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Dos meses después.

-Estás guapísimo, cariño- comentó su madre con emoción- Sólo déjame rehacer el nudo de la corbata.

Álvaro no podía creer las palabras de su madre. No cuando se sentía tanto física como mentalmente demacrado.

-Mucho mejor así- comentó Amara con orgullo- Vas a ser el alfa más guapo de todos los graduados, amor. Ya lo verás-

Ante tus ojos por supuesto que lo seré, madre.
Pensó Álvaro.

-Es hora de poner tu toga, cariño- Álvaro suspiró, sintiéndose un poco ahogado por la emoción de su madre.

Quizás él estaría de la misma forma si Efrén estuviera a su lado, o quizás si supiera que estaría en su habitación colocándose su toga también para graduarse.

Pero no.
Él había desaparecido, no dignándose en ponerse en contacto con él, aunque fuera para decirle un simple estoy bien, nada terrible ha pasado.

Además, y por si no tuviera motivos suficientes para estar enfadado con él, Efrén no había cumplido su palabra.

Hacía una semana que, oficialmente, estaba graduado, cuando obtuvo sus últimas calificaciones aprobadas. Decir que no estuvo ansioso todo el día, esperando la llegada de su alfa, sería mentir.

Incluso tenía su maleta preparada y se había despedido de sus padres, temporalmente, por teléfono, diciéndoles que se iría a una manada con su alfa y que iría a visitarlos cuando estuviera completamente adaptado a su nueva vida.

Sin embargo, Efrén no apareció.

Llamó a los padres de su alfa, preocupado por si algo malo había sucedido.

Ellos le habían comentado que no habían obtenido noticias de él desde que, dos meses atrás, Efrén les había contactado para pedirles una suma desorbitada de dinero.

-Mamá, papá...- comentó Efrén con un poco de ansiedad- Necesito dinero, por favor. Os prometo que os lo devolveré- suplicó- Lo conseguiría por mí mismo pero no tengo tiempo. Ya no hay tiempo-

Álvaro se echó a llorar al escuchar las palabras del padre de su alfa, sintiéndose la peor persona del mundo por haber puesto a Efrén en esa situación.

-¿Para qué necesitas el dinero?- preguntaron sus padres- ¿En qué lío te has metido para necesitar tanta cantidad, hijo?

-Amor, papá- comentó Efrén con sinceridad- Estoy enamorado de un alfa y necesito ponerlo a salvo.

Efrén lo había intentado todo.

Se había metido en aquello que tanto odiaba. Se había convertido en un cazador para mantenerlo alejado del punto de mira.

Se había manchado las manos de sangre, dos veces, para mantenerlo a salvo.

Había intentado conseguir aquel puesto que le garantizaría dar las órdenes sin levantar sospechas, aunque no lo hubiera conseguido.

Ni él, ni ninguno de aquellos que eran como él. Habían ascendido a una alfa que había conseguido acabar con sesenta lobos, sólo en lo que llevaba de año.

Era la mujer más extremista y cuyos valores que defendía estaban bien arraigados en su mente.

Sabía que esa mujer no era para nada tonta, no como el antiguo encargado. Ella los acabaría descubriendo en una semana, como máximo.

Así que sólo se le ocurrió un último plan, aunque aquello implicase tener que dejar a Álvaro temporalmente.

Muchas personas se dedicaban profesionalmente al montaje y persecución de sus vidas, poniéndolas en peligro sólo por una buena cantidad de dinero, para distraer la atención de los cazadores.

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