𝒆𝒔 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒅𝒆 𝒊𝒓𝒔𝒆

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capítulo once: es tiempo de irse

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Betty estaba llorando, abrazada a sus rodillas con miedo y con su cuerpo sufriendo varios espasmos. Ella estaba durmiendo muy a gusto hasta que se despertó a mitad de la noche por una pesadilla y no dejaba de llorar. 

Tenía pesadillas con frecuencia sí, pero esa había sido distinta, se había sentido más... Real.

Betty se había soñado encerrada nuevamente con las hermanas de la misericordia, volviendo a sentir el dolor en su vientre bajo y las ásperas manos sobre cada parte de su cuerpo.

Tenía miedo, bastante miedo, por lo que decidió tomar aquel dispositivo extraño que todavía no sabía usar del todo, y marcó los números que tenía escritos en una hoja que estaba sobre su mesita de noche.

Luego le dió al icono del altavoz, como Polly le había enseñado, y espero a escuchar "mágicamente" la voz que necesitaba en esos momentos.

— Betts, hola. —se escuchó una cansada voz de un Jughead adormilado, después de un bostezo.

— ¿Te desperté? ¿Estábas dormido? —Betty preguntó, toda envuelta en sus cobijas rosas.

— No, no, claro que no. —mintió, volviendo a bostezar. — ¿Qué pasa, mi Juliet?

— No puedo dormir. —dijo entre lágrimas. — T-tuve una fea pesadilla.

— Oh, Betty. —Jughead sonó preocupado y enternecido a la vez. — Solo son pesadillas, nada es real.

— P-pero se sintió muy muy real. —lloró, emitiendo un doloroso chillido y acurrucándose contra la cama.

— No llores, trata de calmarte. —pidió Jughead. — Cuéntame, ¿qué soñaste?

— Soñé que estaba e-encerrada con las hermanas. Y v-volvía a estar en ese cuarto oscuro, me estaban l-lastimando. —contó Betty entre lágrimas de puro dolor. — Esas grandes manos estaban sobre mi cuerpo y sentía que me rompían entre las piernas... Odio recordar eso, Juggie.

— Betty...

— Yo solamente quiero tener una sola noche sin sentir eso en mi cuerpo, sin dolor... Poder dormir bien. —Betty se encogió de hombros, recargándose contra la cabecera y sacando todo su dolor en lágrimas.

— Voy para allá. —Jughead dijo enseguida, sin soportar más de su dolor.

— Pero es de noche. —Betty sollozó. — Tengo prohibido meter a chicos de noche.

— Solo abre tu ventana y espérame ahí, llegaré lo más pronto posible. —informó.

— Con cuidado. —pidió entre lágrimas.

— Siempre. —aseguró, sin darle mucha importancia y luego volvió a hablar. — Oye.

— Dime. —pidió en un susurro.

— Te quiero. —dijo Jughead, esperando calmarla un poco con sus palabras.

— Yo también te quiero. —Betty sonrió un poco, y Jughead colgó la llamada.

Dejó caer el dispositivo en la cama, metiéndose más en las cobijas y esperando que el frío en su alma que sentía pasará pronto. El cuerpo le dolía al recordar la última vez que la habían castigado.

La habían tomado de la garganta, apretándola y cortándole la respiración, recordaba como entre cuatro hombres fuertes le habían sacado la ropa. Habían pasado sus manos por sus pechos, haciéndola sentir incómoda, y la hicieron llorar cuando uno de ellos metió su mano dentro de sus bragas.

𝗪𝗛𝗔𝗧 𝗜𝗦 𝗟𝗢𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora