B U R L E S Q U E.

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Puedo sentir la fuerza con la que sus dedos presionan el cuero de mi corsé mientras siento como mi espalda choca contra la pared y a la vez escucho como cierra la puerta detrás de nosotros.

Sus besos se sienten diferentes, más intensos, más apasionados. Es casi como si cada vez que sus labios encuentran los míos hubiera una explosión dentro de mi boca que se propaga hasta mi pecho.

Y yo trato de ser recíproca con la intensidad de sus besos mientras con mis dedos pongo seguro en la puerta.

Y luego simplemente siento como todo mi cuerpo es arrastrado por su fuerza, tomando fuertemente mi cintura con sus brazos, balanceándome de un lado al otro de la habitación, confiando en él. Las agujas de mis tacones se separan levemente del suelo y dejándome caer sobre la cama, deshace los botones de su camisa y se posiciona encima de mí.

Mi labial ya no está perfectamente posicionado en mi boca tal y como estaba durante la cena; lo sé porque veo restos de rojo en sus labios y su camisa que me hacen pensar que ahora lleva una parte de mí y un poco de plomo. Mi gran sombrero verde muy probablemente está en algún lugar indeterminado del pasillo así como su cinturón de cuero café.

La caída sobre la cama desajusta mi peluca y mientras intento volverla a ajustar sobre mi cabeza noto como él se deshace de sus zapatos y luego los escucho caer en el suelo.

-No, espera.- dice -Quítatela.-

Y por unos momentos me hace sentir un poco fuera de lugar, como si de repente no estuvieramos en sintonía y como si no supiera cuáles son sus intenciones. Sin embargo, segundos después la peluca está sobre la mesa junto a la cama y con sutileza Adam intenta quitar la malla que atrapa mi cabello real.

-Ya está.- dice una vez suelta la malla. -Perfecto.-

Sonríe y para mí sorpresa, vuelve a besarme con la misma intensidad.

Me quita los tacones, los deja en el suelo y levanta mis piernas para ponerlas sobre sus hombros mientras se agacha para besarme y rozar su entrepierna contra mi trasero generando fricción debido a la tela.

Una fricción que admito, me gusta demasiado.

Ya no soy capaz de exhalar por mi nariz y debo hacerlo por la boca, poco a poco mis respiraciones empiezan a convertirse en gemidos y mi erección empieza a tornarse dolorosa, así que decido darle la vuelta a la situación.

Ahora Adam está debajo de mí atrapado entre mis piernas y presionado contra el colchón por la fuerza de mis manos sobre su pecho. Y debo admitir que tenerlo en ésta posición hace que lo mire con el deseo plasmado en mis ojos, mi lengua recorre mis labios y mi cabeza se deja caer hacia atrás cuando siento su pulsante erección en contra de mi trasero.

No soporto más y dos gemidos después le estoy quitando la ropa.

-No es justo.- dice entre jadeos. -¿Qué hay de tu ropa?-

Y sin previo aviso se lanza sobre mí para quitarme todo y dejarme en la lencería de Violet Chachki.

Pero yo retomo las riendas y tomo su pene entre mis manos para desaparecerlo dentro de mi boca una y otra vez.

-Como magia.- dice.

Sí, como un acto de magia.

Mientras Adam gime, rueda sus ojos e intenta regular su respiración yo me deshago de la lencería y decido desnudarme del todo por primera vez frente a él.

Adam empuja mi cabeza con fuerza hacia abajo hasta que ve que estoy completamente desnudo y que soy Jason de nuevo.

Y me hala del cabello hacia atrás.

-Aguarda.- dice. -Dejame verte. Ponte de pie.-

Y todo se detiene. Todo dentro de mí y todo a mi alrededor.

Pensar en que soy Jason de nuevo y que aún tengo el maquillaje de Violet sobre mi cara me hace sentir demasiado inseguro, como si de repente Adam fuese a sentir asco o desprecio y fuese a dejarme aquí de pie exhibiéndole mis vulnerabilidades como si fuese un deporte.

Pero con el poco valor que poseo me pongo de pie y observo a Adam directamente a los ojos como si le estuviera haciendo frente a mi más grande demonio personal sintiéndome increíblemente orgulloso de mí por si quiera ser capaz de sostenerle la mirada.

La masculinidad con la que descansa su cuerpo sobre las sábanas, sumado a su erección y a la forma en que me mira me hace sentir cosquillas en las plantas de los pies como si fuera a caerme en cualquier momento.

-Perfecto.- dice. -Los tres estamos en sintonía.-

Y solo puedo transmitirle la tonelada de sentimientos que ocupan mi cuerpo mediante una sonrisa.

-Ven.-

Y retomo mis labores como mago.

Cuando Adam decide que es suficiente cambiamos de posición y ahora él es quien empieza a hacer magia con su lengua en mi entrada mientras sube sus manos por mi cuerpo para dejar dos de sus dedos dentro de mi boca.

Cuando se detiene abre uno de mis cajones junto a la cama y saca lubricante.

-Eso no estaba ahí antes- digo riendo un poco.

-Ya sé, yo lo guardé.- responde y lubrica sus dedos para cambiarlos de orificio.

Me duele, sí. Pero lo soporto porque sé que luego valdrá la pena.

Y tiempo después cuando Adam está dentro de mí golpeando un punto específico que me hace querer gritar, sé que vale la pena.

Tener una de sus manos sobre mi cabeza presionando mi cara contra la cama me excita como nunca y hace que levante mis caderas buscando más, dejando que Adam aproveche para recorrer mi cuerpo con sus manos hasta que llegan a mi pene.

Y de repente no quiero que me presione contra la cama, y de repente no quiero que esté dentro de mí ni que me toque y de repente ya no se siente como él.

Sino como Cole.

-No, no, no.- digo con pánico. -No me toques. Por favor, no me toques.- es casi un grito ahogado.

Y Adam sale de mí rápidamente provocando un poco de dolor, me toma por los brazos y me sienta en la cama para quedar frente a mí con cara de genuina preocupación.

-¿Qué pasa?, ¿Te hice daño?, ¿Hice algo malo?, Por favor dime algo.- toca mi cara con sus manos procurando no dañar o borrar las perfectas cejas de Violet Chachki.

-Es ese bastardo, ¿No?-

Puedo ver en sus ojos que darse cuenta lo hace sentir como si un camión le hubiese pasado encima del alma.

-Dios, discúlpame.- dice. -lo olvide por completo y me dejé llevar.-

Se acerca más a mí, me da un abrazo y deja que mi cabeza descanse sobre su pecho mientras con sus manos acaricia mi cabello y susurra en mi oído que todo va a estar bien.

Pero sé que no es así.

Porque Cole me marcó de por vida y ahora ya sé que nadie podrá tocar esa parte de mi cuerpo sin que yo me altere y quiera prenderme totalmente en fuego.

Pero no quiero darle ese poder sobre mí.

No hoy.

Así que me separo de su pecho, Adam me mira a los ojos, me da un beso largo y se separa de mí para volverme a ver a los ojos como si quisiera comprobar que no estoy llorando.

Y yo, determinado y decidido, le digo:

-Volvamos a empezar.-

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PERFORMING ARTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora