Almas Gemelas

Capítulo 42

Corro con los platos en mis manos para alcanzarla antes de que llegue a la mesa.

- Abuela, ¿por qué mi abuelo? - Pregunto al alcanzarla. Ella Sonríe.

- Porque es mejor una persona con bonitos sentimientos y un buen corazón que una persona solo con buen físico- Responde retirándose.

Todos estamos sentados en la mesa comiendo y bebiendo. Probando un poco de cada cosa que preparo mi abuela. Preparo una deliciosa paella, pulpo, papas al horno y una pequeña empanada gallega.

Siempre he dicho. El mejor sazón y la mejor comida siempre será la de mi abuela.

Miró a mi abuela y abuelo que están sentados juntos comiendo. Les miró con admiración, después de tantos años juntos aún se les ve enamorados.

Recuerdo que de pequeña alternaba las vacaciones, pasaba un año acá y otro en Río de Janeiro con mis otros abuelos por parte de madre.

Siempre que venía, por las tardes nos sentábamos en los olivos a ver el atardecer mientras comíamos la merienda y siempre pedía que me contarán la historia de como se conocieron, me parecía una historia tan bonita y romántica que fantaseaba con algún día llegar a tener un amor como el de ellos.

Después de la guerra y todas las cosas que pasaron en España, mi abuelo emigró a Francia con tan sólo dieciocho años, París específicamente. Allí se conocieron, el ayudaba a traer y llevar frutas y verduras del campo a la cuidad. Pasaron cinco años  y un día como cualquier otro día de trabajo, mi abuelo cargaba y descargaba cestas. Vio a una chica muy guapa comprando frutas en la tienda donde el estaba trabajando. Decía que la chica era tan guapa que le robo la respiración, estaba tan distraído mirando a mi abuela desde en medio de la calle que cuando un pareja que iba manejando le tocaron el claxon provocó que mi abuelo se asustara y dejara caer la cesta de manzanas que tenía en las manos provocando que las manzanas rodarán por toda la calle. 

Eso hizo que la chica (Mi abuela) que estaba comprando en la tienda se girara al escuchar el estruendo. Sus miradas conectaron, mi abuelo avergonzado rompió el contacto visual y rápidamente empezó a recoger todas las manzanas esparcidas por la calle, ella corrió rápidamente sin dudarlo dos veces a ayudarle. Recogió varias manzanas y cuando se las fue a entregar sus miradas volvieron a conectar, mi abuelo se sonrojo y ella simplemente le dedico una sonrisa risueña. Mi abuelo cada vez que me contaba está parte decía que su sonrisa le cautivo de tal manera que decía que no podía dejar pasar la oportunidad de pedirle una cita a ella. Claramente mi abuela no se lo puso tan fácil después de un mes de casi verse diariamente en la tienda y de aceptar los cortejos por parte de mi abuelo decidió que por fin aceptaría la propuesta de mi abuelo.

Un año después y ahora con veinticinco años ambos, se casaron y decidieron volver a España. Compraron una casa en el campo se dedicaron a la agricultura y tuvieron seis hijos. 

Mi padre tiene, tres hermanas con un solo hijo cada una, un hermano sin ningún hijo y él, que me tuvo a mi solamente.

50 años de matrimonio después son aún felices. Mi abuelo aún conserva su belleza a pesar de los años y mi abuela ni se diga. Con esos ojos color aceituna que se gasta no me imagino cuantos pretendientes habrá tenido en su juventud.