PERFORMING ARTS.

XIX

Pearl está tomando su nueva popularidad en redes muy bien mientras yo aún intento adaptarme a que la gente esté interesada en lo que hago a diario.

Pero ahora subimos contenido más frecuentemente y a la gente le encanta.

Estamos de vuelta en casa y ésta vez soy yo quien ayuda a Adam a guardar las maletas en el auto mientras Benjamín y Matthew se abrazan y se besan.

Ethan está atrapado en los brazos de Branden contándole historias mientras Sam se aplica protector solar en la cara con la ayuda de su teléfono junto a ellos.

Adam se quita sus gafas oscuras de los ojos y me las pone a mí una vez terminamos de guardar las maletas.

-Entra al auto.- dice.

-¿Por qué?- pregunto.

-Creo que vienen fans.- dice. -Sam, entra al auto.-

-Mm, rudo.- responde Sam. -Me gusta.- añade mientras entra al auto y le guiña el ojo.

Y tal como Adam lo sospechaba un grupo de adolescentes se acerca al auto intentando descifrar si estamos adentro mientras Adam separa a Ethan y Branden indicándoles que deben entrar también.

-No cabemos.- dice Ethan cuando ve que no puede cerrar la puerta.

-Alguien tendrá que irse en taxi.- dice Matthew entrando al asiento del piloto.

-Mi peor pesadilla.- dice Benjamín desde el asiento del copiloto y yo río.

Porque eso me recuerda todas las veces en las que lo he obligado a tomar un taxi.

-Yo iré en el taxi.- dice Branden saliendo del auto. -con Adam.-

En menos de 15 minutos estamos en casa guardando las maletas.

Y justo cuando pienso que al fin podré descansar Sam entra corriendo a mi habitación junto a Ethan con sus respiraciones agitadas.

-No vas a creer esto.- dice -el club Rocco quiere que hagamos un show el sábado.- y gira su teléfono para mostrarme los mensajes con el club.

-Oh por Dios.- digo empezando a sentir la emoción.

Y después de discutirlo con Benjamín y con Ethan decidimos aceptar el trato con la condición de que cada una interprete un número por separado, así cada una tendrá protagonismo de una forma adecuada lo que me permite escoger libremente qué canción preparar para ese show.

Por la noche creí que iba a dormir como un bebé gracias a las buenas noticias pero a cambio de eso desperté por culpa de una pesadilla.

Hace mucho Cole no recorría los pasillos de mi subconsciente pero justo hoy decidió hacerlo y obligarme a despertar muerto de susto a las 3 y 17 de la mañana.

Después de reponerme un poco de los nervios y del miedo decido bajar a la cocina por un poco de agua y muy a mi sorpresa me encuentro a Adam sentado solo en el comedor en la oscuridad con una taza entre sus manos.

-¿Pesadilla?- pregunta sin levantar la cabeza.

-Así es.- digo dirigiendome al refrigerador por agua. -¿Tú?- pregunto una vez me sirvo.

-También.- responde.

-¿Muy fea?-

-No tanto.- responde. -¿La tuya?-

-Espantosa.- digo dejando el vaso en el lava vajillas y saliendo de la cocina para subir de nuevo a mi cuarto sin darme cuenta de que venía atrás de mí.

Sólo lo noto cuando entra en mi habitación impidiendo que yo cierre la puerta.

-Si quieres duermo contigo.- dice.

-Siempre que estamos juntos en la misma cama me quedo con malos recuerdos.- respondo.

-No pasará nada, lo prometo. Es solo que... Soy tu guardaespaldas.- dice.

-¿Qué tiene que ver eso?-

-Que debo protegerte.- responde. -Hasta de pesadillas.- y sin que yo responda se acuesta en la cama y toma la mitad de mis sábanas.

Yo prefiero no responder y acostarme junto a él.

Adam se acerca sin disimulo alguno y me abraza.

Deja un beso en mi cabeza y me apreta contra su cuerpo provocando que no haya ningún espacio entre mi espalda y su abdomen, o entre mis hombros y su pecho, o entre mi nuca y su boca.

Así que decido girar la cara para darle un beso en la boca.

Un beso que él responde.

Y la velocidad con la que me devuelve el beso me hace pensar que solo lo hace porque estamos solos en la oscuridad.

Así que vuelvo a girar la cara, dándole la espalda mientras la idea de que algún día lo haga sin esconderse me llena la cabeza.

Otra cosa que agregar a mis peticiones cuando rezo.

Y con el tiempo escuchar la respiración de Adam en mi oído es absorbente.

Y con el tiempo nuestras respiraciones empiezan a sincronizarse.

Y con el tiempo ambos nos quedamos profundamente dormidos.

-¡Así los quería ver!- escucho a Sam gritar desde el marco de la puerta.

Había olvidado que anoche se quedaba a dormir.

Y pensé que Adam entraría en pánico y se levantaría corriendo para huir de la habitación y no manchar su reputación del "más macho".

Pero en cambio sube las sábanas más, hasta cubrirse la cara entera y apreta más mi cintura hacia él como si no quisiera que me escapara de su lado.

-Levántate.- dice Sam. -Deberíamos preparar el número.-

-En un segundo.- respondo rozando mis ojos con el borde de mi mano intentando borrar el sueño.

-Ya pasó un segundo, levántate.-

También había olvidado lo intenso que puede llegar a ser.

-Entonces en una hora.- dice Adam.

-Una hora es mucho tiempo, debemos trabajar.- responde.

Adam gruñe, toma una de las almohadas y la lanza a volar por toda la habitación en un intento fallido de golpear a Sam.

-Ok, me voy.- dice. -Vuelvo en 20 minutos.-

Y sale cerrando la puerta detrás de sí.

Yo suelto un suspiro de cansancio y remuevo mis piernas un poco para darme un impulso y salir de la cama.

-No.- dice Adam apretando mi abdomen para que no me escape.

-Debo trabajar.- respondo conteniendo una sonrisa.

-Tenemos 19 minutos.- responde.

-Ok, 19 minutos.- digo y giro bajo su brazo para quedar frente a él.

-hueles bien.- dice. -como a flores.-

-¿Como a violetas?- pregunto.

-No, no son violetas.- dice adentrando su nariz en mi cuello. -Mamá las cultivaba, pero no recuerdo el nombre.-

-Yo quería oler a violetas.-

-Eso sería muy predecible.- responde.

Y luego solo nos quedamos ahí.

Disfrutando del calor del otro y del olor del otro durante 19 minutos.

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