𝗪𝗛𝗔𝗧 𝗜𝗦 𝗟𝗢𝗩𝗘

𝒂 𝑱𝒖𝒈𝒉𝒆𝒂𝒅 𝒍𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒂 𝑩𝒆𝒕𝒕𝒚

capítulo cuatro: a Jughead le gusta Betty

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Betty se quedó callada cuando miró el papel que Jughead le estaba mostrando. Él solamente esperaba una buena reacción, y que ella no se molestara.

Quería decirle y preguntarle tantas cosas, pero nada salía de sus labios. Ni siquiera podía articular palabra alguna para empezar una conversación.

¡¿Por qué le era tan difícil hablar cuando ella estaba cerca?!

Se sentía un idiota cada que veía sus lindos ojos verdes, su cabello rubio tan dorado y brillante. Todo de ella le encan... ¡No! Le era atractiva pero no le gustaba.

¡Betty no le gustaba!

Todavía estaba pensando en las palabras más correctas que saldrían de su boca, cuando la hermosa chica habló, interrumpiéndolo.

— Oh, eso es algo que escribí ya hace bastante tiempo. —Betty dijo con una sonrisa, aunque no muy contenta. — Como pudiste leer, tenía 12 años cuando lo escribí.

— Sí, eso lo leí pero...

— Igual, después me acostumbré a mis castigos. —Betty se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa y es que para ella, no lo era.

— Cómo... ¿Te siguieron castigando? —Jughead empalideció, no queriendo escuchar más de las asquerosidades que le hacían.

Una niña de 12 años.
Betty era una pequeña niña de 12 años cuando la violaron inhumanamente.

¡Una niña!

Y después de eso, todavía la seguían lastimando. Y aunque ya no fuera a temprana edad igual era horrible y no le quitaba lo atroz. 

— Era una buena niña pero Evelyn siempre me ponía trampas y yo caía en todas. —Betty asintió cabizbaja. — Aunque conforme fue creciendo dejó de doler tanto. La última vez me castigaron tan fuerte que tuve que estar casi un mes en cama.

— Que horror. —Jughead se quejó. — ¿C-cómo te castigaban?

— La verdad nunca lo supe realmente, sólo me daban unos cositos chiquitos que decían ser dulces. Me los comía y veía todo borroso, después no veía nada más y sólo sentía dolor entre mis piernas. —Betty confesó, sintiendo confianza en él. — Después el dolor fue desvaneciendo un poco pero igual seguía doliendo.

— Eso es tan horrible. —Jughead murmuró. — ¿Pero tú ahora te sientes bien?

— Sí, estoy feliz de vivir realmente. —Betty asintió con la cabeza y con una sonrisa.

— Betty, sé que no te gusta que te toquen pero tengo unas ganas incontrolables de tomar tu mano. —Jughead dijo, sintiéndose tan mal por ella. — ¿Me dejas...?

— No, no lo hagas. —Betty se alejó de él. — Eres un chico muy lindo pero no me toques, por favor.

— De acuerdo. —Jughead suspiró.

— Perdóname. —Betty dijo con una triste sonrisa. — Es que no me gusta que me toquen, nadie. Siento muy feo.

— Lo sé, y lamento eso pero quizás yo podría...

Jughead tocó su mano, tan sólo dándole un roce a su piel, enviándole descargas eléctricas y rápidamente Betty se alejó.

— Perdón, no puedo. —Betty dijo cabizbaja y se fue corriendo de ahí.

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— ¡Ahí estás, chica! —Verónica chilló, acercándose a la rubia y pelirroja con los pompones amarillos y azules en las caderas.