Narra Marco
No puedo evitar despertarme al sentir como la rubia se remueve en la cama. Me giro para mirar el reloj de la mesilla y marca las ocho de la mañana. Vuelvo a mirar a la mallorquina y veo como se encoge y se coloca en posición fetal claramente incómoda. No puedo evitar mirarla preocupado, claramente se encuentra mal y no sé qué puedo hacer para ayudarla.
Me siento con la espalda apoyada en la pared y le comienzo a acariciar suavemente la espalda para intentar despertarla y tratar de ayudarle. En ese momento me doy cuenta de que es la primera vez que no me importa madrugar el día que tengo la mañana libre, porque la razón por la que lo hago es ella. Y una vez más me sorprendo del efecto que tiene sobre mí.
- Victoria- susurro cariñoso cuando veo como abre los ojos- ¿Te encuentras bien cielo?- le pregunto a lo que niega con la cabeza- ¿Qué puedo hacer para ayudarte mi vida?- vuelvo a preguntar porque de verdad que no sé qué hacer y es algo que mata por dentro, porque la veo mal y no sé cómo puedo evitarlo.
- Tranquilo, no es nada. Sólo, creo que... Dios, que vergüenza Marco- me dice tapándose la cara con las manos y ahí es cuando sé que le pasa, porque desde pequeños ese tema le daba reparo.
- Venga ya Victoria, hay confianza. Además es un tema totalmente natural, ya lo sabes- digo acercándola a mí para besarle la cabeza.
- Te juro que se suponía que hoy no me iba a bajar la regla, se suponía que me iba a venir pasado mañana. Lo siento porque seguro que te he manchado la cama y el pantalón. Y yo...- le interrumpo porque no me puede dar más igual si ha manchado algo o si ha dejado de hacerlo. Sobretodo porque es algo natural y no es ella quien elige cuando le tocan estos días del mes.
- Escúchame mi vida- le digo levantando su cabeza y el corazón se me encoge cuando veo cómo se le escapa una lágrima que no dudo atrapar con mi mano- No me importa si has manchado algo o si has dejado de hacerlo ¿vale?- le explico tierno y le doy un beso en la mejilla- Lo único que me importa eres tú y tu bienestar. Y Victoria, nunca pidas perdón por algo así, porque tú no tienes la culpa de que te venga la regla o deje de hacerlo, ¿entendido?
- Entendido. Es que- añade tanteando el terreno porque sabe que lo que va a decir me va a molestar- hace un tiempo tuve algo con un chico, se llamaba Carlos- y ahí veo por dónde van los tiros y de verdad que no puedo entender cómo hay personas a las que le molestan estás cosas- Y una vez me pasó algo similar y bueno, no le sentó del todo bien- responde recordándolo triste, veo cómo se le caen las lágrimas y no puedo evitar que mi hierva la sangre por lo que sea que le dijese ese imbécil.
- ¿Te hizo algo Victoria?- le pregunto serio y preocupado.
- ¿Me prometes que no te vas a enfadar?- me pregunta y ahí es cuando temo su respuesta, pero no puedo evitar asentir- ¿Me prometes que no se lo vas a decir a nadie? No lo sabe ni Saúl- sabe que me molesta esto pero asiento- Ese día me vino la regla porque se me había adelantado varios días. Ya sabes que nunca la he tenido extremadamente regular- dice y asiento porque de eso me di cuenta cuando éramos adolescentes- Y sin querer manché un poquito la cama. A él le molestó bastante y bueno, iniciamos una discusión. Yo traté de explicarle que no sabía que me iba a venir, que se me había adelantado. Sin embargo, él no estaba dispuesto a entenderlo, me llamó un par de cosas que prefiero no repetir y a la que me quise dar cuenta ya había levantado la mano y el primer golpe había caído- me pongo tenso, tengo que respirar varias veces para tranquilizarme porque sé que ella no tiene la culpa, que es la víctima y quién recibió los golpes. Pero no puedo evitar sentirme mal conmigo mismo porque no estuve ahí y quizás si hubiese estado lo podría haber evitado.
- Victoria- le susurro- ¿Te puso más veces la mano encima?- le pregunto y la verdad es que tengo miedo por su respuesta.
- Sí esa fue la primera vez y luego hubo cuatro veces más. Yo sabía que lo tenía que dejar y aunque cuando lo ves desde fuera parece totalmente evidente y sencillo, no lo es. Desde el primer golpe sabía que tenía que pararlo pero estaba completamente aterrada porque la primera vez que intenté dejarle me amenazó y bueno, volvió a...- le corto porque no puedo volver a escuchar cómo ese hijo de p*** le pegaba- Finalmente decidí grabar su última paliza y mostrarle el vídeo a la policía. Le denuncié y la policía estableció una orden de alejamiento. Cuando lo dije a Carlos que quería dejar la relación y que esa vez iba en serio lo hice en un bar con gente, para evitar que volviese a pasar- termina de contar y no puedo evitar admirar su entereza y fuerza, porque yo no sé si habría aguantado todo eso si hubiese sido ella.
- Dios Victoria. No sé qué decir, yo- no puedo acabar la frase porque no puedo aguantar más el llanto.
- No llores, por favor Marco- me dice mientras me abraza y me acaricia la espalda.
- Siento tantísimo que tuvieses que pasar por eso- le explico una vez ya me he tranquilizado- Es que, eres una de las personas más buenas que he conocido en mi vida y que te pasase algo así es tan injusto. Porque nadie se merece algo así, pero tú que eres una persona tan pura, que siempre consigues alegrarle el día a la gente aún te lo mereces menos. Victoria si alguna vez sientes que no te trato cómo te mereces, que te hablo mal o incluso si llego a ponerte la mano encima, déjame en ese mismo instante porque habré perdido todo el derecho de estar contigo y de ser tu amigo.
- Marco, te aseguro que si se que hay alguien incapaz de hacerle daño a otra persona, de ponerle la mano encima a alguien eres tú. Sé cómo te han educado y los valores que te han inculcado y estoy completamente segura de que serías incapaz de hacerme algo así. Y es por eso que me siento tan bien contigo. ¿Sabes? Después de la relación con él, pensé que nunca podría volver a tener una relación ni a querer a alguien. Pero entonces volviste a mi vida y me di cuenta de que estaba totalmente dispuesta a mantener una relación contigo, porque sabía que en ningunos brazos estaría tan segura como en los tuyos y que ningunos ojos me mirarían con tanto amor como los tuyos. Y sigo pensando lo mismo, porque eres una persona increíble y un hombre que tuvo una madre maravillosa que le enseñó cómo debe tratar a las mujeres y sobretodo te inculcó respeto hacia todas las personas. Y su alguien te respeta nunca te pondrá una mano encima ni hará algo que te haga daño.
- Victoria sé que lo sabes, pero necesito decírtelo. Te amo como nunca he amado a nadie y te juro que todo lo que hago es porque creo que es lo mejor para nosotros para ti. Si ahora mismo me dijeses que te quieres ir a la otra parte del mundo te seguiría sin dudarlo porque a día de hoy no me imagino una vida sin. Desde hace tiempo sé que mis días son mejores si son contigo y mis sonrisas más grandes si las provocas tú. Además, soy totalmente consciente de que lo primero que quiero ver al despertarme eres tú y lo último que quiero ver al acostarme eres tú. Así que Victoria ¿te gustaría mudarte con este mallorquín enamorado?- le pregunto aquello que lleva rondando semanas por mi cabeza y no puedo evitar ampliar mi sonrisa cuando veo lo feliz que es ante mis palabras.
- Dios Marco, nada me gustaría más que vivir contigo- dice plenamente feliz y se lanza a besarme.
- Y ahora amor mío, te vas a duchar mientras yo voy a comprarte todo lo necesario- le digo cariñoso, a lo que asiente encantada- A todo esto, ¿qué necesitas? Imagino que compresas o algo de eso pero no es que controle del tema- digo rascándome la nuca nervioso a lo que se ríe enternecida.
- Compresas con alas, mi vida.
- ¿Con alas, qué es un avión?- le digo gracioso ganándome una carcajada y sonrio orgulloso por haberle hecho reir.
Veo como se mete a ducharse al baño y observo las sábanas. Es cierto que hay una pequeña mancha y no puede importarme menos. Quito las sábanas para echarlas a lavar, pongo unas nuevas y me dirijo al supermercado que está al lado de casa.
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Lo que callamos -Marco Asensio
Fiksi PenggemarDos personas, miles de recuerdos y vivencias juntos, una misma distancia que los separa, cuando creen haber olvidado a quién fue tu hombro para llorar, a quien le contabas todo lo que a nadie lo hacías, quién te apoyaba y confiaba cuando ni tú lo ha...