Hoy es mi cumpleaños número 18.
El día en el que me prometí a mí mismo contarle a mi padre sobre Violet, y aunque he estado preparando e imaginando la escena de una y mil formas no deja de asustarme.
Cuando desperté encontré un postre en la ventana de mi cuarto y todo apunta a que fue Jonatan quien lo dejó ahí. Para empezar, creo que él sería el único lo suficientemente loco como para subir hasta allí, en segundo lugar, Cole no se atrevería a acercarse a mi casa para dejarlo sin que Jonatan no se diera cuenta, y número tres, no estoy seguro de si a Hillary le haya quedado tiempo para recordar que hoy es mi cumpleaños pues ha estado muy ocupada los últimos 8 meses con Alan, su novio.
Así que sí, fue Jonatan sin duda.
Disfruté mucho del postre y cuando lo vea se lo haré saber.
-Buenos días.- digo cuando veo a mi padre terminando de vestirse para ir al trabajo
-Feliz cumpleaños.- dice guardando la última parte de su camisa de botones dentro de sus pantalones sin mirarme siquiera. -¿Cuántos son?, ¿20?-
-Gracias.- respondo abriendo el refrigerador para ver qué puedo preparar de desayuno. -Son 18.-
-Ah ya.- responde. -Nos vemos en la noche. Espera a que yo llegue- dice y sale.
Segundos después escucho el rugir de su camioneta una, dos y tres veces, luego lo escucho maldecir porque no arranca y en el cuarto rugido escucho las llantas contra el pavimento, todo esto mientras miro fuera de la ventana hacia el segundo piso de la casa Chachki esperando que por un milagro Jonatan salga a decirme que sí fue él quien dejó el postre.
Cuando veo que no sucede decido tomar la caja de cereal y preparar mi desayuno, me siento en la mesa del comedor que aunque tiene cuatro puestos vacíos siempre ocupo el mismo.
En la escuela cerca de 6 personas me felicitaron por mis cumpleaños, 4 de ellos profesores, y el día pasa como si nada hasta que Hillary decide dedicarme unos segundos de su tiempo.
La veo correr por el pasillo, su largo y rubio cabello siendo removido por el viento mientras se acerca a mí.
-¡Feliz cumpleaños!- dice y me regala un abrazo. -Te deseo lo mejor, no tengo mucho tiempo, iré con Alan a comprar una maleta cuando salga de aquí.-
-Muchas gracias.- respondo.
-Te veo luego.- dice cuando ve a Alan pasar por el pasillo y hacerle señas de que la necesita junto a él.
Honestamente no sé si nuestra distancia se debe a mí o a ella. Si es mi culpa o es de ella. O si simplemente así es como la vida sigue su curso.
Últimamente simplemente he optado por pensar que ahora cada quién tiene distintas ocupaciones aunque las mías sigan siendo las mismas.
Yo solo estudio, hago ejercicio, hago estiramientos y paso el resto del día en su casa con Jonatan escuchando música y hablando de la chica que le gusta mientras secretamente espero que ella se acerque a la puerta y me diga que necesita hablar conmigo un momento.
Así sea para hablar de Alan.
Pero nunca sucede, porque mientras yo ruego por unos segundos de su tiempo ella lo dedica enteramente a él.
-Es su primer noviazgo, es normal que se ponga estúpida. Además, siempre ha sido una estúpida.- me dijo Jonatan la primera vez que le confesé que su distancia me dolía.
Aunque para mí no sea una estúpida y nunca lo haya sido. Ella sigue siendo mi mejor amiga, la que me ayudó a aceptarme como soy, la que nunca critico mi estilo de vida y la que siempre estuvo ahí cuando se me acababan los labiales.
Cuando llega la noche muy a mi sorpresa mi padre llega un poco más temprano y tal como me dijo lo esperé dentro de casa.
Y me sorprendo más aún cuando abre la puerta y lo veo empapado de pies a cabeza cubriendo con su cuerpo un pastel de la lluvia torrencial que hasta ahora noto.
-Feliz cumpleaños.- dice sacándose las botas, dejando el pastel en la mesa y sacudiendo su húmedo cabello como un perro mojado.
Y por unos leves segundos lo veo con una sonrisa en mi cara y recuerdo que muy en el fondo de mí existe una parte que lo quiere y lo respeta a pesar de todo.
Yo busco una vela dentro de los cajones y cuando la encuentro la pongo en el centro, busco un cuchillo y enciendo la vela para pedir un deseo mientras mi padre saca del refrigerador una cerveza y se sienta en uno de los asientos vacíos de la mesa del comedor.
Cuando apago la vela parto una porción para él y otra para mí, me siento frente a él y la comemos en silencio.
Luego de eso se levanta, termina de cambiarse y se sienta frente al televisor.
-Ve con ellos, el pastel es grande.- dice.
Y sin pensármelo dos veces subo a mi habitación a ponerme un impermeable, bajo por el pastel y lo llevo cuidadosamente, con la cabeza mirando al suelo para poder protegerlo de la lluvia hasta que un ruido me obliga a levantar la cabeza.
Es el golpe de una maleta contra el asfalto.
Cuando levanto la cara me tomo unos cuánto segundos en procesar lo que está sucediendo frente a mí.
Hillary está sacando una gran maleta de la puerta de los Chachki mientras la señora Amalia la hala del brazo y le ruega con voz quebrada.
-¡No hagas ésto!, No seas tonta.- escucho.
-¡Déjala mamá!, Siempre ha sido tonta.- escucho la voz de Jonatan mientras el pastel en mis manos empieza a perder forma por la fuerza de la lluvia que cae sobre el.
Lo dejo caer.
Y corro hasta la casa Chachki.
-¡Hillary!, ¿Qué haces?- pregunto y grito a la vez.
Y ella solo se ríe como la niña traviesa de 8 años que solía escaparse por la ventana de su casa.
Mis preguntas se responden automáticamente cuando el auto de Alan para frente a la casa y ella abre la puerta trasera para montar la maleta húmeda mientras la señora Amalia se arrodilla frente a ella rogándole por última vez que se quede.
Y es que no tiene razón para irse.
-Hillary.- digo. -En mi cumpleaños no, porfavor.-
-Feliz cumple.- dice con un poco de nostalgia y sube al asiento del copiloto, cerrando la puerta y emprendiendo un viaje sin destino conocido.
La señora Amalia empieza a correr detrás del auto pero evidentemente no los alcanza, y Jonatan y Cole se acercan a ella para darle un abrazo e intentar que vuelva dentro de casa mientras yo sigo ahí bajo la lluvia sin nada por hacer.
Parece que sí es una tonta después de todo.
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PERFORMING ARTS.
Jugendliteratur~ART SERIES: libro 3.~ Jason solía ser una persona tímida y retraída. Siempre que intentaba hacer un amigo o relacionarse con las personas terminaba siendo víctima de rechazo o exclusión por su tan singular forma de pensar. Eso hasta que decidió art...