Capítulo 1

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25/30/1996

William García


- ¡WILLIAM LA NIÑA YA VIENE! ¡¡HE ROTO AGUAS!!- Escucho como Mariana grita exasperada. Salgó corriendo rápidamente donde ella.

- Cariño Respira como nos enseñó la enfermera- Dije haciendo la mueca de inhalar y exhalar para que ella me siguiera.

- Es fácil decirlo cuando no sientes que te desgarran por dentro- Dice apretando los dientes.

- Coge el bolso con las cosas y busca el coche- Me ordena. Corro a por el bolso y por las lleves del coche lo más rápido que puedo. Ella caminando de un lado al otro haciendo las respiraciones.

- ¡Muévete!- grita alterada

- Voy, voy, voy...- Respondo corriendo.

Cuando está todo dentro del coche, repaso mentalmente recordando si no se me olvido nada.


Espero que no.


- Todo estará bien cariño- Sonrío, mientras le acaricio la barriga. Ella asiente haciendo las respiraciones colocando su mano sobre la mía.

- Te amo-dice con una sonrisa forzada.

- Yo también te amo cariño. Tranquila, falta poco para llegar-Tomo su mano y dejo un beso fugaz sobre ella.

Después de unos minutos llegamos al hospital.

- ¡ENFERMERA AYUDA POR FAVOR, MI MUJER VA A PARIR!-Grito en lo que entro en la sala de emergencias con Mariana. Pasan unos pocos segundos viene una enfermera corriendo hacia nosotros llevando una silla de ruedas.

-Siéntese aquí, por favor-dice la enfermera dirigiéndose a Mariana, la ayudo a que se siente en la silla de ruedas-Todo va a estar bien, tranquila, respire -le indica a Mariana.

Le tomo la mano a Mariana y la miro, ella tiene una mirada de susto, dolor, angustia. Le dedico una sonrisa para consolarla y le sigo el ritmo a la enfermera que lleva a Mariana hacia sala de partos.

- Señor, hasta acá puede llegar, nosotros nos encargáremos del resto. Todo va a estar bien- dice deteniéndome, asiento con la cabeza preocupado y veo como se llevan a Mariana.

Pasa alrededor una hora, después de firmar y dejar todo el papeleo en orden, ya me estoy angustiando, estoy nervioso y no puedo tranquilizarme necesito saber que las dos están bien. No paro de caminar por todo el pasillo, caminando de un lado al otro tratando de tranquilizarme.

Me siento en una silla cerca de la puerta por donde se llevaron a Mariana. Me Llevó las manos a la cabeza...tengo la respiración agitada y el pulso acelerado. Levanto la cabeza y puedo ver a un médico caminando apresurado hacia mi e inmediatamente me paro de golpe y voy corriendo hacia él.

- Doctor. ¿Qué pasa? ¿mi mujer? ¿mi hija? ¿Están bien?, Dígame que están bien por favor- Suelto las palabras de golpe nervioso, el doctor me da una mirada preocupada.


Algo no está bien.


- Señor, el parto se complicó. Su mujer llegó con la presión arterial muy alta y en la labor de parto su mujer sufrió una preeclampsia, la situación de la madre y el bebé se complicó, ellos están en una situación muy crítica...necesito que me diga, a quien quiere que salve para proceder ya mismo.

El mundo en ese momento se detuvo, mi corazón dejo de latir, no podía respirar, siento todo mi cuerpo oprimido. Se me nubla la mirada, no puedo evitar que algunas lágrimas escapen de mis ojos.

- No, usted no me puede hacer esto. Por favor no me diga esto- El doctor me mira con pena, frunce los labios.

- Lo siento mucho, créame, pero necesito su consentimiento para proceder.

- ¡Doctor, la chica está es situación crítica! ¿Qué hacemos? -El doctor gira su cabeza inmediatamente en dirección a la enfermera que grita alarmada, Me percato de la enfermera que tiene los brazos extendidos semiflexionados y está sosteniendo la puerta con su espalda.

-Señor, dígame. Estoy perdiendo minutos valiosos, si no me lo dice ya perderemos a ambos-Insiste el doctor de nuevo.

-A mi hija-digo finalmente, él asiente y se retira rápidamente.

Me derrumbo en el suelo frío, abrazando mi cuerpo buscando consuelo por la decisión que acabo de tomar.

Esta decisión me va a pesar para toda la vida. Me duele el pecho, me arde, me quema. No puedo respirar.


La voy a perder.

No la quiero perder.

Ella es mi vida.


Siento como todo mi mundo se viene abajo.

¿Cómo voy a poder lidiar con todo esto?

¿Seré capaz de criar a mi hija?

¿Podré afrontar esta situación solo?

Las preguntas resuenan una y otra vez en mi cabeza haciendo eco.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora