II

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-Puertas abiertas siempre Hillary, ya sabes.- escuchamos a la señora Amalia gritar desde la cocina cuando se da cuenta de que Hillary me lleva a su cuarto.

-Sí señora.- responde Hillary.

-No es como que vayan a hacer algo.- dice Jonatan riendo.

Jonatan es el mayor de la familia tiene ya 15 años y siempre está burlándose de mí.

Mientras subimos las escaleras aprovecho para mirar la hora y no le presto atención a Jonatan.

Las 8:45 aún queda tiempo para que podamos jugar.

Cuando llegamos a su cuarto Hillary me muestra su nueva colección de peines para el cabello y empieza a describirme todos y cada uno de ellos y me explica cómo funcionan.

Mientras Hillary me explica usa los peines para que yo pueda ver lo que le hacen al cabello, el cabello de Hillary es wow, es muy sedoso y suave y es delgado y rubio y cae sobre su espalda como un río de oro.

A veces quisiera tener el cabello un poco más largo, así podría usar los peines de Hillary pero mi padre dice que los hombres se cortan el cabello cada 3 o 4 semanas y que el cabello largo es sólo para niñas.

Así que tengo que llevarlo corto.

-¿Trajiste la muñeca?- pregunta Hillary.

-No.- respondo un poco triste -Tuve que dejarla escondida.- agrego

-oh, qué mal. Es una de las más bonitas pero bueno, no importa te prestaré ésta por hoy.- responde.

Yo la tomo entre mis manos y durante unos minutos no hago más que mirarla.

Lo pequeña que es su cintura y el bonito vestido que tiene, su cabello rubio casi parecido al de Hillary y un solo tacón negro.

-¿Y el otro tacón?- pregunto

-Lo perdí.- responde Hillary como si nada.

-Hasta las 10, Hillary.- dice la señora Amalia pasando por el pasillo y mirándonos

-Sí señora.- responde Hillary.

Entonces aprovechamos cada minuto de juego.

Hasta que se hacen las 10 de la noche y tengo que salir de la casa de Hillary, bajo las escaleras esperando encontrar a la señora Amalia en la sala principal pero en vez de eso es Cole quién está en frente de la televisión.

-¿Ya te vas?- pregunta.

-Sí.- respondo sin levantar la cabeza.

Intento llegar lo más rápido que puedo a la puerta para poder salir sin hacer ruido y no despertar a la señora Amalia pero Cole se interpone entre la puerta y yo.

-¿Por qué?- pregunta.

-Mi padre se dará cuenta si me tardo un poco más.- respondo buscando espacio entre Cole y la puerta para poder salir.

-Quedate la noche aquí.-

-No puedo dormir en el cuarto de Hillary.- respondo.

-Duermes en el mío.- dice

Pero eso no es correcto.

Si papá llegase a enterarse de que dormí fuera de mi cama me mataría a golpes. Además, los hombres no duermen juntos.

-Deja que se vaya.- escucho a Jonatan desde la escalera.

Y Cole mira hacia arriba asustado por encontrarse con la figura de su hermano en la escalera, por un segundo levanto la vista y noto lo pálido que se ve porque lo hayan descubierto bloqueandome la puerta.

Pero se hace a un lado y puedo salir.

Entro a mi casa por la ventana de la cocina que había dejado abierta antes de salir y momentos justo antes de caer me quito los zapatos y los llevo en la mano para no despertar a papá que sigue tumbado en el sillón.

Abro el refrigerador para tocar la cerveza y revisar si está enfriando pues no quiero mañana recibir otro golpe y subo a mi habitación.

Cierro la puerta tras de mí cuando entro a mi cuarto y me desvisto.

De pie frente al espejo de mi habitación pongo mis manos a ambos lados de mi cintura y empiezo a empujar hacia adentro solo para ver cómo se vería mi cuerpo si tuviera la cintura de la muñeca de Hillary pero en el momento en el que siento que respirar ya no es tan fácil me suelto las manos y decido entrar en la cama.

Rezo.

La misma oración de todas las noches.

Le doy gracias a Dios por un día más, le pido perdón por lo malo que hice hoy y justo como todos los días le pido que por favor me ayude con mi padre, le pido que me ayude a no hacerlo enojar más para que ya no me pegue y le prometo ser un buen muchacho.

Quizás ésta vez sí me escuche.

Ya veremos mañana cuando amanezca.

Y pensar en mañana me hace recordar que es el cumpleaños de la señora Amalia.

Así que antes de dormir por completo decido sacar la caja de materiales de la escuela y tomar cartulina y unos cuántos marcadores para escribirle una tarjeta de felicitación a la señora Amalia.

La decoro con varios colores e incluso decido dibujar una rosa y decorarla con brillos.

Doblo la tarjeta y la guardo en mi maletín escolar para esconderla de mi padre y para entregársela mañana en mi camino de regreso de la escuela.

Luego de eso decido dormir.

Pero cuando ya estoy a punto de conciliar el sueño recuerdo que se me olvidó un detalle muy importante de la tarjeta.

La dedicatoria.

Así que me levanto y tomo el marcador y la tarjeta para completar lo que me hace falta.

De: Jason Dardo.

Para: Amalia Chachki.

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Ésta historia estará increíblemente cargada de emociones y de otras pequeñas historias, entonces quiero que me tengan paciencia porque ya saben que soy un perfeccionista y quiero que cada mínimo detalle sea adecuado.

Además, es importante que sepan que cuando el capítulo tenga letra cursiva quiere decir que es un flashback (o recuerdo) de la vida de Jason ❤️, sin más no olviden votar y de nuevo gracias por creer en mí y apoyarme con éste libro♥️ 

PERFORMING ARTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora