Capítulo 15

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Un mes después

Narra Alicia

Ha pasado un mes desde que falleció María. Ha cambiado todo y todos pero no voy a hablar de eso, hoy no porque con sólo pensarlo me derrumbo y ya es hora de asumirlo.
Mi jefa me ha dicho que van a ascenderme pero que el trabajo no estará en Mallorca, sino que estará en Zaragoza, en Aragón. Estoy pensando en como decirles a los niños que nos tenemos que mudar, no es que me apasione la idea pero necesitamos el dinero, se nos va a hacer muy duro a todos pero no queda otra.

Estoy volviendo de trabajar, hoy se lo voy a decir a los niños, voy a hacer una comida que les guste para suavizar la noticia.

Acaban de llegar a casa:

- Niños a comer.

-Ya va.

Nos sentamos todos a comer, cuando estamos a mitad de comer suelto la bomba:

-Chicos, tengo que contaros una cosa- una vez capto su atención procedo a hablar- en el trabajo me han ofrecido un ascenso.

- Eso es genial- dice Luca.

- Lo que pasa es que tenemos que mudarnos- sus caras cambian- el trabajo es en Zaragoza, Aragón. Chicos ya he aceptado, nos iremos en verano.

-Pero- no le dejo acabar a Victoria.

-Ni pero ni pera, en verano nos mudaremos, la decisión está tomada y el contrato firmado.

-¿Y qué pasa con el equipo de fútbol?

- Está el Zaragoza, puedes jugar ahí perfectamente.

La comida continúa en silencio, un silencio incómodo. La vida es así, no siempre salen las cosas como se quiere pero toca seguir.

Narra Victoria

No me lo puedo creer, ahora que parecía que todo iba bien resulta que en unos meses me mudo, como no, me tengo que ir a tomar por saco. Estoy enfada, no con mi madre porque la entiendo, además necesitamos el dinero. Pero es que entenderme me voy a alejar de todos mis amigos, de el equipo de fútbol, de mi sueño.

-Me voy.

Tengo que contárselo a mi confidente, en otras palabras a Marco. Voy corriendo hasta su casa, una vez allí toco el timbre repetidas veces. No me acordaba de que hoy tenía entreno y no está en casa. Vuelvo sobre mis pasos y en vez de ir a mi casa voy al descampado a jugar a fútbol con los chicos que siempre están. Acabo de llegar:

-¿Puedo jugar?

-¿Tú? Venga guapa, no nos hagas perder el tiempo- me dice un chico de uno o dos años más que yo.

-No me lo hagas perder tú a mí- ohh se escucha del resto, no pienso dejar que me pase por encima, hoy no- me juego lo que quieras a que soy mejor que tú.

-Si quieres hacer el ridículo.

-Perdona que te diga pero el único que va a hacer el ridículo eres tú.

-Si gano yo... haces lo que te diga, te puedo asegurar que no te va a gustar.

-Si gano yo... haces lo que YO te diga.

-Hecho pero luego no llores, princesa- dice esto mientras me acaricia la cara, a lo que no dudo en meterle una torta.

-A mi no me  toques gilipollas.

-Cuando pierdas me vas a suplicar para que lo que te haga sea tocarte, guapa.

La gente está alrededor nuestro para ver lo que pasa. En ese momento veo a Igor, quien me dice que no lo haga con la cabeza.

Lo que callamos -Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora