T R A G E D I A: II

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La habitación está en completo y absoluto silencio mientras yo observo lo que soy ahora.

Y mis manos viajan casi involuntariamente hacia la peluca a tocar la fibra fina que hace los cabellos.

Una cabellera negra oscura, larga hasta mi cintura y tan fluida que casi parece propia.

El labial rojo fuerte que acentúa la forma de mis labios.

Y una emocionada Hillary tres pasos atrás de mí con sus manos juntas sobre su boca.

-En serio te ves demasiado lindo.- dice. -Perdón, linda.- ríe nerviosamente.

Yo no respondo, solo sigo observándome desde todos los ángulos posibles.

-La próxima vez que mamá me dé dinero, compraré un labial violeta.- habla Hillary de nuevo. -Eso tendría mucho sentido.- dice y se acerca al espejo para tomar un peine y empezar a peinar mi cabello. -pues te llamas Violeta, eres Violeta, sería lindo que usaras ese color.-

-Sí, sería lindo.- respondo.

-Qué lástima que los niños no entiendan.- dice concentrada en el cabello. -sería genial salir de compras con Violeta-

-No podré salir a la calle.- le respondo.

Porque de inmediato me imagino el escenario en el que se convertiría mi casa si mi padre se diera cuenta.

-Ya sé.- dice Hillary chasqueando su lengua. -No sabes de lo que se pierden los niños.- ríe.

Y el reloj suena indicando que son las 6 de la tarde.

-Diablos, no tarda en llegar Cole.- dice Hillary.

De un tiempo para acá ella también ha empezado a guardarle un poco de resentimiento a Cole. Quizás por mí o quizás por ella.

Sé que nunca lo sabremos.

-Qué lástima. Violeta se tiene que ir.- dice Hillary.

Y sí, es una lástima que Jason tenga que volver.

Volver a seguir siendo un juguete.

El reloj marca las 6.05 p.m, ya casi es hora de que la puerta principal se abra y toda la luz de la casa Chachki se escape con ella.

Ya casi es hora de subir al ático.

Pero no me quiero despedir de Violeta, de verdad me gusta mucho lo que veo en el espejo y no quiero que se vaya tan rápido.

-Aunque, bueno, estoy segura de que Violeta volverá.- continúa. -Estoy segura, yo la traeré de vuelta cuántas veces sea necesario.- ríe.

Y empieza a quitarme la larga y oscura peluca pero se detiene cuando tocan a la puerta.

-Jason.- escucho.

Pero no es Cole.

Ésta vez es Jonatan.

PERFORMING ARTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora