2-. La Academia

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El capitán general le había dado un mes para que descansara pero ella lo rechazó, alegando que se sentiría una inútil y que prefería hacer algo productivo en la academia, al ver la determinación de la joven capitana le dijo que se tomará aún que sea una semana para que descansara y así le diera tiempo de prepararle las cosas que serian sus deberes. Aceptando se marchó a la mansión de su hermano. Ahí pasaría la semana tranquila y curando su herida.

Su hermano no estaba ya que que se encontraba fuera arreglando detalles diplomáticos, eso la alivio un poco. No es que no lo quisiera, simplemente no se sentía preparada mentalmente aún para verlo, ya que desde que se había ido no lo había vuelto a ver.

La semana pasó tranquilamente, leía, paseaba por los jardines de la mansión, trataba de entrenar pero la servidumbre no se lo permitía cuando la atrapaban haciéndolo.

Le agradaba estar sola, desde que fue adoptada siempre fue así, rodeada solo de sus profesores que le enseñaban desde etiqueta hasta diversos tipos de combate. Nunca se quejó al contrario estaba agradecida de la bondad de su hermano ya que la saco de los barrios más bajos del seritei y se dedicaron a educarla como toda una Kuchiki. La vida de un shinigami es muy diferente a la de un humano ya que ellos envejecen lentamente y por esa razón tubo suficiente tiempo para entrenarse y lograr ser capitana aparentemente a corta edad.

- Kuchiki-sama acaba de llegar esto para usted-le comunicó un sirviente entrando al comedor donde se encontraba comiendo y le entregó un sobre ancho

- Muchas gracias -.

Supuso que serían las indicaciones de su nuevo trabajo en lo que se recuperaba. Decidió terminar de comer e irse al jardín para ver en qué consistía las nuevas indicaciones.

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Como les prometió a sus hermanas decidió irse el fin de semana a casa, pasar un rato con ellas y ver a sus amigos que habían decidido tener una vida normal en la ciudad y estudiar carreras normales.

Ichigo salió de su casa para ir a la de Orihime, pues habían quedado de verse ahí. Caminaba tranquilo y pensativo, casi no le gustaba tomar descansados, prefería entrenar para volverse más hábil y fuerte pero ya les había prometido a sus hermanas ir a verlas. Llego a un edificio y empezó a subir las escaleras, ya se oían pláticas y risas, toco y al abrir la puerta vio a su amiga de infancia Tatsuki, no había cambiado mucho seguía teniendo su cabello corto y negro, alta, delgada pero bien tonificado por los entrenamientos de karate, siendo ella buena en el combate no se animó a inscribirse a la academia prefirió dedicarse a continuar con el doyo de su padre. Se vieron y se sonrieron.

- Me alegra verte -. Dijo sin ningún entusiasmo en particular pero eran sinceras esas palabras.

- También me alegro de ver qué sigues igual -.

Lo dejo pasar y de repente por autoreflejo le dio un golpe a su amigo Keigo que se le había aventado para abrazarlo y este empezó a chichar

- Que malo eres Kurosaki, uno que está gustoso de verte y tu golpeando -. Lo desvía mientras su amigo Mizuro lo ayudaba a levantarse

- Sabes que nunca me gustó que lo hicieras-. Keigo siempre era así, siempre aventandosele

- Me alegro que por fin te dejes ver-. Mizuro solo le dio una palmada en el hombro y se fueron a sentar

- Pensé que ya estarían aquí Ishida y Chad-.. Dijo volteando a ver a su al rededor

- Somos puntuales Kurosaki no como tú- dijo un joven de lentes y cabello medio azulado y negro saliendo de la cocina atrás de él venía Chad con Inue

- Hola a ti también, hola Chad, Inue- dijo y se volvió a sentar bien en el sofá

- Hola Kurosaki-kun-. Saludo Inue una jovencita muy bonita y con un gran cuerpo-. Me alegro que decidieras venir ya todos te extrañaban-. No se incluyó ya que ella había decidido entrar también a la misma academia que él y solía verlo muy a menudo.- verdad Chad-kun-

Mi camino... serás tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora