Prefacio "Un día de verano"

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Corría el año de 1989, el sol caía deslumbrante y con intensidad aquella tarde de verano sobre Monterrey Nuevo León, una ciudad bastante popular ubicada al Norte de México.

Noelia Garza; una mujer de aproximadamente cuarenta años de edad con una apariencia mucho más juvenil y fresca, conducía precavida sobre las calles de la ciudad. Su cabello castaño jugaba con el aire que entraba por la ventana mientras un par de lentes obscuros le cubrían sus ojos cafés de los rayos del Sol. Ella era una mujer elegante y educada, dedicada con pasión a su papel de madre, por ello se encontraba en busca de una nueva actividad para sus dos pequeños hijos, los cuales viajaban en la parte trasera del automóvil con el cinturón de seguridad atravesado sobre sus pequeños cuerpos infantiles.

Una niña de escasos nueve años, coreaba alegre una de las tantas canciones que el estéreo del automóvil reproducía a través de las bocinas. Mientras que, a su lado, un pequeño niño de su misma edad se entretenía con un entretenido aparato de juegos muy famoso de ese entonces, llamado "Tetris".

Paola era una pequeña de tez blanca y grandes ojos color marrón, justo del mismo tono que los de su madre. Su cabello lacio y obscuro caía hasta sus hombros a unos costados de su flequillo, siendo adornado comúnmente por un enorme moño al tono de sus vestidos. Ella era una niña sumamente alegre y espontánea, le encantaba cantar, bailar y jugar todo el día con Arturo, su pequeño hermanastro.

Él era un niño de piel clara, cabello ondulado en color castaño y con un par de ojos aceitunados que siempre le elogiaban los adultos. Acababa de cumplir nueve años en marzo y como la mayoría de los niños de su edad, amaba el deporte, los juguetes y las series de televisión que todas las tardes veía junto a Paola.

La señora Noelia se había vuelto a casar con Raúl Sepúlveda poco después de que su primer esposo (el padre de su hija Paola) falleciera en un accidente automovilístico hacía más de siete años. El Padre de Arturo y la madre de Paola se habían mudado para vivir juntos como familia cuando ellos aún eran muy pequeños. Habían crecido juntos desde entonces y prácticamente eran como hermanos ò así era como Noelia y Raúl los querían hacer sentir, pues ambos escondían un secreto que estaban decididos a revelar cuando sus hijos fueron lo suficientemente maduros para saber la verdad sobre el origen de ambos.

Las vacaciones de verano habían comenzado, pero a Noelia no le gustaba la idea de que sus pequeños pasaran horas enteras frente al televisor, ni tampoco la idea de hacerlos levantarse temprano cinco días a la semana para asistir a un curso vacacional que al final nada le aportaría a su conocimiento. Decidió entonces que ambos pudieran elegir una actividad de su interés para practicar por las tardes y mantenerlos entretenidos sanamente.

La primera en elegir fue la pequeña Paola, quien decidió tomar clases de gimnasia rítmica junto a algunas amiguitas de su colegio. Arturo también tenía bien decidido lo que quería hacer, así que después de inscribir a su hermana se dirigieron al Campo de Futbol Americano donde entrenaba el equipo de "Los avispones". Cuando llegaron estaba a punto de terminar el entrenamiento, los tres se acercaron a las gradas donde los demás padres observaban las prácticas y se sentaron a lado de una señora que a simple vista se veía bastante agradable.

- Buenas tardes – la saludo Noelia y ella respondió amablemente con una sonrisa- Disculpe ¿Su hijo entrena aquí?

- Si, si – asintió la señora de pelo rubio- ¿Él suyo también?

- No, mi hijo está interesado en esté deporte – ella volteó a ver a Arturo quien bajo la mirada tímidamente - pero me gustaría saber cómo considera usted los entrenamientos de aquí

- Excelentes de verdad- sonrió ampliamente - mi hijo el mayor lleva entrenando aquí ya más de seis años y su hermano el menor lleva tres, además es un deporte que les ayuda bastante a su crecimiento

Mi destino a tu lado - Pxndx ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora