10.

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Misuk

Últimamente no estaba durmiendo muy bien y me sentía muy cansada, mi agenda estaba muy llena y apena había espacio para mí misma. El trabajo de un profesor era agotador, llegas a casa y tu trabajo aún no termina. Entiendo ya porque mi padre a veces estaba tan cansado, ahora yo estaba viviendo una pequeñísima parte de lo que él ha vivido en todos estos años.

Tenía un poco de ojeras que las ocultaba con algo de maquillaje, mientras que siempre trataba de estar de buen humor internamente, no dejar que ninguno de esos chicos acaben con mi paz interior y tratar de siempre darle de la mejor manera y que mejor comprendieran, también debía ser muy recta y exigente, porque quería que aprendieran.

Chan y yo siempre estábamos juntos en los recreos, nos estábamos volviendo muy cercanos.

–Oí a unas chicas hablando cosas de ti. – habló levantando las cejas repetidas veces, mientras yo me reía por su expresión, se veía divertido. – Te tienen odio y miedo. – ahora sí solté una carcajada, era muy difícil conseguir ese sentimiento de una persona.

– ¿Por qué? – acomodé mi cabello y le sonreí.

–Según lo que oí, sus novios no dejan de mirarte y creen que le gustas. – volví a reír, esas chicas si eran inseguras de ellas, además no me gustaban los chicos menores que yo.

–No sería la primera vez que me tienen de crush. – él soltó una carcajada y despeino un poco mi cabello.

– Que engreída. – sonreí entre dientes y golpeé con suavidad su hombro.

–No soy engreída, estoy diciendo la verdad. – él solo asintió en su cabeza, como sí no estuviera muy convencido. – Y que ni se preocupen, no me interesan adolescentes con hormonas alborotadas. – él volvió a reírse, era una persona tan contenta y amable, sin duda era un buen chico.

–También dicen que tienes algo con Jeongin. – lo miré incrédula, para ser sinceros se me hacía un chico bastante agradable y tierno, pero era un adolescente que tenía que superar muchas cosas y empezar a vivir cosas felices, yo no podía tener nada con él, porque era mi alumno técnicamente hablando.

–Los dejaré que hablen, yo sé muy bien que nada de eso es cierto, así que... – alcé los hombros. – Que digan lo que quieran.

Jeongin me miraba mientras yo le explicaba sobre la literatura latinoamericana, que a mi consideración era una de las más ricas en el mundo, con grandes escritores que habían creado excepcionales historias, con las que te quedas de inmediato enganchado.

– ¿Cuál es tu escritor latino favorito? – pregunté algo interesada, él en toda la clase ni siquiera me miraba a los ojos, lo cual me molestaba en cierto punto, tampoco había hablado mucho. Solo había saludado, y de seguro fue de cortesía. ¿Qué he hecho para que me ignorándome?

–Paulo Coelho. – abrí los ojos, también era mi escritor favorito y siempre en mi cartera llevaba uno de sus libros, la manera como se expresaba, como hablaba de temas tan fuertes, era un escritor que había cambiado la literatura en todo el mundo.

– ¿Cuáles son sus obras favoritas de Coelho? – puse ambas manos en la mesa, mientras lo miraba, la suya chocó con la mía por un momento y el de inmediato la quito, raro...

–Me gusta mucho Aleph. – él chico tenía un gran gusto.

–Deme una síntesis. – hablé de inmediato y muy interesada. – Puede ser corta.

–Según mi entender narra una especie de autobiografía viajó en el ferrocarril ruso Transiberiano. En donde conoce a una joven de 21 años que lo lleva al pasado y así se reencuentra consigo mismo, es decir, descubre el "aleph", un punto de encuentro donde todo confluye. – soltó un suspiro y sobó su cara, quizás estaba cansado. – Una frase que me gusta y creo que debería escuchar y repetir en mí día a día de Aleph es... No permitas que tus heridas te transformen en algo que no eres. – estaba muy de acuerdo con lo que el chico pensaba, él era muy inteligente y capaz, eso me lo demostraba todos los días, pero al estar tan preocupado por su madre y su situación empezó a decaerse.

Dulce y Lindo pecado ➳ Yang JeongInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora