Epidodio 27

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Narra Frank

Pasados cinco meses recogí mis cosas para volver a irme. Agarré mi teléfono y suspiré al escuchar varios timbres irritantes y largos.

- ¿Bueno? ¿Con quien hablo? -

- ¡Borja! -hubieron unos segundos de silencio hasta que escuché agarraba una bocanada de aire.

- ¡Me dan ganas de golpearte! ¿Donde carajos haz estado todo este tiempo? ¿Donde estas? -gritó molesto.

- Tranquilo, Luzu. Estoy bien, gracias. -ignoré sus preguntas y dejé las maletas listas en el suelo. - Me he tomado un tiempo para buscar algo de felicidad por mi cuenta.

- No sí, tu re feliz y nosotros teniendo que aguantar a Claudia. ¡Esa mujer ya me tiene harto! Ven y controlala. -fruncí el ceño.

- No. -dije frío. - Ya no soy su marido desde hace ya muchos meses. No me voy a aparecer allá para condenarme otra vez.

Ya molesto contesté. Hubo otro momento lleno de silencio y luego se escuchó un suspiro.

- Bien, ¿Cuando vendrás? -

- Tomaré un avión en dos horas, llegaré mañana. ¿Por?

- Bien, pásate por la el complejo central. -confundido me lo recalqué. -hay una casa blanca de dos pisos, única, ahí te veo, bye.

Me colgó y yo miré mi teléfono, confundido. Bueno, entonces me pasaré por ahí.

[^^^^^^^]

Luego de una semana, por lo menos, me pasé por donde Luzu me había dicho, creo que debí avisarle que venía antes de ya casi estar frente a la puerta de la casa que tenía detalles realmente notorios y distintos. Toqué la puerta con cuidado, me estaba arriesgando a que no fuera Luzu, si no una persona que jamás e visto en mi vida. La puerta se abrió dejándome ver a una chica bastante delgada, el cabello alborotado en una coleta; pero lo que me hizo que el corazón diera un vuelco es que jamás he visto a alguien con el color de cabello de la misma manera que ____. A lo mejor era alguien más y mi mente me estaba jugando una muy mala pasada.

- ¿Qué... Qué haces aquí? -tenía una mano en su cuello, miraba a otro lugar nerviosa.

La agarré de los brazos y la halé hacia mi cuerpo para abrazarla con fuerza, su cuerpo estaba frío y temblaba sin control alguno. Acaricié su cabello descuidado, su aroma dulce había desaparecido, ahora era más palida de lo normal. Se separó de mi con dificultad y me empujó sin mucha fuerza.

- No deberías estar aquí, Frank. -la agarré de las mejillas y las acaricié.

- Pero aquí estoy, tontita. -me separé un poco con los ojos llorosos. - ¿Qué ha ocurrido, ___?

- Desde que desapareciste todo va de mal en peor -comenzó a llorar. -¡No debiste abandonarme!

Me golpeó el pecho con fuerza. Lo merecía, merecía mucho más, tal vez debí llevarla conmigo. La agarré de los brazos con delicadeza y traté de calmarla.

- Lo siento, ____, lo siento tanto. -la abracé y arrullé, poco a poco su llanto se calmó mientras me atraía dentro. -Debí al menos avisarte, perdóname.

Nos quedamos unos largos minutos en silencio, abrazandonos o más bien, aferrados el uno del otro. Acaricié la espalda de ___ y luego nos separamos un poco, yo uniendo mi frente con la suya, la miré a sus ojos ahora opacos.

- Prometo no volver a dejarte, ___. -asintió muy levemente. -y tambien prometo que te sacaré una sonrisa todos los días.

- Por favor, no me vuelvas a dejar, me lo prometiste, no rompas tu promesa -me susurró, su voz estaba temblorosa.

- Calma. ¿Como haz estado? Cuentame. -

- Mal. Yo... Luego de que Adara llegara a mis brazos conocí a un tipo, creí que tal vez podría ser alguien bueno para ambas... -mi corazón dió un vuelvo, mi estómago se cerró y se formó un nudo en mi garganta que no podía pasar.

¿Por qué ninguno vé lo mismo que yo en ella? ¿Por qué?

- Era bueno conmigo y Adara y después de un tiempo cambió mucho -rió sin ganas, dolida. -es algo muy cliché, Frank.

- Lo sé, ¿Estas bien? -negó.

- No del todo; pero Adara me hace los días. Ella es mi salvación, Frank. -la miré preocupado.

- ¿Qué tienes? ____, ¿Qué necesitas? -me estaba desesperando, no podía verla así.

- Tengo que ir a revisar Adara -dijo con la mirada sobre mi pecho y se volteó, dándome la espalda, la agarré de la mano con algo de fuerza al sentir un fuerte dolor en el pecho. - ¿Estas bien?

Asentí levemente, caminó conmigo agarrados de la mano, al entrar al cuarto era sencillo, apenas y tenía lo necesario.

- ____, Adara aún duerme, está bien. Tu necesitas comer y cuidarte, darte una ducha y descansar. -la miré algo serio.

- Estoy bien. -me sonrió levemente y suspiré, la agarré del mentón notando su cuello marcado, la miré con cierto enojo y se hizo atrás. -Tranquilo, no es nada.

- Deja de mentirme. ¿Cuando fue esto? -suspiró.

- Ayer. -

- ¿AYER? -grité, no solo estaba sorprendido, si no estaba mucho más molesto.

La niña empezó a llorar, me tensé, alterandome por el llanto agudo. ____ me miró y me hizo ese pequeño gesto que odiaba con los ojos. Suspiré y negué.

- No me harás esto. -la miré y ella entrecerró los ojos.

Patalé y gruñí para acercarme a la pequeña y agarrarla con cuidado. Era tan pequeña que me dió miedo dañarla, hacer algo mal y lastimar a esta pequeña criatura. Estaba poniéndome nervioso, hasta que sentí las manos de ___ sobre mi espalda.

- Calma... -la pequeña su aferró a mi camisa dejando se llorar y se acomodó como pudo.

¿Como puede ser tan pequeña y tiene más de cinco meses de nacida?

- Te está conociendo, por ahora. -me empecé a emocionar por alguna razón.

Mi corazón latía feroz y la pequeña que tenía en mis brazos parecía escuchar porque ella reía ante mi temor a hacerle daño, estos nervios y emoción al cargarla. Sonreí levemente, el amor de vida tenía por quien vivir, alguien que la amara y a quien amar.

- Hola, pequeña... -sonreí levemente al Adara reír un poco, luego cambió su expresión a una de duda y ladeó su cabecita. -hola mini-____.

____ apoyó su cabeza en mi hombro mientras yo arrullaba a la niña que movía sus piernitas con desespero. Jugué con una de las manitas de la niña y sonreí emocionado, sus manos eran increíblemente pequeñas y su piel era suavecita y pálida.

- Tiene tus ojos... -miré a ___.

- ¿Perdón? -dije algo confundido.

- Q-que me cayó algo en los ojos y me duelen, permiso -salió del pequeño cuarto y miré a otro lugar algo confuso.

My Fighting LoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora