Especial Jessica

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Había una vez dos pequeñas hermanas que le tenían mucho al ogro malvado y cruel que vivía con ellas, los nombres de ellas eran Lucia (la pequeña de 7) y Aranza (la mayor de 11).
Sin embargo siempre atacaba a Aranza, él decía mentiras sobre que era hija del diablo y que era una bastarda pero en realidad es que si era hija del ogro al igual que la pequeña Ángel llamada Lucy.
"Ángel" así le llamaba su padre pues era una hermosa pequeña con rizos rubios y una cara angelical, era un verdadero ángel tan puro y tan bueno.
Pero ellas le temían al ogro y siempre soñaban que muy pronto se irían al cielo, ese hermoso lugar que tanto hablaban en donde iban a rezar, solo ahí serían felices.
Un día ellas se fueron a dormir escuchando como el ogro atacaba a su madre, no podían hacer nada y cuando despertaron ya estaban en el cielo, habían muerto mientras dormían y así no hubo dolor.
Ahí ya no había dolor, corrían y saltaban entre las nubes siempre con una sonrisa en sus caras, donde antes había lágrimas pero a partir de ese día ya no derramaron ni una sola, fueron felices por toda la eternidad.

-Lucy: ¿Enserio crees que podamos ir cielo pronto?

Me pregunto con ese tono de voz entre curioso y tímido, ella era extremadamente tímida a causa de papá.

-Aranza: Por su puesto pequeña te aseguró que así será, muy pronto nos iremos al cielo y seremos felices por toda la eternidad.

Le dije eso cuando estábamos acostadas en el piso de nuestra recámara la cual tenía nubes pintadas, él ogro me habia atacado, me pateó hasta dejarme en el piso y todo porque mi madre no estába en casa cuando llegó del trabajo.

Nuestro cuarto estaba lleno de cruces, las ventanas estaban tapadas con una bolsa negra de basura pues papá decía que así no la veían los malos por esta a su pequeño ángel que dormía en esa habitación.

El cuarto estaba lleno de dibujos pegados en la pared, eran hechos por mi hermanita así que papá la dejaba ponerlos, claro sólo los de ella porque los míos los quemaba diciendo que eran "mensajes subliminares del diablo"

Lo irónico era que jamás se fijaba en los dibujos de Lucy, estos eran de dos niñas juntas jugando en un parque de juegos otros en nuestra casa, otros son de esas dos niñas escondidas bajo la cama escondidas, también había otros donde están mamá e hijas abrazadas al parecer asustadas porque el ogro quiere entrar a casa, otro dibujo otro es donde el ogro logra entrar y las dos niñas lloran porque se come a la madre.

Sí, éramos nosotras esas dos niñas asustadas y mi madre era la que se comían, pero al parecer el tonto de mi padre jamás lo noto.

Ahí acostada en el piso con mi hermana apoyada en mi brazo mirando las nubes falsas, recordaba la golpiza de hace rato.

-Papá: ¡Esta con amante! -Me repetía mientras me paseaba las costillas- Y tu eres su cómplice maldita bastarda.

Juro que escupi sangre pero eso a el no le importó, desde el suelo podía ver sus ojos saltones rojos y la mirada perdida mientras no dejaba de patearme.

A veces deseaba que siguiera hasta matarme para ir al cielo y ya no sufrir pero él sabía muy bien cuando parar para no hacer eso.

-Papá... por favor basta... volverás a romperme otra costilla...

Dije eso último volviendo a escupir sangre, hablaba con dificultad entre cada patada, juro que estaba a punto de cerrar mis ojos por el dolor.
Él se agachó y me miro con detenimiento yo tenía la cara toda golpeada sentia que iba a morir pero él me miraba a los ojos ladeando su cabeza como un maniatico, esos malditos ojos saltones rojos que me daban mucho miedo, mientras yo lo miraba adolorida pidiendo con la mirada que se detuviera.

Tras los pasos de mi hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora