Ha pasado ya un año en el que absolutamente todos los días entro a la habitación de Jonatan a escuchar música.
En ese período de tiempo tan corto mi vida ha dado un giro demasiado grande, ahora Violeta visita más frecuentemente y ni Hillary ni Jonatan tienen problema con eso. Incluso compro mi propio maquillaje lo que me parece muy gracioso pues lo compro con el dinero que mi padre me da para "salir con chicas" y yo en vez de eso lo gasto en convertirme en una.
Ya hasta tengo mis propias pelucas, mis propios productos de belleza y estoy empezando a hacer mis propios vestidos en una máquina de coser que le regaló la señora Amalia a Hillary para su cumpleaños número 15.
-Uff, sube el volumen.- le digo a Jonatan, comiendo otra cucharada de postre. -Esa me encanta.-
-Mande señorita.- responde mientras sube el volumen de su reproductora.
La habitación de Jonatan siempre ha sido su santuario, nadie entra a menos que él quiera, ni siquiera Hillary, pero conmigo es diferente.
Yo entro todos los días cuando el reloj marca las 6:15 de la tarde.
La hora en la que Cole llega a casa y el sol empieza a esconderse.
Y la habitación poco a poco se ha convertido también en mi santuario.
En todo el año que ha pasado Cole no me ha vuelto a tocar ni un solo cabello, y por eso Violeta es la persona más opuesta a mí. Desde que ella existe no ha sido tocada por nadie, no tiene miedo a decir lo que piensa y nunca ha sido juzgada por hacerlo. Es una mujer para nada tímida y cien por ciento libre.
Hillary toca a la puerta con nuestra clave secreta y de inmediato Jonatan me dedica una mirada de odio y desprecio mientras yo sigo peinando mi peluca y pretendo que no es conmigo.
-Sigue.- dice.
Y Hillary entra.
-Estoy aburrida.- dice y se sienta en la cama junto a Jonatan. -Ugh, huele horrible, ¿Cuándo dejarás de fumar?-
-Cuando dejes de joder.- responde cortante.
Y yo debo admitir que con el tiempo su actitud pesada y su mala energía se han convertido lentamente en mi perdición.
Como si el hecho de que es completamente opuesto a Cole me atrajera a él como una bala metálica imparable que va a su máxima velocidad hacia un objeto.
Y en estos últimos días no paro de pensar en lo diferente que sería mi vida si no estuviera él en ella. Probablemente Cole seguiría atormentándome a diario sin Jonatan. Y aunque nunca hemos tocado el tema yo sé que él sabía lo que sucedía y sé que sólo me acepta en su cuarto para evitar que siga sucediendo lo cual hace que en mi corazón surjan sentimientos muy distintos y complementarios a la vez.
Es como si quizás estuviera confundiendo el agradecimiento con atracción. Y sin darme cuenta me dedico a observarlo más tiempo del que debería.
-Hazlo.- escucho un susurro en mi oído y me encuentro a Hillary cuando giro a ver. -Igual eres Violeta.- agrega como si supiera que Violeta me da más fuerza.
Es demasiado extraño que Hillary me conozca tanto, pero a la vez es muy lógico pues somos amigos casi desde los 7 u 8 años. Sin embargo, me asusta que sea capaz de leer mis pensamientos.
-Si quieres me voy.- dice y la veo sonriendo pícaramente por el reflejo del espejo.
-No, aún no.- le digo. -Después de cenar.-
-Me encanta.- dice y junta sus dedos. -Mi plan marcha a la perfección.- agrega y yo solo río.
Me quito todo lo que me convierte en Violeta y vuelvo a ser Jason, no quiero que la señora Amalia piense que estoy loco o alguna cosa parecida.
Y luego bajamos a cenar.
Ya no me siento junto a Cole porque ya no me emociona igual que cuando tenía 11 años, ahora me siento junto a Hillary o junto a Jonatan o a la señora Amalia.
Cualquiera menos él.
Cuando terminamos de cenar lavo mi plato como siempre y subo de nuevo a las habitaciones.
-Ven conmigo.- dice Cole tomándome del brazo.
Mi corazón se acelera de inmediato porque me está halando hacia el ático como si fuera de su propiedad, mi mirada de inmediato se cae. Solo puedo mirar al suelo por la desdicha de saber que nada impedirá que suceda de nuevo.
-No pasará.- escucho, y siento como alguien toma mi muñeca y nos detiene a Cole y a mí de un solo tirón. -No de nuevo.- añade Jonatan. -No mientras yo esté aquí.- concluye.
Y los ojos de Cole se abren como platos y suelta mi brazo de inmediato.
-¿De qué hablas?.- dice. -Sólo le iba a mostrar cómo se ve su casa desde el ático.- ríe nervioso.
No sabía que Cole era tan bueno fingiendo.
-Es hora de que te vayas.- escucho a Jonatan y sé que se refiere a mí.
-No, ¿Sabes qué?, Te acompaño a la puerta.- dice.
Y Cole camina lentamente hacia su habitación sin dejar de vernos con confusión en sus ojos mientras Jonatan le devuelve la mirada con la misma intensidad pero con diferente sentimiento.
Con rabia.
-Vamos.- dice y suelta mi mano para ponerla en mi hombro y guiarme escaleras abajo.
No decimos nada hasta llegar a la puerta. Jonatan se sienta en las pequeñas escaleras de madera de la entrada y saca de su bolsillo un cigarrillo.
Puedo ver cómo su mano tiembla mientras se lleva el cigarrillo a la boca y como el encendedor tiembla en su otra mano.
Entonces yo tomo el encendedor de su mano y enciendo el cigarrillo directamente en su boca mientras con mi mano libre cubro que el viento no apague el encendedor.
Jonatan no dice nada.
Pero en el momento en el que libera el humo de su primera calada y separa el cigarrillo de su boca yo me dejo llevar hacia adelante y le dejo un beso suave y tierno.
El beso se siente cálido. Ese tipo de calor que siento cuando el sol entra por mi ventana y golpea mis ojos en su afán por despertarme muy temprano en la mañana, se siente cálido como el chocolate que papá solía hacer en los días fríos cuando tenía 8 años, se siente cálido como la última vez que sentí los brazos de mi padre alrededor de mi cuerpo felicitándome por haber ganado un concurso de deletreo en segundo de primaria.
Hasta que llega el momento de separarnos.
Los dedos de Jonatan empujan levemente mi tórax separándome de él despacio.
-No.- dice. -No te confundas.-
°°°°°°
YA ESTOY EN VACACIONES AMIGOS ☀️✨
ESTÁS LEYENDO
PERFORMING ARTS.
Teen Fiction~ART SERIES: libro 3.~ Jason solía ser una persona tímida y retraída. Siempre que intentaba hacer un amigo o relacionarse con las personas terminaba siendo víctima de rechazo o exclusión por su tan singular forma de pensar. Eso hasta que decidió art...