mi madre y Rosie me miran con curiosidad.

Cotillas.

— ¿Mi bebé tiene una cita? — escucho decir a mi madre.

Pongo los ojos en blanco por su forma de llamarme. Una vez me llamó así delante de Tyler y casi tengo que pegarle un puñetazo para que dejara de reírse de mí.

— Mamá.. — me quejo.

— Déjale, Nat. Ya es un hombre — protesta papá con una sonrisa. Me defiende, pero sé que le hace tanta gracia como a ella su forma de referirse a mí —. Dime, ¿quién es esa chica? Debe de ser especial, porque nunca me habías preguntado hasta ahora.

Dudo sin hablar con él ahí o no, básicamente porque tengo a dos cotillas asomadas por el respaldo del sillón sin tener la más mínima intención de disimular. Sobre todo Rosie.

— ¡Oh! ¡Dime que es la chica del pelo bonito, porfi! — exclama dando palmadas con su manitas mientras da botes en el sofá.

Mamá suelta una risita, porque sabe perfectamente que está hablando de Tris.

— ¿La chica del pelo bonito? — pregunta un desconcertado papá.

— Sí, Rosie, es ella — contesto, admito, un poco avergonzado —. Es.. una chica nueva que llegó hace poco, papá. Ayer vino a hacer un trabajo, y Rosie la conoció.

Papá le lanza una mirada a mamá, y sonríen cómplices.

¿Qué diablos?

Bien, ¿sabes qué tipo de comida le gusta? — me pregunta papá.

— Uh.. — me froto la nuca —. No, apenas la conozco.. solo sé que es española y algunos detalles más, sin importancia — no creo que a mi familia le interesen sus problemas.

Papá parece sorprendido.

— ¿Española? Vaya — dice —. ¿Y cómo es que está aquí?

— Papá.. eso no importa, necesito que me digas dónde puedo llevarla en este maldito pueblo enano — espeto, ya irritado por tener una familia tan malditamente cotilla.

Incondicional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora