39. Diez días

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Dylan

Una transformación dura de cinco a diez días.

Si al atardecer del día diez el veneno no hace que la persona despierte entonces hay que quemar su cuerpo.

Mi casa entera queda en silencio, ya que mis familiares solo me observan con sorpresa al verme cruzar la puerta con Melanie en brazos. Kalev y Dexter vienen detrás de mí igualmente en silencio y los trillizos están en el auto custodiando a Julia.

Una vez en mi habitación acuesto a Melanie en el centro de mi cama y Rebekah entra con la boca abierta señalando el cuello de Melanie.

—Oh. Santa. Sangre. —dice aún sin creer lo que ve.

"Ya me siento bastante mal, detente..."

—¿Detenerme? ¡Melanie tiene una mordida! —prosigue a decir y señala a Kalev —¿Y a este que le pasó? Parece que fue atacado por perros furiosos.

—Una manada de perros furiosos hubiera estado mucho mejor a comparación de lo que ha pasado en las últimas horas —responde el castaño.

—Kalev, te voy a prestar algo de ropa para que te duches —le digo ya que físicamente tenemos casi la misma estructura. —Dexter, préstale tu ducha y si puedes ayudarle con sus heridas, estaría perfecto.

—Claro, no hay problema. Vamos, Kalev. —mi hermano asiente y se gira para salir de la habitación y yo me voy a mis gabinetes para buscar ropa.

—Dylan, ¿nuestro padre lo sabe? ¡¿El abuelo lo sabe?! —indaga Rebekah cuando Kalev ha cerrado la puerta.

"No..."

—Carajo, Dylan. Ellos aún están en el sótano. ¿Tienes una idea de lo furiosos que se van a poner?

Volteo y la miro con el ceño fruncido.

—Me estás dando un dolor de cabeza muy grande, Rebekah Marie.

—Es que no lo entiendo. ¿Qué pasó? ¿Por qué lo hiciste?

—No tienes que saberlo todo.

Rebekah se queda en silencio. Yo camino hasta mi ventana, corro las cortinas y veo el bosque junto a la débil lluvia mañanera caer. Mi hermana da un par de pasos y queda a mi lado viendo también por la ventana.

—Julia le enterró un puñal —digo en voz baja —Sé que no debía hacerlo, sé que es contra las reglas morder al alguien sin previa autorización, pero... Ella... —me giro a ver a Melanie que tiene los ojos cerrados, se encuentra toda ensangrentada e incluso todavía trae puesta mi chaqueta. —Rebekah, la idea de perderla me pareció horrible —me llevo las manos al cabello y cierro los ojos —¿Qué me está pasando?

—Te enamoraste —responde de inmediato.

—¿Enamorado? —pregunto y la miro seriamente.

—Sí, Dylan. —asiente —No necesitas conocer a alguien de toda la vida para amarlo con todas tus fuerzas, a veces solo necesitas un día, quizás una hora, incluso un minuto.

Resoplo molesto porque tiene razón y odio darle la razón a mi hermana.

—Me tomó segundos —admito y pongo mi vista en Melanie —La primera vez que la vi y miró directamente a mis ojos, ese día, Rebekah, ese día supe que mi existencia no sería la misma.

—Entonces te toca luchar —dice y pone una mano en mi hombro —Eres un Neil y los Neil luchan contra viento, fuego y marea para defender lo que aman. Tú, hermano mío, la amas a ella.

—¿Qué pasa si no despierta?

—¿Y si lo hace? —responde con una media sonrisa.

"Qué mañana más jodida... "

Dylan Neil [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora