¿𝒂𝒎𝒐𝒓?

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capítulo trece: ¿amor?

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Eran más o menos las tres de la tarde, cuando la bella Betty despertó, enseguida pudo notar que no estaba en su casa, en la escuela, ni en ningún otro lugar parecido o conocido.

— ¿...Juggie? —Betty lo llamó a tientas, abriendo de a poco sus ojos y buscando su cuerpo con sus manos.

— Hey. —Jughead sonrió a la rubia, yendo hacia ella para acariciarle el cabello dorado que caía despreocupadamente sobre sus hombros como un riachuelo.

— ¿En dónde estamos, Jug? —Betty logró preguntar, levantándose de la cama con bastante curiosidad.

— En la cabaña Lodge, Verónica dijo que podíamos ocultarnos aquí por un tiempo. —explicó, acariciando su cabello amorosamente.

— ¿Ocultarnos de quién? —Betty preguntó rápidamente y sin entender absolutamente nada de lo que él le estaba diciendo.

— Eso no importa en este momento, ¿si? —Jughead sonrió, acariciando su mejilla y cuello.

— Sí. —Betty medio sonrió, estirándose un poco y levantándose de la cama. — ¿Los demás en dónde están?

— Abajo. —Jughead contestó. — Toni está haciendo el almuerzo, supongo que tienes hambre.

— No, no tanta. —Betty contestó. — ¿Por qué estamos aquí? Tienes que llevarme a casa antes de las 9 o mi mamá me va a regañar.

— Lo que pasa, Betty es que... —Jughead se quedó pensando y suspiró pesadamente. — Nosotros queremos pasar tiempo juntos como amigos, y yo también quiero estar contigo.

— ¿Algo así como... Una pijamada? —Betty preguntó emocionada, sonriendo y juntando ambas manos.

— Algo así. —Jughead siguió su juego y acarició su cabello. — Además vamos a dormir juntos.

— ¿En serio? —Betty saltó con emoción y una sonrisa llena de felicidad, abrazándolo. — Esa idea me encanta.

— Lo sé. —Jughead dejó un suave beso en su cabeza. — Ahora vamos a comer que muero de hambre.

— Siempre. —Betty rió divertida y negando.

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Después del almuerzo, Jughead y Betty estaban en la sala, sentados en uno de los sillones mientras todos estaban en sus cosas.

— Éstas son fresas. —Jughead dijo a Betty, tomando la fruta y llevándola a sus labios.

— Son rojas. —Betty rió, mirando la fruta con curiosidad. — Solía verlas en los libros para iluminar pero jamás las probe.

— Son deliciosas, tienes que comer una. —insistió Jughead.

Betty asintió y tomó la fruta en sus manos, dándole una mordida a la fresa.

— Oh Dios, sí que saben bien. —Betty murmuró, dándole otra mordida, encantada con el sabor.

Jughead tenía en la mesita de cristal, un montón de recipientes con distintas clases de frutas para que Betty las probará todas.

Ella se merecía todo eso y mucho más.

Después del encierro tan grande que había vivido por años, sin luz de Sol, sin lluvia en su rostro, o agua bajo sus pies, sin frutas, sin conocer absolutamente nada. Pero él le mostraría todo lo bueno de la vida.

𝗪𝗛𝗔𝗧 𝗜𝗦 𝗟𝗢𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora