Lisa 10

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Se sentía un poco incómoda por las miradas en su dirección, habían tantos rostros que realmente no veía ni uno. Sus manos comenzaron a sudar y para disimularlo abrazó el bolso que le regaló Jisoo.

Debía presentarse ante todos ellos y su cerebro no ayudaba en nada pues solo recordaba como hablar en tailandés; años y años estudiando coreano para que todo se vaya en un segundo. Su corazón se aceleró un poco.

—...Por esa razón la dinámica cambiará dentro de poco.—No había escuchado nada de lo que dijo.—Ahora, por favor, preséntate.

En su rostro fingió una sonrisa ocultando su nerviosismo.—Yo soy Lalisa Manoban, espero nos llevemos bien.—Reverenció rezando para que aquel incómodo momento acabara.

Chocó con los ojos de aquel castaño y la misma corriente de hace un rato paseó por su cuerpo.

—Perfecto, puedes sentarte junto Kim Ye-Rim.— Seguía sin poder ver los rostros.

Esto de que la miraran todo el tiempo le daba cólera.

Llegó a su asiento e intentó saludar a la chica que ya estaba ahí, pero esta solo apartó su mirada al frente. Tenía miedo, miedo de volver a experimentar los mismo que su anterior escuela.

Intentando distraerse copiaba el tema del pizarrón a pesar de que ya lo conocía; hundida en sus pensamientos colocaba toda su fuerza sobre el lápiz y no se dió cuenta hasta que la punta se rompió. Miró de reojo un sacapuntas asomándose del estuche de su compañera

—Disculpa.—susurraba.—¿Podrías prestarme un sacapuntas?

—No tengo.—Respondió sin siquiera verla.

Comenzaba a cuestionarse si el cambio de escuela era algo bueno o no. Luego de un rato el timbre sonó, aquella clase por fin había terminado; pero si pensó que tendría algo de paz, estaba equivocada, pues automáticamente varias chicas se acercaron a su escritorio.

—¡Me gusta tu cabello!¿Cómo lo cuidas?

—Tu piel parece de porcelana.

—¡Luces como una muñeca!

Comenzaba a sentirse sofocada.

—¡Lis!—La multitud se calló dejando escuchar a Jisoo.

—D-debo irme.—Recogió todo.—Hablaremos luego.—Colocó nuevamente una sonrisa y agradecía de que su amiga llegara a tiempo.

Caminaba junto a ellas absorta en sus pensamientos ¿Era lo suficientemente buena para esta escuela?¿Por qué la gente susurraba tanto?¿Ya sabían de su condición? Muchas preguntas rondaban en su mente.

—¡Lalisa!—Chasqueó lo dedos frente a sus ojos, se fijó en el ceño fruncido de Jennie.—Te estamos hablando ¿No te das cuenta?

—A ver.—Se entrometió Jisoo.—Primero que todo, mentón arriba.—Con su mano subió su cabeza.—Siempre.

—Mírame.—Llamó Rosé.—Sonrisa.—Señaló con sus dedos.

—Sin dientes, queremos algo tierno no dar miedo.—La corrigió Jennie.—Mucho mejor.

Su mayor se acercó y le colocó algo de labial.—Listo, ahora...—Lo guardó.—Espalda recta, coloca tu bolso en un solo hombro.

Era mucho para memorizar ¿Cierto?

Emprendieron su viaje hacia el comedor, este primer día estaba siendo algo raro, no recordaba sentirse tan observada ni si quiera en su otra escuela, y pensar que así sería cada día simplemente la angustiaba.

Al entrar al comedor quedó impresionada de ver lo amplio del sitio más de cerca, aquellas mesas que lucían realmente costosas y sobre todo la comida que se vendía.

Aunque le pareció extraño el como ignoraban mesas libres, suponiendo que era lo que buscaban.

—Hay varias mesas para allá.—Iba a señalar volteando su rostro.

—Limario.—Jennie tomó su brazo.—Nunca miramos hacia atrás.—Su agarre era muy fuerte.

—¿V-van a comprar?

—¿y comer toda esa basura?—Señaló la bandeja de una chica ¡Parecía una carísimo plato de restaurante! No entendía como decían eso.—¡No!

Al tomar justo la mesa del centro sacaron tres ensaladas iguales sobre esta, Lisa se confundió al verlo.—¿Ensalada?—Asintieron.—Pero a Nini ni si quiera le gus-.—La callaron.

—Nini, aquí no.—Sentenció la dueña del apodo.

—Pero tu me dijiste Li-.—La interrumpió.

—Siempre me ha encantado la ensalada.—Debía reírse de la lamentable mentira que creó, sobre todo por su rostro al probarla.

—¿No es un chiste?—Negaron.

—A la salida te presentaremos a todos, ahora andan algo ocupados en sus grupos.

se le pasó el tinte...—Escuchó tras ella.

Para nada natural...

—Te aseguro que no sabe si quiera que es un corrector...

—¿Cuánto le costó estar ahí?—Parásitos. Quería dejar de ser el centro de atención.

—Yo...—Miró a su alrededor.—Yo voy a ir al baño.—Se levantó.

—Mentón arriba, espalda recta...—Dejó de escuchar.
¿Por qué eso importaba tanto?

Por andar en sus pensamientos chocó con una persona, sin verla se disculpo y siguió su camino hacia afuera, interesándose de un árbol que estaba solo a lo lejos.

Divisó bien la figura bajo este, acaso era...¿¡Kim Taehyung?!

Heartbeat »Lizkook«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora