Capítulo 41

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Narra Marco

Aparco el coche, abro la puerta de casa y dejo que la rubia que me ha robado el corazón entre primero.

- Hogar, dulce hogar- digo mientras dejo las llaves en el recibidor.

- Home, sweet home- contesta la mallorquina imitándome con sorna y sacándome la lengua.

- ¡Pero serás!- respondo haciéndome el indignado, pillandola desprevenida, cogiéndole como un saco de patatas.

- Marco, ¡Suéltame!- grita mientras se ríe y me da golpes en la espalda para tratar de liberarse- O me sueltas o te juro que...

No dejo que termine de hablar y la dejo caer en el sofá.

- Ya está, eres libre- respondo riéndome mientras la coloco debajo de mí, mis piernas sujetando las suyas y sujeto sus muñecas con mi mano.

- Marco, ni se te ocurra que nos conocemos- me dice riéndose mientras se mueve tratando de soltarse- Para, suéltame- dice mientras se ríe a carcajadas, y es que, como habréis podido intuir le estoy haciendo cosquillas.

Y es que tenéis que saber algo de Victoria: es la persona que más cosquillas tiene del mundo. Me acuerdo que cuando éramos pequeños le podías hacer cosquillas sin tocarla.

- ¿Te acuerdas la vez que casi te mato de la risa?- le pregunta el moreno una vez ha dejado de hacerle cosquillas.

- Como para olvidarlo- le contesta riendo- Casi logras que me haga pis encima- le dice dándole un golpe en el hombro, a lo que el mallorquín le agarra de la mano y la tumba encima suyo, para proceder a acariciarle la espalda.

Flashback

Mallorca 2001

Narrador omnisciente

Eran las cinco de la tarde en Calvià, en la casa de los Asensio y el pequeño de dicha familia y la mayor de los Carrasco jugaban en la habitación de este.

- ¡No vale! ¡Has hecho trampas!- grita indignado Marco al ver cómo pierde a las cartas.

- ¡Mentira! Estoy jugando bien, no es mi culpa que seas tan malo- le contesta indignada la pequeña rubia por sus acusaciones.

- ¡No mientas! ¡Yo juego bien!- contesta todavía más indignado y se asoma al pasillo para pegar un grito- Mami, ¿a qué juego bien a las cartas?

- Papi, ¿a qué yo no hago trampas?- pregunta Victoria siguiendo los pasos del moreno y saliendo al pasillo.

Los adultos atónitos por las preguntas de sus hijos, no dudan en acudir a la habitación para ver qué estaba pasando, pues estaban seguros de que algunos de los dos no estaba del todo conforme con el ganador de la partida de cartas. Y es que desde pequeños tanto Victoria como Marco han sido extremadamente competitivos y no han tenido un buen perder extremadamente destacable.

- ¿Se puede saber qué os pasa pequeñines?- pregunta María apareciendo con una sonrisa conciliadora.

- Es que- comienza a explicar la pequeña rubia mientras cruza sus brazos en señal de indignación- Marco ha perdido la partida- dice señalando al citado con el dedo- y está diciendo que he hecho trampas. ¡Pero yo no soy una tramposa!- termina poniendo una gran cara de indignación.

- Vamos a ver niños- interviene esta vez Juan- Halla paz.

- Marco, cielo, ¿por qué crees que Victoria ha hecho trampas?- participa Alicia, la madre de Victoria, agachándose y poniéndose a la altura del pequeño.

- Pues... Porque- tarta de explicar mientas se rasca la nuca buscando las palabras- Ella tenía muchas cartas y de repente no tenía ninguna porque ha empezado a echar un montón de cartas a la vez y eso no se puede.

Lo que callamos -Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora