Escapar de la locura

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Desperté sin muchas energías ni ganas de hacer nada, no era una persona de levantarse temprano. Ya había pasado una semana desde la fiesta y no había hablado con nadie, había desaparecido. Lo necesitaba, tenía muchas cosas en mi cabeza y cuando le pedí a mamá que me dejara faltar una semana a clases para despejarme de todo fue todo un espectáculo.

-Elizabeth despierta que llegaras tarde a clases- Dijo mi madre moviendo mi cama.

-No pienso ir hoy al instituto, ni hoy ni mañana ni pasado. Necesito tiempo para aclarar mi mente y en el instituto hay ciertas personas que no deseo ver- Como a Ryan, Sabrina y Nick, aun no sabia que hacer con el.

-Esa no es excusa. Los Stonem somos personas fuertes y enfrentamos todo, no huimos de los problemas.

-¡Claro!- Dije con ironía -Por eso dejaste a papa hace 14 años, en vez de resolver los problemas decidiste huir de ellos.

-¿Hasta cuando me vas a culpar Elizabeth? Y no me hables en ese tono.

-Madre- Dije sentándome en mi cama -No pienso ir al instituto, hagas lo que hagas no pienso ir hasta que aclare lo que esta en mi mente.

-¡Párate de esta cama ahora mismo!

-¡No!

-¡Elizabeth Stonem!

-¡NO VOY A IR AL MALDITO INSTITUTO!- Dije ya cansada de la situación y aventando mis brazos al aire.

Luego de pronunciar esas palabras la mano de mi madre se estampó en mi mejilla haciendo un sonido sordo. Mi madre me había pegado. No lo creía. Mis ojos se llenaron de lagrimas y comenzaron a bajar por mis mejillas.

-Esta bien, no vayas al instituto llamare al director para decirle que estas enferma. Te vas a ir a un hotel y ahí vas aclarar tus ideas- Dijo como si el golpe nunca hubiera pasado -Voy a conseguirte una cita con el mejor psicólogo y vas a ir todas las tardes de esta semana, y eso es todo. Una semana lejos de todo y luego vuelves al instituto- Dijo fríamente -Tienes 5 minutos para arreglar tus cosas para registrarte en el hotel. El auto te espera.

Se levanto de la cama y se fue. Mientras yo seguía impactada por el golpe agradecí que me dejara alejarme de todo, y lo del psicólogo no me convencía mucho pero no tenía ganas de pelear. Agarre la maleta negra pequeña de DVF, metí la ropa necesaria y rápidamente huí de casa para registrarme en el Frigeralt que era el hotel más lujoso de acá.

Tocaron la puerta de mi habitación, debía ser el servicio para arreglar la habitación.

Me dirigí a ella y la abrí. No era el servicio, era un chico bastante mono y por supuesto como todas las personas normales, alto. Tenía el cabello castaño muy claro, y unos ojos marrones con pestañas larguísimas. Que desperdicio en un hombre.

-¿Si?- Dije seca.

-¿Eres tu la que tiene la música a todo volumen día y noche?

-No, ni siquiera tengo cornetas.

El chico rió por mi comentario.

-¿Sabías que el televisor tiene un programa para que sincronices el teléfono con el televisor y así se escuche por toda la habitación?

-No sabia. ¿Como tu sabes eso? ¿Y por que nadie me lo dijo cuando me registre?

-Después de muchos años de vivir en el penthouse de este hotel aprendes algunas cosas.

-¿Vives aquí?

-Si. Mi padre es el dueño de este y otros hoteles de la costa- Lo dijo como cualquier cosa.

Intentalo de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora