HERO
Estoy bajando las escaleras cuando me encuentro a mi padre en la entrada de casa. Abre los ojos sorprendido.
— ¿Qué haces despierto tan temprano? — pregunta.
Sí, así es. Son las ocho de la mañana de un sábado y es jodidamente raro que yo esté levantado a estas horas, pero quiero ser yo quien despierte a Tris en un día como este. Así que anoche cuando llegué, le envié un mensaje a Johanna preguntándole si podría ir temprano y me dijo que sí, pero que me dejaba la llave debajo del felpudo porque se negaba a madrugar para ver mi cara.
— Eh.. voy a.. — me rasco la nuca —. A casa de una amiga. ¿Qué haces tú?
— Tengo algunas cosas que arreglar de un caso — responde con una sonrisa extraña en la cara.
— ¿Qué? — pregunto.
Ríe.
— Nada, nada — levanta las manos y se va hacia la cocina.
Bajo la mano por mi cuello y mi manos tocan la cadena que me puse ayer. Es la única manera de llevar encima el anillo que me regaló ayer Tris.
Cada vez que recuerdo su sonrisa y su mirada cuando me lo dio, ese calor en el pecho vuelve con fuerza. No puedo evitar sentirme jodidamente afortunado por el detalle. Maldita sea, es un regalo de su padre. Su padre, alguien a quien no volverá a ver y, si fuera ella, me aferraría a cada pequeño recuerdo que tuviera. Sigo escuchando su respuesta en mi cabeza.
«Tengo muchas cosas que me quedan de él, héroe. Y no todas las que necesito son materiales.»
Tiene razón. Simplemente basta con los recuerdos, con los buenos momentos y las buenas palabras que nos dieron esas personas que no están. Al final, es lo único que permanece.
Cuando llego a la cocina mi padre me pasa una taza de café mientras sigue con esa sonrisa extraña en la cara.
—Bueno, ¿qué diablos pasa, papá? — pregunto.
—Esa chica.. — comienza —. ¿Es la misma de la cita?
Siento el color en mis mejillas y me siento idiota. ¿Desde cuando coño me sonrojo?
—Eh.. sí.
Me bebo el café de un sorbo porque no quiero tener una conversación como esta con mi padre y menos a estas horas. Casi siento que es madrugada.
—Nos vemos, papá.
Salgo corriendo con la risa de mi padre de fondo.
Genial.
•••
Aparco el Jeep frente a la puerta del local de Peggy y bajo corriendo. Hoy hace un día especialmente frío y húmedo así que tardo poco en llegar hasta el local.
— Hola, niño — saluda Peggy con sus sonrisa —. ¡Qué madrugador! Dime, ¿qué te pongo?
— Venía a por.. — llevo un dedo a mis labios mientras pienso —. Ponme unas tortitas y café para dos. Para llevar, por favor, preciosa — sonrío.
Rápidamente se mete hacia la cocina y empieza a dar órdenes. Saco el móvil para hacer tiempo mientras me preparan el pedido y ojeo las pocas redes sociales que tengo. Una de las publicaciones es publicidad sobre una librería en Londres y eso inmediatamente me da una idea.
— ¿Qué siropes te pongo, cariño? — la voz de Peggy me distrae.
¿Siropes? Mierda.
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Incondicional.
RomanceHero Jones, un chico con una rutina, amigos de toda la vida en el mismo pueblo de siempre. Inteligente, amable, guapo. Pero está cansado de siempre lo mismo. Beatrice Bolton, ha tenido unos momentos difíciles y eso la obliga a irse a vivir con sus...