Episodio 9

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Narra _____

- ¡Me preocupo por ti, ____! ¿No es suficiente? Quiero que estes bien y quiero que cada vez que nos veamos, que estemos juntos sonrias y rías, quiero saber como es tú risa y grabarla en un rinconcito de mi mente al igual que tus sonrisas.  -lo miré sorpredida. - Quisiera hacer todo lo que está en mi poder para que estes bien aunque seamos amigos, ¿Por favor?

Miré a otro lugar y suspiré.

- Abrazame, ¿Puedes hacer eso por mi? -susurré sintiendo sus brazos a mi alrededor con fuerza.

Me sentía, por alguna razón sin sentido, muy bien. Al parecer, había olvidado esta gran calidez en mi pecho por un abrazo, hace más de un año no obtenía uno. Las manos de Garnes acariciaron mi espalda y suspiré un poco, estremeciendome por su toque.

- Ve a mi casa hoy, no te pongas tan bonita, ve casual, de acuerdo? -lo miré con poca seriedad.

- ¿Para qué?

- Solo hazme caso, ve a las 6 - suspiré y asentí un poco.

- Trataré -me agarró del mentón y me miró serio.

- Dime que irás.

- Dije que trataré, Garnes -miré a otro lugar.

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Toqué el timbre de la casa y esperé un poco para que la puerta fuera abierta por una señora que me sonrió.

- Hola, Jovencita, pase -me dejó pasar y me adentré al lugar.

Comparar este lugar con la noche de la fiesta era hermoso.

- El joven Francisco dijo estaba esperando su visita, iré avisarle a que baje -la miré para detenerla.

- Oh no, no, usted tiene muchas cosas que hacer, yo iré por Garnes y ya, sí? -sonrió.

- Usted es muy considerada, jovencita; pero es mi deber, espere aquí -abrí la boca otra vez para tratar de convencerla; pero se fue con rapidez luego de disculparse.

Esperé unos minutos escuchando pasos ligeros bajar. Levanté la mirada de mi móvil, vi a Frank acercarse y luego me agarró del brazo para casi arrastrarme a no se donde.

- ¡Oye, oyeme! ¿Adonde me llevas, demonio? -llegamos al patio y se detuvo.

- Quítate los zapatos, nos sentaremos en la orilla de la piscina - me quité los zapatos y me senté junto a él.

- ¿Para qué me dijiste viniera? -

- Sé me dijiste te diera tiempo para que me pudieras decir que había ocurrido; pero lo pusiste como una opción. Te dí mis razones porque quiero que sepas puedes decirme las cosas y de mi boca no saldrán. -miré a otro lugar. - ¿Quieres que antes te diga algo que me ocurrió hace poco y me confundió, frustró y de alguna manera molestó? ¿Prefieres que empiece yo?

- Haz lo que quieras, Garnes... -dije rodando un poco los ojos.

- Desde el primer momento en que te vi, me hiciste dudar de muchas cosas. -parpadeé un par de veces y luego lo miré, me sonrió un poco para después mirar el agua de la piscina. - Me hiciste sentir ese típico golpeteo en el pecho y un gran calentón en todo el cuerpo que sorpresivamente jamás había experimentado. Me molestó mucho por el resto de las horas en la escuela y no pude dejar de pensar en ti, tan siquiera cuando me partiste la madre y luego corriste. Claudia dejó de importarme y empecé a pensar que debía tenerte a mi lado de alguna manera u otra, aun sea siendo mi consorte.

Suspiré apoyando mi cabeza en su hombro, se tensó un poco.

- No estas aún acostumbrado a que haga gestos como estos, ¿no es así? - pregunté mirándolo de reojo.

- La verdad es que... Nadie ha hecho gestos como estos conmigo. Claudia solo lo hacía cuando estaba necesitada, no me molestaba ya que eramos una pareja; pero cuando llegaste, esa noche, traté algo más; pero me sentía incómodo con ella, porque sentía mi corazón así lo decía y cuando te volví a ver tenía que saber que era lo que me estaba ocurriendo, por lo tanto, decidí besarte pasando por alto me ganaría un golpe, ahí fue donde descubrí que te quería para mi. -lo miré suspirando pesado, estresada. - Te invité a la fiesta y te invité más de 10 cervezas, te dejé tomar de mi bebida porque pensé esa manera te conocería más ya que estarías ebria; pero lo único que obtuve a una _____, sensible que me dieron ganas de proteger con mi vida, aunque estando sobria le molestara. Me gustaría verte sonreír y escuchar tu risa tantas veces hasta que me la memorice y al no estar cerca poder imaginarte riendo donde sea que esté.

Sonreí un poco me acomodé para mirarlo, estaba con la mirada fija en el agua, por lo que me acerqué a besarle la mejilla. Al separarme me miró con algo de nerviosismo, reí un poco y suspiré.

- Suenas enamorado y romántico -dije en un pequeño susurro. - Me da cosquillas en el estómago, me da miedo eso.

Confesé.

- Nadie me ha hablado así, digo... Sí, bueno, nunca... -miré a otro lugar llevando una mano a mi nuca. -supongo me toca contarte de... Ya sabes...

- Sí, eso se supone pase; pero quiero respondas mi pregunta. -lo miré. -¿Qué te puso tan mal de todo lo que te dijo Claudia?

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- ¡Debiste morirte al nacer, gorda estúpida! -todos se reían de mi mientras lloraba y estaba golpeada.

Me duele todo, me duele la cabeza y la garganta de tanto llorar y los golpes. Me duele, solo quiero dormir. ¡Dormir para siempre!

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- ¿_____? -parpadeé varias veces y miré a Frank.

- Todos... En mi país natal... Todos... Me decían que debí haber muerto al nacer. Es algo que aún me duele, porque yo más que nadie deseaba hubiera sido así. Hace 7 años no era así, para ese tiempo no me afectaban mucho las cosas; pero cuando todo empezó, todo me dolía, las palabras más que nada me lastimaban, porque eran ciertas y nada me gustaba de mí. Te dije evitaras enamorarte de mí, porque... Porque cuando más pequeña, antes de querer ser esto, me había declarado a un chico y me rechazó, me humilló y expandió todo por la escuela. Frank... ¡Solo tenía 11 años por amor a Dios, era la persona más inocente de este mundo! -forme mis puños y luego cubrí mi rostro frustrada, con los ojos llorosos y me negaba a llorar, me niego a ceder.

My Fighting LoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora