Narra Frank
- Ugh... Que dolor tan horrible... -me quejé sentándome en la cama, estaba tapado hasta el cuello y hacía un calor horrendo, miré el techo viendo el abanico encendido y suspiré para levantarme y apagarlo.
Me acerqué a la puerta para abrirla notando que estaba con seguro. ¿Que pasó anoche? No soy de cerrar mi puerta así, a lo mejor anoche no quería me molestaran. Quité el seguro para abrir y buscar unas pastillas para el dolor de cabeza. ¿Cuanto habré tomado anoche?
Miré a Nana y me acerqué a ella.
- Hola, Nana... - me miró y parpadeó un par de veces.
- Francisco, ¿Y esas marcas en tu espalda? -me tensé y encogí de hombros, ¿Que hacía mi madre aquí?
- N-no se de que hablas, Madre... - sí sabía, tenía un gran ardor en la espalda y brazos.
- Esto... -tocó mi espalda con su dedo y me tensé más. - ¿Tuviste relaciones sexuales?
Gritó mi madre para pegarme en la espalda con fuerza haciendo que me queje. Me volteé un poco para mirarla con seriedad y molestia, odiaba que me pegara.
- Si, tuve relaciones, no es algo nuevo. -dije furioso. - Es bastante normal en mi vida cotidiana tener sexo con quien quiera.
Me volvió a levantar la mano; pero luego se arrepintió.
- No vale la pena molestarme por una estupidez que hiciste. Después que no la hayas embarazado.
- ¿Y si ese no fuese el caso? -me voltee a mirarla con molestia. - ¿Y si hubiese sido un hombre con el que estuve?
Se quedó callada, sus ojos estaban furiosos.
- No te querría en mi casa. Es más, estaría segura que tu no estarías aquí, si no en la calle con ese tipejo. -rodé los ojos y miré a Nana.
- ¿Tienes pastillas para el dolor de cabeza? -Nana asintió con la mirada baja, desde que conocí a ____, ver a la gente que quiero bajar la cabeza me molestaba; pero me ponía furioso que una de esas personas fuera Nana cuando ella fue la que me cuidó por más de la mitad de mi vida.
- ¿Para acabar bebiste? -gritó más fuerte, llevé una mano a mi cabeza mientras Nana dejaba un vaso de agua y las pastillas frente a mi.
- Ugh... Sí... Bebí, me emborrache, vine a casa y estuve con una chica - ¿Pero que chica, habré llamado a Claudia para tener sexo?
Pensarlo me da escalofríos.
- ¡Falta que te hayas drogado! Dime, ¿Te drogas?
- No, no me drogo, mujer. -dije molesto recibiendo otro golpe en mi espalda haciendo que me arquee.
Maldita sea, no solo tendré esas marcas de gato en mi espalda, tambien las manos de mi madre marcadas. Me miré el pecho notando marcas pequeñas y mordidas aun bien marcadas al igual que en mis hombros. Joder, debí haber hecho un gran trabajo para quedar todo jodido. Me reincorporé y miré hacia atrás de reojo.
- No me vuelvas a hablar como si fuera una cualquiera de la calle, por ejemplo, ¡A esa que trajiste anoche a mi casa! -volví a rodar los ojos teniendo un pequeño dolor en la cabeza.
No... Esa mujer no pudo ser una cualquiera, porque en el estado en el que estaba anoche, después de ver a ____, tal vez no estaba para tener sexo si no... Si no... No, no, no... No me puedo hacer falsas ilusiones.
[^^^^^^]
Entré al lugar donde se encontraba ____ luego de la pelea, estaba escuchando una voz realmente hermosa; pero exahusta, parecía tratar con todas sus fuerzas cantar bien; pero se esforzaba mucho. La ducha se apagó, siguió tarareando, agarrando su toalla para así secarse con cuidado. Su cuerpo era hermoso, su espalda era increíblemente genial, tal vez, tener relaciones con ella viendo solo su espalda podría ser tan placentero como tal vez ver sus facciones de placer.
- ____... -pegó un salto ante mi repentino llamado y se cubrió todo lo que pudo de su cuerpo.
- ¿Q-qué haces aquí? ¿Te escapaste de tu perrera? ¡Shu, shu! -reí un poco al ella tratarme como si fuera un perro, a veces era mala, cruel; pero de una buena manera, lo que me hacía reír y cuando lo era para mal dolía mucho.
- Deja de ser tan cruel con este perrito, ____ -puchereé y luego sonreí. - Vine para salir, te quiero invitar a una merienda nocturna.
- ... Bien, porque tambien quiero hacerte unas preguntas de suma importancia para mi persona. -tragué grueso, algo que me daba miedo eran sus preguntas, a veces no tenían respuestas como tambien podían ser estúpidas y si nadie sabía corríamos a Google para buscar nuestra estúpida respuesta; pero si era serias, habían muchos dilemas existenciales y casi no se podía dormir.
- Claro, podemos aprovechar el tiempo para ello, te esperaré aquí para que te vistas. -me voltee y cubrí mi rostro con una leve sonrisa.
- Solo no te voltees o juro golpearte. -reí un poco.
- Lo prometo -
[^^^^^^]
La miré mientras comía de sus papas y caminábamos por la feria que estaba menos plagada de gente. Yo tomaba un chocolate caliente ya que a estas horas hacía un poco de frío.
- ¿Qué preguntas necesitas responda? -me senté un banquito frente a un pequeño jardín, tomó asiento a mi lado y suspiró.
- ¿Desde cuando se supone nos conocemos? -miré a otro lugar.
- Alrededor de siete meses. -
- ¿Sabes por que no recuerdo nada de eso? - asentí suave.
- Hace dos meses te atropellaron y recibiste un fuerte golpe en la cabeza que te hizo olvidarnos. -expliqué.
- ¿Olvidarlos? -asentí otra vez.
- Sí, a Samuel, Guillermo, Alex, Luzu, Lana, Rubén, Mangel y a mí. A Mangel y Rubén los hiciste novios; pero olvidaste lo más importante para mí, volviendo al tema principal. - asintió suave.
- ¿Qué es eso que olvidé y era importante para tí?
- Esa carta que rompiste confesando tu amor hacia mi. Olvidaste amarme. -la miré entristecido. - Y me hubiera gustado saber, como eras amando a alguien. Me hubiera gustado saber que era ser amado por tí.
Miró sus papas y después miró a otro lugar. Para mí era complicado decir esto, lo era mucho.
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My Fighting Lover
FanfictionSoy ____ Matínez Sepúlveda, tengo 18 años y ahora vivo en España con mis padres, donde pronto ellos no serán capaces de reconocerme. ___ es de cabello azul plateado hasta la cintura, ojos marrones seductores, labios suaves, pequeños y carnosos, un b...