19.

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Mi ser se llenó de repugnancia al ver tan estúpida escena, tenía ahora más miedo por mi madre. Mi cuerpo duro en reaccionar, mientras me prometía a mí mismo no derramar ni una sola lágrima.

Tomé mi celular y encendí la linterna de mi celular, mientras le daba un azote a la puerta.

–¡Maldita bestia! – bramé, estaba muy furioso. Por haber encontrado a mí padre teniendo relaciones con otra mujer, en la cama en la que dormía con su esposa. Mi padre era un maldito bruto sin cerebro, era alguien despreciable.

La mayoría de hijos amaban a su papá, pero yo lo odiaba. No se merecía más que el desprecio que le tenía.

Ambos se separaron y los miré a ambos con todo el asco que tenía acumulaba, mientras soltaba un alarido.

–Vamos mujerzuela lárguese. – musité muy molesto, sentía mi sangre hirviendo en llamas. – Sí no se va subiré a redes sociales el video que estoy grabando ahora mismo. – amenacé con los ojos entrecerrados, mientras que ella se cambiaba rápido, no la estaba grabando, pero era una jodida simulación, para que se fuera de una vez. Ella luego de cambiarse salió corriendo entre lágrimas, que no se hiciera la víctima, que no era tan estúpido como para creerle.

–¡Estás loco maldito imbécil! – explotó mi supuesto padre desde que esa mujer se fue, yo solo solté una risilla sínica, yo era el único que tenía el derecho de explotar en este momento, pero estaba más que consciente que mi papá lo iba a hacer, era tan predecible la manera en como actuaba.

–¡El único que está loco eres tú, maldita mierda! – volví a bramar, haciendo que mi voz se volviera algo más grave, poniendo mis manos sobre mi cadera.

–No hables así maldito escuincle. – volví a reír, no me importaba, ni lo más mínimo. Solo quería matarlo, pero yo no me ensuciaría mis manos con alguien como él, yo no sería capaz de matar a una persona.

–Me vale un rábano tus amenazas papito... – sentía como mi cuerpo entraba en calor, la rabia se esparcía por mi cuerpo, haciendo que mi rostro se tiñera de rojo. – Te atreviste a meter a la cama de tu esposa a otra mujer, sabía que eras capaz de muchas cosas, pero no creía que hicieras eso. – levanté una ceja. – Aunque una bestia como tú... – ladeé mi cabeza. – Te odio... lo peor del caso es que me tocó un adefesio como padre.

Fue como jugar con el diablo. De un impulso puso sus manos sobre mi cuello y comenzó a apretarlo con fuerza, sacándome mucho aire, y pegándome a la pared de la pequeña habitación.

–Los únicos adefesios son tú madre y tú. – con algo de fuerza mi puño fue de manera dura a su cara, así logré a zafarme, pero al hacerlo su puño impactó en mi rostro haciéndome caer al suelo. – Tuve que convencer a tu madre para que te abortará. – se subió encima de mí y el empezó a golpear mi rostro haciendo que se me rompiera el labio, lo único que se me ocurrió fue escupirle la sangre en su rostro, el soltó un grito de asco.

–Tuviste que hacerlo, así mi madre no estaría hatada a un bruto, alcohólico y drogadicto como tú, porque mi hermano ya está bastante grande y se fue de aquí por eso mismo. Preferiría cualquier cosa a que mi madre esté contigo. – hablé casi en un hilo de voz, dando fuertes puñetazos en el estómago del mayor que soltaba quejidos y golpeaba mi pecho con furia, también mis ojos.

Me sentía tan bien al golpear a mi padre, sentía que todo lo malo que nos estaba haciendo se lo estaba devolviendo, aunque él ahora mismo me estaba matando, sus golpes dolían, esperaba que los míos también lo lastimasen.

¿Por qué existían personas como él? ¿Por qué me tocó a mí tenerlo como mi padre?, la vida podía llegar a ser muy injusta, conmigo siempre lo ha sido. ¿Dónde estaba ese Dios piadoso del que tanto hablaban?, porque al parecer no se recordaba de mí, mientras el demonio me acribillaba.

Dulce y Lindo pecado ➳ Yang JeongInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora