Capitulo 41 "Funeral en Vida"

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NARRACIÓN DE PAOLA:


- Soy Paola – anuncié después de golpear mis nudillos en la puerta – ¿Puedo pasar? – La puerta de la habitación se abrió y la mirada de los familiares de Iván se concentraron en mí mientras entraba – Ya son casi las 8:00 p.m. , debo darle otro de sus medicamentos.
- Ya sé lo di yo – respondió su madre de mala gana – hay que estar más al pendiente de él ¿No crees? – agaché la mirada mientras decenas de murmullos se desataban, en momentos como este me sentía verdaderamente incompetente ante la fría actitud de mi suegra.
- Estoy al pendiente de él señora – levanté el rostro – No he dormido casi nada por cuidarlo.
- Ah ¿Y ahora se lo echas en cara? – torcí el gesto, discutir era inútil.
- Basta mamá – todos volteamos hacia la cama donde posaba el frágil cuerpo de Iván – ¿Podrían dejarme un momento a solas con ella? – sus hermanos, primos y tíos se miraron entre si y después de unos segundos salieron uno a uno de la habitación, su madre me dedicó una mirada de desprecio para después cerrar la puerta tras de ella.
- ¿Cómo estas? – pregunté mientras me acercaba a su cama.
- Ahora que estás aquí conmigo mucho mejor – esbocé una sonrisa inclinándome para besar sus labios deshidratados.
- Perdón por irme – me senté al borde de la cama – pero preferí dejarte solo con tus familiares para que te sintieras más a gusto.
- Lo sé... pero no hay manera de que me sienta más a gusto que si tú y nuestro hijo están a mi lado – llevé su mano hacia mi vientre, amaba la sensación que se desencadenaba con este acto – ¿Están bien?
- Sí... cuando tu mano se posa así sobre nosotros estamos más que bien – ahora él sonrió.
- Me alegra poder llevarme estos momentos antes de mi partida – mi sonrisa se borró automáticamente – creí que moriría lejos de ti y sin la dicha de ser padre pero ahora... bueno me considero afortunado, no todas las personas corren con la misma suerte que yo.
- ¿Suerte? – repetí incrédula ante sus palabras.
- Sí suerte, dime ¿Cuántas personas tienen la dicha de despedirse de sus seres queridos antes de morir? – fruncí el ceño – ¿Cuántos pueden resolver sus pendientes, aclarar sus problemas y disfrutar segundo a segundo la vida antes de que esta los consuma? – tomó una bocanada de aire -Lamentablemente muchos mueren a diario en accidentes, en asaltos entre otras cosas ¿Te imaginas lo difícil que será ser sorprendidos de esta manera por la muerte? – inmediatamente el par de ojos de color y la sonrisa que perfectamente recordaba aparecieron en mi cabeza con un punzante dolor en el pecho, Iván observó mi reacción y de inmediato pareció poder leer mi pensamiento – Recordaste a Javier Blake ¿Verdad? – asentí agachando la mirada – Yo también, han pasado más de seis años y aún me duele recordar como perdió la vida nuestro amigo.

- Sí lo sé – solté conteniendo las lágrimás – Javier era un chico maravilloso, con tantos sueños y metas en la mente que... nunca logró cumplir.

- La muerte es muy impredecible, sin embargo tengo la fé que muy pronto volveré a encontrarme con él – la primer lágrima corrió por mi mejilla – nuestro espíritu nunca muere Paola, es sólo el alma la que abandona el cuerpo... como una prenda – suspiró – cuando uno muere tiene la oportunidad de volver a la gloria de Dios, donde además de él el resto de tus seres queridos que se te adelantaron en el camino te esperarán con los brazos abierto.
- Yo creo en eso...
- Entonces así será – presionó mi mano – pronto me reencontraré con Javier y al fin después de más de diez años volveré a ver a mi padre – sonrió como si aquello fuera la mejor noticia del mundo – Estaré bien amor – acarició mi rostro – y esté en el lugar que esté te protegeré, a ti y a nuestro hijo – rozó sus labios contra mis dedos – te lo prometo – más lágrimás mojaron mi rostro – Pero no, no llores no tienes porqué hacerlo mi vida, quiero verte sonreír justo como hace unos minutos ¿Si? Quiero irme sabiendo que serás feliz.
- No quiero estar sin ti – me dejé caer a su lado aferrándome a su débil cuerpo como cuando una niña pequeña abraza a su oso de peluche favorito antes de dormir – no lo puedo aceptar.
- No hagas esto – lo escuché titubear contra mi pelo – por favor.
- Te quiero Iván – sollocé – te quiero infinitamente.
- Y yo te amo – me besó la frente – y no sabes cuanto agradezco que hayas sido tú la que me haya enseñado el significado de este sentimiento.
- ¿Sabes qué día es hoy?
- Sí... uno de los días más esperados de mi vida – me alejé de él para mirarlo a los ojos – 19 de diciembre del 2004.
- ¿Por qué anulaste nuestra boda? – sollocé – a mí no me importaba que no tuviéramos fiesta ni todo ese alboroto – suspiré – sólo quería... casarme contigo, estar contigo.
- ¿Y qué caso tendría? Sólo te daría una etiqueta social de "viuda" en un par de meses – presioné mis labios para contener mis lágrimas – eso no es lo que yo quiero para ti, además ¿Qué importa un papel del registro civil? Cuando lo único que quiero es que estés junto a mí – besó mi frente – no me importa si eres mi esposa, mi prometida, mi novia o mi amiga, teniéndote cerca haces que cada instante sea el mejor y más ahora con este hermoso regalo – ahora bajó su mano hasta posarla en mi estómago – por ustedes dos vale la pena morir.
- No digas eso...
- No me mal interpretes – acarició mi rostro – me refiero a que con su presencia hacen más ameno mi desenlace, me hacen sentir en paz.
- Estaremos contigo siempre mi amor – besé sus labios de prisa – y tú estarás con nosotros siempre, en nuestro corazón.
- Lo sé preciosa – ahora fue él quien me besó – oye ¿Quién más está allá abajo?
- Pues casi todos, nuestros amigos y familiares que irían a la boda ¿Por qué?
- Es que quiero hablar con todos ¿Crees que pudieran subir a verme?
- Pues no sé si quepan todos aquí – miré alrededor – pero si quieres podemos bajar al jardín.
- Sí mejor, aunque creo que necesitaré ayuda para bajar – torció el gesto – mis huesos ya no quieren responder con facilidad.
- No te preocupes, le diré a Arturo y a mi papá que te ayuden a bajar ¿Si?
- No quería llegar a esto pero... no me queda alternativa.
- Ok – me enderecé de la cama limpiando mis ojos con los puños de mis manos – Iré a avisarles para que suban por ti.
- Oye – me giré para verlo - ¿Ricardo está aquí? – me mordí el labio y después asentí levemente con la cabeza.
- Sí, él y mis demás amigos de la banda están aquí ¿Te molesta?
- No para nada, al contrario es indispensable que Ricardo esté para lo que tengo que decir.
- ¿Qué vas a decir? – sonrió – Iván por favor, no vayas a decir alguna locura.
- No te preocupes, no diré más que la verdad – lo miré con el ceño fruncido unos segundos para después salir de la habitación ¿Qué plan tendría ahora?-

Mi destino a tu lado - Pxndx ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora