Capitulo 31 " El Rencuentro"

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NARRACIÓN DE PAOLA:

- ¿Paola? – asentí – ¡No puede ser! – se llevó las manos a la boca sin dejar de sonreír.
- Tú eres Diana Santos – ella asintió – guau no lo puedo creer, estás cambiadísima.
- Bueno es que ahora estoy embarazada – se acarició su vientre con ternura y yo sonreí ampliamente, la noticia me había dejado perpleja.
- Qué lindo – exclamé – Te casaste con Pe...
- ¡Nooo! – negó en seguida entre risas – ¿Cómo crees? Tuve otras parejas después de él obviamente.
- Perdón, pero es que cuando te dejé de ver estabas muy enamorada de él.
- Pues si pero las cosas cambian y me di cuenta que no era el indicado para atarme a él toda la vida.
- ¿Y entonces quién lo fue? – pregunté intrigada.
- Se llama Brandon, lo conocí durante la Universidad y llevamos año y medio de casados.
- Guau, qué bien – reí nerviosa – me dejaste en shock, no esperaba encontrarte aquí.
- Yo mucho menos ¿Tú qué haces aquí? ¿Volviste a Monterrey?
- Sólo temporalmente, mi novio insistió en que nuestra boda fuera aquí y...
- ¡¿Te vas a casar?! – pegó un grito ahogado – Guau eso sí es un notición ¿Eh?
- Y tu bebé también lo es, no pensé que cuando volviera a verte serías mamá ya.
- Sí, la vida nos dio un giro de 180º rapidísimo – asentí – ¿Y para cuando te casas?
- El 19 de diciembre.
- Pues ya falta muy poco ¿Me vas a invitar?
- ¡Claro que sí! – exclamé – pronto te llegará la invitación.
- Perfecto, y tú prepárate porque el 12 de diciembre es mi baby shower y no puedes faltar ¿Eh?
- Ahí estaré sin falta ¿Me pasas tu teléfono?
- Claro, apunta – saqué mi celular para anotar el número que me dio – Tú pásame el tuyo – comencé a dictarle mi número el cual apuntó en una libretita – Ok entonces estamos en contacto ¿Va? Es que mi organizadora ya me está esperando.
- Ok no te preocupes, nos ponemos de acuerdo pronto para seguir platicando.
- Sí, creo que hay demasiadas cosas que contar ¿Verdad?
- Infinidad, pero en fin nos vemos pronto.
- Sí Pao – se acercó abrazarrme – que gusto es volverte a ver, en serio.
- Los mismo digo yo – respondí con un apretón – cuídate mucho.
- Tú también, adiós.

La figura llenita de mi vieja amiga desapareció tras la puerta del elevador, sacudí mi cabeza tratando de asimilar todo lo que había ocurrido hace unos segundos. Acababa de invitar a mi boda a Diana pero nada de esto podía ser grave ya que al aparecer ella no mantenía comunicación con ninguno de nuestros viejos amigos así que no me vería obligada a reencontrármelos como tanto temía y podía seguir tranquila con mis planes, esto no debía afectar nada. Mariana quien hasta ese momento se había quedado esperándome en la puerta se acercó a mí y con voz tranquila me preguntó si podíamos irnos ya, le respondí asintiendo con la cabeza y salimos del lugar.

Mientras comíamos le platiqué brevemente a Mariana sobre el reencuentro con mi amiga Diana pero sin darle muchos detalles de nuestra amistad pues si le contaba todo tal cual era tendría que sacar al tema a Pepe y por ende a Ricardo y no es que no le tuviera la confianza a mi amiga de contarle sobre mi irrevocable amor adolescente pero la verdad prefería no tocar el tema por ahora. Salimos del Restaurante Mexicano aproximadamente a las 4:30 pm para dirigirnos a un reconocido salón de belleza a sacar mi cita de peinado y maquillaje para el 19 de diciembre y para ir probando la calidad del lugar Mariana y yo decidimos hacernos un corte de cabello que incluía ya el peinado, ambas quedamos fascinadas con el resultado final.

Después de ahí decidimos ir a tomar un café a "El trovador" que era un lugar bastante conocido de la ciudad por el delicioso sabor de sus bebidas. Mi amiga y yo pedimos dos frapuchinos con un pay de queso con zarzamora que a ambas nos encantaba y cuando nuestra orden estuvo lista nos sentamos en una de las mesitas que había en el exterior del lugar y nos dispusimos a platicar tranquilamente.

- No puede ser – dijo Mariana llevándose una mano a la frente – Ya casi son las siete y quedé con mi novio para que pasara por mí a la oficina.
- No nos va a dar tiempo de regresar – comenté viendo el reloj, faltaban menos de diez minutos – ¿Por qué no le hablas que pase aquí por ti?
- Yo creo que sí – sacó su celular – Sirve que así por fin conoces al hombre del que a diario te habló.
- Sí ¿Verdad? – sonreí mientras le daba un sorbo a mi bebida.
- ¿Bueno, mi amor? – comenzó a hablar por el celular – Hola ¿Cómo estás?... Sí yo también... si para eso te hablaba, es que no estoy en la oficina salí a ver unas cosas con una chica y se nos pasó el tiempo... estoy aquí en "El Trovador"... si ese mismo ¿Pasas por mí aquí?... Aww gracias bebé, entonces aquí te veo... Te amo hermoso... bye – colgó – Ay dice que viene como en quince minutos.
- Que bueno, así ya no te regresas solita.
- Y tú tampoco, le diré a mi novio que te pasemos a dejar a tu casa ¿Ok?
- No como crees, me puedo ir en taxi como siempre.
- Estás loca, nosotros te llevamos y si no aceptas renunció a ser tu organizadora.
- Está bien, está bien – reí – con tal de que no renuncies acepto.

Mariana era una chica genial, a pesar de su corta edad (21 años) era una mujer muy madura y sabía perfectamente como ser una buena amiga. Compartíamos tantas cosas en común que siempre teníamos tema de que hablar, la verdad es que yo siempre soñé con tener una hermana menor, una hermana a quien aconsejar, ayudar y ¿Por qué no? de vez en cuando pelear, si el destino hubiera sido bueno conmigo y me hubiera dejado elegir, Mariana Quintanilla sería la hermana menor perfecta para mí, aunque claro eso no desmeritaba el enorme cariño y lo feliz que estaba de tener a Arturo como mi medio hermano al menos mi verdadero padre me había heredado un pedacito de él antes de morir. Y justo esta historia de mi pasado fue la que decidí confiarle esta tarde a mi amiga, por obvias razones estaba sorprendida del hecho de que después de dieciocho años me hubiera enterado de que el que pensaba era mi hermanastro era en realidad mi medio hermano, la vida a veces parecía salida de alguna historia de telenovela.

- No lo puedo creer – exclamó – yo no sé como reaccionaría si me pasara algo similar.
- Sí fue difícil al principio, y más para mi hermano cuando se enteró que sus verdaderos padres habían fallecido ya...
- Sí me imagino – torció el gesto – pero que lindo que tu padrastro haya tomado el papel de papá con ustedes.
- Sí lo sé – suspiré – Raúl es uno de los hombres que más admiro, no cualquiera le da su apellido y su amor a un hijo que ni siquiera es suyo ¿No?
- Sí por que a ve... ahí viene – se interrumpió ella misma con una sonrisa enorme en el rostro – ¡¡Amor!! – exclamó agitando su mano - ahí viene, ahí viene.
- Amiga respira – me burlé por la rara actitud que había tomado, sus ojos le brillaron tanto que parecía unas enormes esferas color esmeralda, vaya que la tenía perdidamente enamorada.

Mi amiga se paró del asiento y corrió a los brazos del chico que se encontraba tras de mí, fingí mirar hacia el cielo para no tener que voltear a mirarlos derramando miel por toda la cafetería pero de pronto se formó un agujero enorme bajo mis pies que me tragó por completo y me impulsó a la realidad de un jalón pues la voz que acababa de penetrar por mis oídos la conocía mejor que cualquier otro sonido existente en el planeta, me llevé la mano al pecho mientras el terror se apoderaba de mi erizando por completo mi piel.

Debía haber oído mal, debía estar confundiéndolo todo, él no podía estar tras de mí, él no podía ser el novio de Mariana, todo esto era una alucinación creada por mi imaginación, debía ser eso, tenía que ser eso. Sólo necesitaba levantar la cara y girar mi cuerpo para comprobarme a mí misma que nada era cierto, pero el miedo me había paralizado de pies a cabeza y ahora era incapaz de mover un solo dedo, cerré mis ojos con fuerza negándome ver la realidad pero de nuevo aquella voz entró por mis oídos envenenando todos mis sentidos, quería pensar que todo estaba en mi cabeza, que todo era tan sólo un recuerdo que mi mente había querido sacar a flote, pero al levantar mis parpados comprobé con un fuerte dolor en el pecho la realidad – Él estaba parado justo frente a mí con la cara pálida y mirándome igual de anonadado que yo, esto no podía ser verdad, Ricardo no debería estar aquí, no aquí, no ahora.

- ¡Amiga, amiga! – Sentí unos brazos sacudirme, era los de Mariana sin duda – ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- Me sentí mal de repente – hasta ese momento me di cuenta lo agitada que estaba mi respiración – Tengo que irme – me paré de la silla.
- ¿Estás loca? – mi amiga me detuvo del brazo – Te llevaremos al hospital.
- No, no – negué sin dejar de sentir la enorme carga que la penetrante mirada de Ricardo me provocaba – tomaré un taxi a mi casa.
- Amor – se dirigió ahora a él – dile que nosotros la llevamos, dile – Ricardo asintió sin responder – Por favor – me tomó del brazo de nuevo – vente con nosotros – no respondí nada pero cuando menos me di cuenta estaba a escasos pasos de Ricardo, desvié la mirada para evitar encontrarme con sus hipnotizantes y hermosos ojos. Esto debía ser una pesadilla – Mi amor, ella es Andrea – ambos la volteamos a ver con el ceño fruncido ¿Cómo me había llamado?
- Y él es Ricardo – mi amiga se abrazó de su torso parándose de puntillas para besarlo en la mejilla, algo parecido a una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo –Mi novio del que tanto te he hablado.
- Hola... Andrea – tartamudeó nervioso, yo respondí con una sonrisa mal articulada.
- Ay pero salúdala bien amor – le dijo Mariana empujándolo hacia mí – ella más que una clienta es como una amiga para mí.
- Mucho gusto Andrea – Ricardo estiró la mano hacia mí, dudé un par de segundos en responder pero al final mi cerebro recibió la indicación de articular mi brazo hacia él. La sensación que experimente al sentir de nueva cuenta el calor de su piel fue fascinante, una chispa dentro de mí se encendió llenándome de completa dicha y más aún cuando sus labios se estamparon suavemente sobre mi mejilla con un beso cálido ¿Era normal sentir eso? Por supuesto que no pero ya no había forma de apagar todas esas emociones que acababa de encender en mi ser.
- ¿Segura que ya te sientes mejor amiga?
- Sí – le respondí segura a Mariana ¿Cómo decirle a mi amiga que también compartíamos el haber amado al mismo chico en diferentes épocas?
- Bueno pues vámonos entonces – se giró hacia él – ¿Dejaste el coche con el ballet parking amor?
- Sí – contestó Ricky sacudiendo su cabeza – vamos – me miró por última vez con una sonrisa radiante y después echó andar con su novia tomada de la mano y yo a un lado de ella ¿De verdad no estaba soñando? Rogaba porque fuera así.

Este era uno de los momentos más incómodos de mi vida ¿Por qué tenía que haber aceptado volver a Monterrey? ¿Por qué tuve que volver a desenterrar mi pasado? ¿Por qué el destino era tan injusto conmigo para hacerme reencontrar con él de esta forma? ¿Por qué precisamente tenía que ser novio de la chica que tan buena amiga había sido conmigo? Y justo como lo presentía mis sentimientos comenzaron a armar una guerra campal dentro de mí, a esto era a lo que le temía, a que llegara a confundirme completamente y me hiciera sorprenderme a mí misma de las sensaciones y pensamientos que comenzaba a experimentar ¿Era normal mi reacción ante el reencuentro?

Cuando llegamos al auto Ricardo se adelantó a abrir la puerta de copiloto para que Mariana subiera, pero antes de hacerlo ella lo jaló de la nuca para besar con ternura aquellos labios que tantas ocasiones habían sido exclusivamente míos, aquellos que me pronunciaron un "Te amo" infinidad de veces, esos labios tan exquisitos que jamás volvería a probar, pero ¿Qué significaba la quemazón que se había encendido en mi estómago al contemplar tal escena? Presioné mis puños suavemente tratando de tranquilizarme ¿Acaso estaba celosa? No, no eso no podía ser, no debía ser. En cuanto su novia estuvo dentro del auto él se giró hacia mí para abrirme la puerta trasera y fue entonces que por un colapso de segundos nuestras miradas se encontraron cara a cara haciendo de ese momento algo único, pues hacía tantos años de no verlo que había olvidado lo mágico que era contemplar su hermoso rostro lleno de perfección. Lucía aún más guapo de como lo recordaba, esa barba de candado le sentaba bastante bien y lo mejor era que en sus ojos aún se reflejaba la mirada inocente de aquel niño de nueve años que me había enamorado, sentí un leve cosquilleo en mi estómago seguido de unas ganas enormes de arrojarme a sus brazos y golpearlo con un fuerte beso aunque claro, eso se quedó solo en un deseo.

Sus labios se despegaron lentamente murmurando algo que me fue imposible escuchar y por desgracia no tenía la suficiente valentía para preguntarle que era lo que había dicho.

- Sube Andrea – lo miré confundida y después recordé que mi amiga así me había presentado con él.
- Gracias – murmuré subiendo al coche.
- ¿Apoco no está guapísimo mi novio? – la pregunta de Mariana me provocó de nuevo esa sensación de ardor en el estómago.
- Es muy amable – me limité a responder.
- Aww sí lo amo, ¿Ahora entiendes por qué me quiero casar con él? – el ardor incrementó, a este punto me estaba quemando por dentro.
- ¿Por dónde me voy? – preguntó Ricardo entrando al auto.
- Pues mi amiga vive por San Pedro ¿Verdad?
- Sí – respondí, noté que Ricky asentía con la cabeza pues él mejor que nadie conocía la ubicación exacta de mi hogar.

Encendió el estéreo y comenzó a conducir hacia la dirección que según yo le iba indicando para simular que ambos éramos unos completos desconocidos ante Mariana, ella se encargó de platicarle a su adorado novio todo lo que habíamos hecho durante el día y fue justo en el momento que la palabra "Boda" sonó en el auto que Ricky dio un frenón que nos hizo sacudirnos bruscamente ¿Qué significaba su reacción? ¿De verdad le importaba tanto que mi estado civil estuviera a punto de cambiar?

- ¡Cuidado amor! – gritó Mariana asustada.
- ¿Te vas a casar? – exclamó Ricardo mirándome por el retrovisor, algo en su mirada me recordó a un niño pequeño sufriendo por algún juguete perdido – Pero ¿Cómo? ¿Por qué?
- Pues sí amor se va a casar – respondió su novia palmeándole el muslo – ¿Qué te sorprende?
- Es que... bueno – suspiró – es que se ve muy chica para casarse... sólo eso.
- Tiene la misma edad que tú, además en el amor no importa la edad ¿Verdad? –preguntó Mariana mirándome por el espejo.
- Pues no – respondí - ¿Ustedes no piensan casarse? – me sorprendí de lo fácil que fluyó mi pregunta.
- Aún no – contestó en seguida Ricky pero Mariana lo miró recriminantemente – no sé digo, tal vez después...
- ¿Cómo que no sabes? Si lo hemos hablado un millón de veces y me has prometido en todas esas veces que tú y yo nos casaremos – no podía imaginarme a mi amiga casada con él, de sólo pensarlo el ardor me quemaba hasta los sesos.
- Bueno pues en un futuro Mariana, no hablemos más de eso – respondió agobiado - ¿Y tú cuando te casas Andrea?
- El 19 de diciembre – contesté entrecortadamente.
- Y estamos invitados ¿Eh? - agregó mi amiga pero él ignoró su comentario.
- ¿Y cuanto tiempo llevas con tu... con tu pareja? - preguntó con dificultad mi ex novio.
- Dos años – contesté.
- ¿Dos años y vas a entregarle tu vida a él? – me quedé callada – ¿Al menos lo amas?
- Obvio que se aman los dos tontito – respondió para mi buena suerte Mariana – Si no, no se casarían ¿O si?
- Pero quiero oír que ella me diga que de verdad lo ama – insistió él, las manos comenzaron a temblarme.
- ¿Y para qué quieres saber eso? – preguntó su novia frunciendo el ceño.
- Pues para hacerle la platica Mariana – torció el gesto – pero está bien si quieres ya no pregunto nada.
- Ash no te pongas así bebé...
- Amm vivo en la siguiente calle – dije con la voz temblando.
- ¿En cual casa vives? – preguntó mi amiga cuando Ricardo se dio la vuelta.
- En la casa blanca de allá – señalé con la mano mi hogar – Ahí tienes tu casa cuando quieras.
- Aww gracias – respondió Mariana mientras Ricardo se estacionaba – ¿Estás segura que ya te sientes bien?
- Sí no te preocupes, sólo fue un pequeño mareo y ya.
- Uy cuidado, no vayas a salirme con que estas embarazada ¿Eh? – Ricardo me miró con cara de pánico por el retrovisor tras el comentario de su novia.
- No, no creo – negué segura con la cabeza pues sabía a la perfección que ese pequeño mareo sólo había sido causado por el reencuentro con Ricky, aunque obvio eso no se lo podía decir a ella – Bueno pues gracias por traerme, nos vemos después.
- Hasta luego – respondió mi ex novio sin despegarme la vista mientras bajaba del auto.
- Espérame tantito – dijo Mariana mientras salía del coche para pararse a mi lado – Te pusiste muy pálida nena ¿Qué te pasó?
- No lo sé, deben ser los nervios de la boda o algo así – torcí el gesto – No te preocupes ¿Si?
- Está bien – suspiró – espero que mañana te sientas mejor ¿Ok?
- Gracias – le sonreí mientras ella se acercaba a abrazarme ¿Por qué debía ser justo ella la novia de aquel hombre guapísimo que la aguardaba en el auto? ¿Por qué ahora ya no la podía ver igual que antes de saber esto? ¿Por qué estaba anhelando tanto estar en su lugar ahora? Cada pregunta me hacía sentirme irreconocible conmigo misma – Oye una pregunta...
- ¿Qué pasó? – se separó de mí deprisa.
- ¿Por qué le dijiste a tu novio que me llamaba Andrea?
- Ay perdóname nena – se acercó para hablarme al oído – pero es que si le decía tu verdadero nombre le iba a recordar de nuevo a su estúpida ex novia de la que te había hablado – fue en ese momento que todo comenzó a encajar, mi corazón se aceleró al recordar todas las anécdotas que Mariana me había platicado sobre los sueños de Ricardo relacionados con aquella mujer, aquella mujer que ahora entendía era yo.
- ¿Su... su ex novia se llamaba como yo? – pregunté tratando de sonar indiferente.
- Sí – torció el gesto – por desgracia sí, por eso le dije que te llamabas así espero que me entiendas y no te moleste.
- Sí... sí no te preocupes – sacudí la cabeza – ya entendí.
- Bueno pues ahora sí ya me voy, mañana te veo ¿Si?
- Ok, hasta mañana – se acercó a besar mi mejilla.
- Bye.

Me quedé como idiota observando como mi amiga se subía de nuevo al auto junto aquel hombre que con tan sólo unos segundos de su presencia había logrado confundir y alborotar todos mis sentimientos ¿Por qué el destino se aferraba a desafiarme con pruebas tan complejas para mí corazón?
Caminé hacia la puerta de mi casa y en cuanto estuve dentro de ella me echó boca abajo del sillón y comencé a llorar ¿El motivo? Ni yo misma lo sabía pero las lágrimas emanaban de mi rostro como si fuera una abundante cascada de agua impura ¿Lloraba por enojo o tristeza? ¿Por felicidad o por amargura? Fuera por lo que fuera me dolía hasta lo más profundo de mi alma, hasta lo más profundo de todo mi ser; era como si Ricardo hubiera clavado en mi pecho una espada imposible de zafar y que me hacía agonizar lentamente entre recuerdos. No recordaba que amar doliera tanto... ¿Amar? ¿Esa era la respuesta de lo que me estaba matando? Si estaba en lo correcto este dolor no era ni pizca de lo que se me esperaba en un futuro, ahora sí estaba completamente confundida.



NARRACION DE RICKY :

- Por fin estás aquí mi amor – murmuré para mí mismo cuando la tuve frente a mí.

El amor de mi vida había vuelto y esta vez no era ningún sueño, todo era real, por fin después de seis años Paola volvía a ser real para mí y no sólo un deseo encerrado en mi subconsciencia. Aún no comprendía porque el destino se aferraba en hacernos la vida tan complicada ¿Por qué Paola tenía que ser justamente la amiga de Mariana? ¿Por qué había decidido volver hasta ahora a Monterrey? ¿Por qué tenía que reencontrarme con ella de esa manera y no en una ocasión donde estuviéramos solos para poder hablar mejor? De verdad parecía que el destino gozaba de ponernos en situaciones complicadas y más aún para mí ahora que acababa de enterarme que la mujer que más amaba en el mundo estaba por entregarle su vida entera a otro hombre que desafortunadamente no era yo.

La noticia dada por mi novia había quebrado de golpe todas mis ilusiones a lado de Paola, en ese momento deseé despertar y darme cuenta que todo era un sueño más pero desgraciadamente todo era verdad, la niña a la que le había jurado hace unos años llegar de la mano al altar estaba por cumplir esa promesa al lado de alguien más. Fue difícil contener las ganas que tenía de gritarle en ese momento que debía recordar nuestro juramento, que a mí era a quien le había prometido una vida entera juntos, que yo era el que antes que nadie le había dado un anillo de "Compromiso" en su cumpleaños dieciocho, que yo era él hombre que más que nadie en el mundo deseaba casarme con ella y que jamás encontraría una persona en la faz de la Tierra que la pudiera hacer más feliz de lo que yo podría hacerlo, pero claro no pude decir nada de esto pues la presencia de mi actual pareja me obstruyó cualquier reacción.
Si antes pensar en Paola era un hábito ahora lo era mucho más, no podía sacar de mi mente todo lo que había pasado hoy, me sentía bastante molesto conmigo mismo por no haberla buscado antes, por haber permitido que otro me robara la vida que soñé a su lado y lo peor de todo es que no podía hacer nada para evitarlo pues si ella ya no me amaba no tendría caso hacer mi última lucha por ella ¿O si?

- ¿Cómo me veo? – preguntó mi novia saliendo del baño con un baby doll rojo.
- Bien – me limité a responder mientras me quitaba la camisa.
- ¿Sólo eso? – se acercó para posar frente a mí.
- Te ves muy bien.
- Ni siquiera me estás viendo – reclamó.
- Pues ya te dije que te ves bien ¿Qué más quieres que te diga? – torció el gesto.
- ¿Estás enojado por lo que me platicaste durante la cena?
- Pues sí ¿Qué voy hacer ahora que Panda se desintegró? – realmente este no era el tema central de mi enojo pero me servia bastante bien para disfrazar mis verdaderos motivos.
- Ay te entiendo bebé – se sentó en mis piernas y rodeó mi cuello con sus brazos – Sé lo mucho que significaba la banda para ti pero verás que vendrán cosas mejores en el futuro – besó la punta de mi nariz – no estés triste ¿Si?
- Eso espero – suspiré – Mañana voy a ir a donde trabaja mi prima Dannu para dejar mi solicitud.
- Mucha suerte amor, verás que pronto consigues trabajo – asentí – yo mañana estaré con mi amiga que te presenté hoy – un hueco se extendió por mi estómago – es que vamos a ir a ver como va quedar la decoración del salón donde va a ser su boda.
- Bueno pues entonces ya hay que dormirnos – la aparté de mí, ahora sí estaba bastante molesto ¿A caso gozaba sin saberlo torturándome así?
- No espera – se arrojó de nuevo a mis brazos – Te amo mi amor.
- Yo también – sus labios ansiosos se estamparon en los míos y entre caricias y besos inició su juego de seducción, pero esta noche yo no me sentía ni la mitad de bien para caer ante ella, a decir verdad su juego comenzaba a aburrirme y ahora que Paola había regresado mi mente estaba demasiado ocupada para poder entregarme completamente a Mariana, la situación era bastante incomoda pero no había nada que yo pudiera hacer para corresponderle, nada me motivaba ahora – Espera, espera – aparté su cuerpo lentamente – No estoy de muy buen humor ahora.
- ¿Qué? – me miró confundida – pero si tú... si tú nunca...
- Sí ya sé, pero hoy no me siento bien ¿Me entiendes? – negó con la cabeza – Traigo muchos problemas ahorita y lo único que quiero es descansar.
- ¿Seguro que es eso? – asentí – ¿Ricardo te puedo preguntar algo?
- Seguro.
- ¿Todavía me amas? – no pude responderle con la verdad, pues la verdad era que nunca la había amado, lo único que sentía por ella era un cariño extremo que nunca había sentido por ninguna otra chica que hubiera conocido antes. Me compadecí al mirar su rostro inocente lleno de ternura, sus hermosos ojos verdes reflejaban ante la luz de la lámpara el amor tan profundo que sentía por mí ¿Cómo podía herirla diciéndole la verdad? – Respóndeme Ricardo.
- Claro que sí – me acerqué a rodear su cuerpo menudito con mis brazos – Te amo Mariana – mi conciencia me reclamó con palabras altisonantes por mi propio cinismo.
- Nunca me dejarás de amar ¿Verdad?
- Nunca – besé su frente – ¿Nos podemos dormir ya?
- Sí amor – besó mis labios – Espero que mañana estés más dispuesto para mí – sonreí sin responder pues sabía perfectamente que mientras Paola estuviera aquí yo no podía estar dispuesto para nadie más, ni siquiera para mi novia.
- Vamos a dormir linda – acaricié su rostro mientras el soplo de su suspiro chocaba contra mi mano.

La noche se me hizo eterna, no pude dormir por estar pensando en lo que debía hacer pero cuando llegó el amanecer tenía mi plan bien estructurado. Como le había dicho a mi novia, al día siguiente llevé mi solicitud de empleo a la Contaduría Mayor de Hacienda donde trabajaba mi prima Dannu, era difícil comenzar una vida lejos de la banda pero ahora que todo había llegado a su fin tenía que hacerme a la idea de que mi futuro era la arquitectura.

No sé ni como logré manejar y poder llegar salvo y sano hasta aquí pues los problemas que me atormentaban me tenían la cabeza hecha un lío y realmente tenía poca noción de los hechos que acontecían a mí alrededor. Cuando me acerqué a la recepción a preguntar por mi prima me informaron que había salido a comer pero que no tardaba en volver, decidí esperar a que regresara pues ella era la que se encargaría de presentarme con el director de la empresa y así iba a tener mayores posibilidades de ser contratado a que si yo entraba solo.

No pasaron ni cinco minutos cuando una parejita riendo a carcajadas quebró el silencio de la Recepción, no me sorprendió ver con quien reía mi prima pues sólo mi amigo José Madero era capaz de ponerla de tan buen humor como se veía ahora, para mí que entre ellos dos estaba renaciendo su amor primero.

- Ricardo – saludó mi prima cuando estuvo frente a mí – que bueno que sí viniste.
- Necesito encontrar trabajo urgentemente.
- ¿Qué onda güey? – me saludó Pepe con un choque de manos.
- ¿Tú qué haces aquí? Te va a regañar tu novia si se entera ¿Eh? – bromeé.
- No le digas nada – respondió – No es que esté haciendo nada malo pero ya ves como se pone luego.
- ¿Y cómo no? Si desde que regreso Dannu te la pasas pegado a ella como mosca.
- Eso no es cierto – dijo ella – Pepe sólo vino a contarme algo pero ya se va ¿Verdad?
- Sí – asintió él – oye güey tengo que hablar urgentemente contigo ¿Cuando puedes?
- Tengo la tarde libre – le respondí – sólo entrego mi solicitud y ya.
- Entonces te espero – contestó mi amigo - porque de verdad es urgente.
- ¿Es sobre Panda? – pregunté.
- Ahorita que salgas te explico ¿Si?
- Está bien – tomé aire – ¿Vamos Dannu?
- Sí ¿Trajiste todos tus papeles? – asentí – Ok, pues vamos.
- Te veo después Dannu – se acercó Pepe a besar su mejilla – Por ahí me debes una comida ¿Eh?
- Ay no lo he olvidado eh, para que veas que soy una buena perdedora.
- Yéndole a los Pumas debes estar acostumbrada a serlo – reí mientras mi prima le daba un zape a mi amigo.
- Eres un menso, ya me voy – se dio media vuelta – vamos Ricky.
- Te veo al rato – palmeé el hombro de mi amigo y comencé a caminar tras Dannu.

Me sentí como un verdadero idiota a la hora de mi entrevista y cuando conocí al director aún peor, pues no sólo estaba nervioso sino que además sentía la presión de todos mis problemas y no conforme con eso la enorme duda de la plática urgente que me esperaba con Pepe ¿De qué quería hablar? ¿Sería malo o bueno? Toda esta tensión me hizo actuar de una forma poco atractiva para el puesto que solicitaba así que seguramente ese "Después nos comunicamos con usted" quedaría en una promesa sin cumplir.

Salí de las oficinas poco después de las 3:30 pm y como habíamos quedado mi amigo José ya me esperaba a la salida de esta, le platiqué sobre mi total fracaso en mi primer entrevista mientras nos dirigíamos a un Restaurante-Bar que estaba cerca de la zona. Al llegar ahí ambos pedimos una Cerveza Sol y un platillo de comida diferente para ambos pues el hambre que traíamos resonaba fuerte desde nuestros estómagos hacia el exterior. Cuando nuestra orden estuvo lista nos sentamos cerca de la barra y comenzamos a platicar mientras degustábamos de nuestros deliciosos platillos.

- ¿Y qué eso tan importante que tenías que decirme? – pregunté ya un poco desesperado.
- Es que no se como lo vayas a tomar – dio un trago a su cerveza – pero me encargaron mucho que te lo dijera.
- Ya no andes con rodeos y dime lo que sea.
- Bueno – exhaló – Primero dime ¿Cómo vas con Mariana?
- Perfecto – fruncí el ceño – ¿Pero eso qué tiene que ver?
- ¿Y ya olvidaste completamente a... ella? – lo miré de hito en hito, siempre me aterraba hablar con él sobre ese tema pues aunque quisiera nunca le podía mentir - ... a Paola?
- Sé que ella volvió a Monterrey – mi amigo se atragantó con su bebida – ¿Es sobre eso?
- ¿Desde cuando lo sabes? – me miró sorprendido.
- Desde ayer – tomé aire – al parecer el destino se aferra en unir nuestras vidas.
- ¿Y cómo fue? ¿Qué pasó? ¿Se hablaron? ¿Te reconoció?
- Cálmate, me gustaría decir que fue un encuentro casual pero no fue así – bebí un sorbo de mi de cerveza – Resulta que Paola es amiga de Mariana – José se atragantó de nuevo – Mi novia le está ayudando a organizar su..su.. su boda.
- No manches ¿Es en serio? – asentí – No te creo ¿Cómo puede ser que justamente tenía que ir con ella? – me encogí de hombros – Entonces ya sabías que Paola se va a casar...
- Sí ¿Eso era lo urgente que tenías que decirme?
- Pues no sólo eso, resulta que ayer fue Arturo a buscarme a mi casa y...
- ¿Arturo? ¿Su hermano?
- ¿Pues quién más, güey? – torcí el gesto.
- ¿Y qué te dijo?
- Pues que quiere que el sábado hagamos una fiesta sorpresa para darle la bienvenida a Paola y me dijo que era de suma importancia que tú estés ahí.
- ¿Yo? – me atraganté – ¿Arturo quiere que vaya a la fiesta? – Pepe asintió – Pero... pero ¿Qué voy a hacer? De seguro va a estar ahí el tipo con el que se va a casar y...
- Espérate güey ahí te viene lo más raro – lo miré con el ceño fruncido – Arturo me contó que el novio de Paola fue el que le encargó mucho que te encontrara para que volvieras a verla.
- ¿Su novio quiere que Paola y yo volvamos a vernos? – pregunté incrédulo.
- ¿Que no me oyes sordo? Además me dijo que el tipo este sí sabe que Paola y tú fueron novios por buen rato así que no sabemos por qué su insistencia en que ustedes dos se vuelvan a ver pero eso es lo que le encargó mucho a Arturo.
- No entiendo nada – hice a un lado mi plato vacío – ¿Y si es una trampa? A lo mejor lo que este tipo quiere es que vaya a la fiesta para que ya estando ahí me diga algo o que sé yo.
- No – negó con la cabeza – Paola esta sola en la ciudad, su novio se regresó hace varios días al D.F. así que no estará en la fiesta de este sábado.
- ¿Y entonces para que quiere ese tipo que yo vaya? – ahora si estaba bastante confundido, si él novio de Paola sabía perfectamente mi pasado con ella ¿Por qué se aferraba tanto a que volviera a verla? Además no era normal que estando comprometidos la dejara abandonada en la ciudad con los preparativos de su boda.
- No lo sé güey, pero es lo que necesito que me confirmes ¿Estás dispuesto a ir a la fiesta y volver a verla?
- No puedo – respondí alcabo de unos segundos – aunque estar a su lado ahora es lo que más desee hay algo muy fuerte que me lo impide.
- Ya te dije que no va a estar su novio.
- Pero la mía sí – mi amigo puso los ojos en blanco – Imagínate, Mariana odia a Paola porque yo no dejo de decir su nombre en sueños y ni se imagina que es la misma chica a la que llama "amiga" a diario – José alzó las cejas – ¿Por qué todo tiene que ser tan difícil? Duré casi cinco años sin ninguna novia oficial y justo cuando decido comenzar a hacer mi vida a lado de una mujer Paola reaparece para revolverlo todo.
- ¿Sientes que aún la quieres? – mi silencio lo dijo todo – ¿Es en serio Ricardo? – asentí con la cabeza – ¿Después de tanto tiempo?
- Y lo peor es que no la quiero – José me miró confundido – La verdad es que nunca he dejado de amarla – suspiré – así pasara una eternidad sin ella, no podría dejar de sentir lo que siento – me reí de mí mismo – sí ya se que suena estúpidamente cursi pero es la verdad.
- Te entiendo perfectamente, tú crees haber olvidado a alguien pero cuando ese alguien vuelve despierta de nuevo los sentimientos hacia ella y ni tú mismo entiendes como fue.
- ¿Lo dices por Dannu? – mi amigo se atragantó con la bebida.
- No, no estoy dando así un ejemplo nada más – lo miré fijamente, a mí tampoco me podía engañar - Oh ¿Por qué me ves así?
- Es que luego luego se te nota que aún te gusta mi prima – fingió sorpresa – y no lo niegues, además ¿Qué tiene de malo? ya los dos están bastante grandecitos para saber lo que hacen.
- Pues sí, pero tengo novia güey – torcí el gesto – y si se llega a enterar me mata – dibujó una línea imaginaria sobre su garganta.
- ¿Ya te aburriste de Evelyn?
- Pues es que nuestra relación se está volviendo muy monótona y a veces siento que lo nuestro ya es pura rutina nada más.
- ¿Y ya hablaste con ella al respecto?
- No – negó con la cabeza – no sé como explicarle que prefiero pasar más tiempo con Dannu que con ella.
- Obvio no le vas a decir eso, primero tienes que decir... – mi celular comenzó a sonar, lo saqué de inmediato del bolsillo y respondí – ¿Bueno?
- Hola mi amor – la voz de mi novia sonó al otro lado.
- Hola nena ¿Qué pasó?
- Hablaba para saber como te fue con lo del trabajo.
- Am pues bien, aunque la veo difícil para que me acepten.
- ¿Por qué amor? Si tú eres el arquitecto más guapo y talentoso de todo el mundo – reí levemente – Oye ¿Qué crees?
- ¿Qué pasó?
- Me hablaron de Sally para hacerme una nueva sesión de fotos y tuve que venir de urgencia ¿Crees que puedas pasar por mí?
- Amm sí claro ¿A qué hora sales?
- Como a las siete.
- ¿Y fuiste sola? – la ilusión de volver a ver a Paola se encendió dentro de mí.
- Sí, le dije a mi amiga que te presenté ayer que me acompañara pero me dijo que se sentía un poco mal y se fue a su casa.
- ¿A su casa?
- Sí ¿Entonces te veo aquí a las siete?
- Por supuesto, yo ahí te espero.
- Gracias amor, pero bueno te tengo que dejar ya me están llamando.
- Sí, que todo salga bien.
- Te amo hermoso, bye.
- Bye – colgué con una enorme sonrisa en el rostro.
- ¿Y ahora a ti que te pasa? – preguntó José.
- Voy a ir a ver a Paola – respondí viendo a la nada – Mariana acaba de avisarme que está en su casa.
- ¿Estás seguro? – asentí – ¿Y qué le vas a decir?
- No tengo idea – me encogí de hombros – pero ya no aguanto más estas ansias de verla otra vez – me levanté de la silla.
- Cálmate – me tomó del hombro – No te dejes llevar por tus impulsos, Paola y tú no se han hablado en más de seis años y ¿Piensas pararte en su casa así como así? ¿Con qué pretexto la vas a ir a buscar? ¿Qué pasa si Mariana se llega a enterar?
- No tiene por qué enterarse, está en sesión de fotos con Sally y en esas cosas dura siempre un buen de horas.
- Mariana es una chica increíble, te lo digo como amigo – torcí los ojos – No le vayas a fallar, no se lo merece.
- ¿Crees que le fallaría con Paola? – fruncí el ceño – ¿Que no te has dado cuenta que ella es una mujer comprometida? Sí la voy a ir a buscar es porque quiero platicar con ella no por algo más.
- Aunque tú que más darías ¿No?
- Ya me voy – di media vuelta.
- No vayas a decirle nada sobre la fiesta ¿Eh?
- No – respondí mientras salía a toda prisa del lugar.

Sentí claramente como mi corazón se volcaba fuertemente contra mi pecho mientras conducía hacia aquella casa en la que tantas ocasiones habían sido recibido en la entrada por los brazos de aquella niña de cabello obscuro y ojos chocolate que tanto amaba.
Era como si de pronto volviera a tener quince años, como si todos a mi alrededor volvieran a ser testigos de la felicidad que Paola profanaba en mí, como si de nuevo pudiera presumirle al mundo entero que Paola era mía, mía y de nadie más que me amaba tan irrevocablemente como yo a ella, que jamás en la vida nos separaríamos que ella era sólo para mí como yo lo era solo para ella.
Pero más tardé en soñar tan alto que en volver a mi realidad ¿A caso no me daba cuenta del lío en el que me estaba metiendo? ¿A caso quería dificultar aún más las cosas? Pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos pues en cuanto toqué el timbre de su casa la puerta se abrió dejando ver tras ella a una de las mujeres más agradables y confiables que haya conocido en mi vida.

Mi destino a tu lado - Pxndx ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora