Capítulo 14: Pequeña Demonio

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Días después

Nunca pensé que el diablo tuviera una hija ademas que tuviera nombre y apellido.

Su nombre Mildreth Franco Hierro tiene 7 años y de cariño le dicen Milly.

Esta niña fue un castigo por mi comportamiento, ah no perdón "Es una enseñanza para reflexionar sobre lo que hiciste" Palabras impuestas por mi hermana pues no quiso utilizar la palabra con "c" (castigo) pues desde que hicimos las paces ah sido otra.

Ella dice que ya no quiere castigarme y ser la mala del cuento pero debo aprender a comportarme y no actuar por impulso.

Por favor como si yo actuará por impulso siempre, lo hago a veces lo confieso pero no siempre.
Todo por culpa de Leonora pero esa maldita se lo busco sólo que creo que esta vez me pase un poquito.

Un día antes

La clase de natación había terminado y ahora todas estábamos en las duchas, fui de las primeras en bañarme para llevar a cabo mis plan contra Leonora, resulta que es alérgica al polen fue lo leí en su expediente.

Nunca había escuchado que alguien fuera alérgico al polen aunque bueno yo lo soy a las moras y nueces pero no al polen.

Además de que el helado lo tengo prohibido digamos que no lo proceso bien.

En fin como fui la primera en bañarme salí antes y mientras todas las demás se bañaban o se vestían yo me escabulli al casillero de la chica, abri el casillero gracias a los trucos que me había enseñado mi ex-novio para luego sacar el perfume de Leonora su favorito y poner una imitación idéntica pero con un toque solo un toque de polen.

Este lo conseguí en un invernadero que está por la casa así que no fue difícil, en fin me las ingenie para hacerlos polvo y echarlos al perfume de imitación el cual era el favorito de Leonroa.

Solo me encargue como paso final de ponerle la etiqueta original que conseguí por Internet y lo guarde de nuevo en su lugar.

Claro que está más de decir que tuve que poner todo como estaba para no levantar sospechas, justo cuando estaba por irme escuche las voces de Leonora con sus amigas así que el único escondite más cerca era en los cestos de toallas sudadas y calcetines sucios.

No tuve de otra, fue lo peor del mundo estar ahí adentro, el olor era tan penetrante que se metía por mis fosas nasales hasta el cerebro provocando que me diera la sensación de mareo y vómito.

Aún desde aquí podían escucharse las voces de las chicas así que me asomé un poco de modo que sólo saliera parte de mi cabeza hasta los ojos.

Aún desde aquí podían escucharse las voces de las chicas así que me asomé un poco de modo que sólo saliera parte de mi cabeza hasta los ojos

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Tras los pasos de mi hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora