31. Ellos

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Melanie

Tengo mucho miedo.

Mi madre nunca tiene charlas conmigo y cuando las tiene no son precisamente para cosas tranquilas.

"¿Dónde está Kalev? ¿Por qué no vino con ella?"

—Pediré un café, ve adelantándote a una mesa. —es lo que dice cuando entramos al establecimiento.

Se aleja sin esperar por una respuesta ya que aquello fue más bien una orden. Para ser temprano en la mañana hay bastantes personas esparcidas por el lugar.

No me importa recibir miradas curiosas por el hecho de llevar aún mi pijama.

Diviso una mesa en el centro del establecimiento y allí es donde decido sentarme. Hay un par libres al fondo, pero si ocurre cualquier inconveniente con mi mamá prefiero mejor tener gente viendo.

Tiro de la silla y me siento. Es una mesa para dos personas.

Me cruzo de brazos y observo el lugar, veo a Morgan, el mejor amigo de Kalev sentado a un par de mesas junto a su padre. Al notar que lo estoy observando me sonríe y sube la mano en un saludo.

Es un chico bastante guapo. Ojos marrones y cabello castaño, piel color caramelo y una sonrisa envidiable. Recuerdo que a los catorce años tuve un fuerte enamoramiento con él, no me culpo, yo apenas y estaba comenzando a descubrir cambios en mi cuerpo y veía a los niños de una manera diferente, por ello de un momento a otro Morgan me gustaba.

Él y mi hermano son amigos desde que tengo uso de razón y cuando le dije a Kalev sobre mi pequeño crush con su mejor amigo fue muy vergonzoso porque entonces Kalev de, en ese entonces, quince años estaba alerta todo el tiempo. Supongo que desde allí sus celos tontos y sobreprotección salieron a la luz.

—Hola —susurro y levanto mi mano devolviendo el saludo.

No, ya no me gusta, pero siempre llevará el lugar en mi corazón como el primer chico que me gustó.

Mi madre llega a la mesa y mira detrás de mí justo a la mesa de Morgan y su padre. No dice nada y toma asiento delante de mí.

—¿Aún te gusta ese chico? —pregunta y comienzo a toser de manera nerviosa mientras me siento de manera erguida.

—¿Qué? No —niego.

—Kalev y Morgan se conocen desde el kínder y es como otro hermano mayor para ti, sería raro que te guste aún.

—Mamá... basta —sé que debo estar ruborizada. —No me gusta, hace mucho que dejó de llamar mi atención.

No sé ni porque estamos hablando de esto. Mi madre sube los hombros despreocupada y ninguna dice algo más ya que trajeron a la mesa su café. Mientras la mesera se va me limito a observar a mi madre tomar una cuchara, tirar azúcar y a revolver el líquido.

—Se avecinan problemas, Melanie, y me temo que si sigues con esa familia no habrá nada que yo pueda hacer.

—Oh —chasqueo la lengua y me vuelvo a cruzar de brazos —A esto quería llegar —entrecierro los ojos —Mamá, desde el incidente en el hospital vienes con tus advertencias sin sentido de mantente al margen y esas mierd-

La veo arquear una ceja y me detengo de inmediato, mi madre no tolera las groserías.

—Mamá, ya dime que es lo que sabes...

—Existen monstruos, hija mía. —dice y la piel se me erizaMonstruos disfrazados de ángeles que te atrapan en sus garras y te destruyen sin piedad alguna. Ellos... Me arrebataron todo, Melanie, me arrebataron todo.

Dylan Neil [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora