NARRACIÓN DE PAOLA:
- Soy Paola – anuncié después de golpear mis nudillos en la puerta – ¿Puedo pasar? – La puerta de la habitación se abrió y la mirada de los familiares de Iván se concentraron en mí mientras entraba – Ya son casi las 8:00 p.m. , debo darle otro de sus medicamentos.
- Ya sé lo di yo – respondió su madre de mala gana – hay que estar más al pendiente de él ¿No crees? – agaché la mirada mientras decenas de murmullos se desataban, en momentos como este me sentía verdaderamente incompetente ante la fría actitud de mi suegra.
- Estoy al pendiente de él señora – levanté el rostro – No he dormido casi nada por cuidarlo.
- Ah ¿Y ahora se lo echas en cara? – torcí el gesto, discutir era inútil.
- Basta mamá – todos volteamos hacia la cama donde posaba el frágil cuerpo de Iván – ¿Podrían dejarme un momento a solas con ella? – sus hermanos, primos y tíos se miraron entre si y después de unos segundos salieron uno a uno de la habitación, su madre me dedicó una mirada de desprecio para después cerrar la puerta tras de ella.
- ¿Cómo estas? – pregunté mientras me acercaba a su cama.
- Ahora que estás aquí conmigo mucho mejor – esbocé una sonrisa inclinándome para besar sus labios deshidratados.
- Perdón por irme – me senté al borde de la cama – pero preferí dejarte solo con tus familiares para que te sintieras más a gusto.
- Lo sé... pero no hay manera de que me sienta más a gusto que si tú y nuestro hijo están a mi lado – llevé su mano hacia mi vientre, amaba la sensación que se desencadenaba con este acto – ¿Están bien?
- Sí... cuando tu mano se posa así sobre nosotros estamos más que bien – ahora él sonrió.
- Me alegra poder llevarme estos momentos antes de mi partida – mi sonrisa se borró automáticamente – creí que moriría lejos de ti y sin la dicha de ser padre pero ahora... bueno me considero afortunado, no todas las personas corren con la misma suerte que yo.
- ¿Suerte? – repetí incrédula ante sus palabras.
- Sí suerte, dime ¿Cuántas personas tienen la dicha de despedirse de sus seres queridos antes de morir? – fruncí el ceño – ¿Cuántos pueden resolver sus pendientes, aclarar sus problemas y disfrutar segundo a segundo la vida antes de que esta los consuma? – tomó una bocanada de aire -Lamentablemente muchos mueren a diario en accidentes, en asaltos entre otras cosas ¿Te imaginas lo difícil que será ser sorprendidos de esta manera por la muerte? – inmediatamente el par de ojos de color y la sonrisa que perfectamente recordaba aparecieron en mi cabeza con un punzante dolor en el pecho, Iván observó mi reacción y de inmediato pareció poder leer mi pensamiento – Recordaste a Javier Blake ¿Verdad? – asentí agachando la mirada – Yo también, han pasado más de seis años y aún me duele recordar como perdió la vida nuestro amigo.- Sí lo sé – solté conteniendo las lágrimás – Javier era un chico maravilloso, con tantos sueños y metas en la mente que... nunca logró cumplir.
- La muerte es muy impredecible, sin embargo tengo la fé que muy pronto volveré a encontrarme con él – la primer lágrima corrió por mi mejilla – nuestro espíritu nunca muere Paola, es sólo el alma la que abandona el cuerpo... como una prenda – suspiró – cuando uno muere tiene la oportunidad de volver a la gloria de Dios, donde además de él el resto de tus seres queridos que se te adelantaron en el camino te esperarán con los brazos abierto.
- Yo creo en eso...
- Entonces así será – presionó mi mano – pronto me reencontraré con Javier y al fin después de más de diez años volveré a ver a mi padre – sonrió como si aquello fuera la mejor noticia del mundo – Estaré bien amor – acarició mi rostro – y esté en el lugar que esté te protegeré, a ti y a nuestro hijo – rozó sus labios contra mis dedos – te lo prometo – más lágrimás mojaron mi rostro – Pero no, no llores no tienes porqué hacerlo mi vida, quiero verte sonreír justo como hace unos minutos ¿Si? Quiero irme sabiendo que serás feliz.
- No quiero estar sin ti – me dejé caer a su lado aferrándome a su débil cuerpo como cuando una niña pequeña abraza a su oso de peluche favorito antes de dormir – no lo puedo aceptar.
- No hagas esto – lo escuché titubear contra mi pelo – por favor.
- Te quiero Iván – sollocé – te quiero infinitamente.
- Y yo te amo – me besó la frente – y no sabes cuanto agradezco que hayas sido tú la que me haya enseñado el significado de este sentimiento.
- ¿Sabes qué día es hoy?
- Sí... uno de los días más esperados de mi vida – me alejé de él para mirarlo a los ojos – 19 de diciembre del 2004.
- ¿Por qué anulaste nuestra boda? – sollocé – a mí no me importaba que no tuviéramos fiesta ni todo ese alboroto – suspiré – sólo quería... casarme contigo, estar contigo.
- ¿Y qué caso tendría? Sólo te daría una etiqueta social de "viuda" en un par de meses – presioné mis labios para contener mis lágrimas – eso no es lo que yo quiero para ti, además ¿Qué importa un papel del registro civil? Cuando lo único que quiero es que estés junto a mí – besó mi frente – no me importa si eres mi esposa, mi prometida, mi novia o mi amiga, teniéndote cerca haces que cada instante sea el mejor y más ahora con este hermoso regalo – ahora bajó su mano hasta posarla en mi estómago – por ustedes dos vale la pena morir.
- No digas eso...
- No me mal interpretes – acarició mi rostro – me refiero a que con su presencia hacen más ameno mi desenlace, me hacen sentir en paz.
- Estaremos contigo siempre mi amor – besé sus labios de prisa – y tú estarás con nosotros siempre, en nuestro corazón.
- Lo sé preciosa – ahora fue él quien me besó – oye ¿Quién más está allá abajo?
- Pues casi todos, nuestros amigos y familiares que irían a la boda ¿Por qué?
- Es que quiero hablar con todos ¿Crees que pudieran subir a verme?
- Pues no sé si quepan todos aquí – miré alrededor – pero si quieres podemos bajar al jardín.
- Sí mejor, aunque creo que necesitaré ayuda para bajar – torció el gesto – mis huesos ya no quieren responder con facilidad.
- No te preocupes, le diré a Arturo y a mi papá que te ayuden a bajar ¿Si?
- No quería llegar a esto pero... no me queda alternativa.
- Ok – me enderecé de la cama limpiando mis ojos con los puños de mis manos – Iré a avisarles para que suban por ti.
- Oye – me giré para verlo - ¿Ricardo está aquí? – me mordí el labio y después asentí levemente con la cabeza.
- Sí, él y mis demás amigos de la banda están aquí ¿Te molesta?
- No para nada, al contrario es indispensable que Ricardo esté para lo que tengo que decir.
- ¿Qué vas a decir? – sonrió – Iván por favor, no vayas a decir alguna locura.
- No te preocupes, no diré más que la verdad – lo miré con el ceño fruncido unos segundos para después salir de la habitación ¿Qué plan tendría ahora?-
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Mi destino a tu lado - Pxndx fic
FanfictionCuando Paola y Ricardo se conocieron en aquel verano de su infancia, jamás imaginaron lo que el destino les tendría preparado para entrelazar la vida de ambos en un mismo camino hasta el final de sus días. La relación que desde la adolescencia comen...