Capitulo 39 "El juramento"

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NARRACIÓN DE PAOLA:

- Mariana lo lamento – comenzó a hablar Ricardo – no quería que te enteraras de esta forma.
- ¡Cállate no quiero escucharte! – gritó cubriendo sus oídos con las manos – ¡no quiero, no quiero!
- Mariana eres una mujer adulta ¿Podrías actuar como tal?
- Creo que lo mejor es que me vaya – comenté caminando sigilosamente a la puerta pero en seguida me bloquearon el camino.
- Tú no vas a ningún lado – me amenazó la chica de pelo rubio - ¿Qué clase de amiga eres? Sabías que yo lo amaba ¡Lo sabías! ¿Por qué maldita sea te acostaste con él? ¿Por que?
- No, eso no es verdad – respondí al fin – Ricardo, dile lo que pasó – el aludido me miró confundido pero al cabo de unos segundos tomó al palabra.
- Paola tiene razón ... ella y yo no hemos vuelto a hacer el amor desde que...
- ¡No les creó nada! – gritó entre lágrimás – ¡¡Me dan asco!! Par de malnacidos ojalá nunca en mi vida los hubiera conocido... ojalá nunca los hubiera querido tanto.
- Mariana contrólate – su ex pareja trató de tomarla por los hombros pero esta forcejeó contra él como si su piel le quemara.
- ¡No me vuelvas a tocar Treviño! Maldita sea la hora en que me enamoré de ti – volteó hacia mi – Maldito el momento en que te metiste en nuestras vidas Paola Luna – sus palabras me hirieron bastante y la primer lágrima se desprendió de mi pupila - ¿Cómo fui tan estúpida para no darme cuenta quien eras en realidad? Te abrí las puertas de mi casa, te brindé mi confianza y tú – tomó aire – tú solo buscabas volver a revolcarte con este patán aún sabiendo cuanto lo amaba.
- ¡Yo no planeé nada de esto! – exclamé desesperada – Te juro que cuando me hablabas de tu novio jamás me imaginé que fuera él – señalé a Ricardo quien nos veía estupefacto – ¿De verdad crees que volvería a mi ciudad natal justo antes de mi boda para reencontrarme con un ex novio? Yo nunca quise eso – noté que Ricky hacía una gesto parecido al dolor – yo ya tenía mi vida al lado de Iván, estaba feliz de casarme con él, yo ya había superado mi pasado con Ricardo y de pronto – tomé aire – de pronto aparece de nuevo y... y me derrumba todo lo que en años había conseguido.
- ¿Y por que nunca me lo dijiste? – sollozó mi amiga – Sabías cuanto odiaba a su estúpida ex novia y jamás tuviste el valor para contarme que esa mendiga vieja ¡Eras tú!
- ¿Y qué caso hubiera tenido que te lo dijera? – pregunté.
- ¿Qué caso? – me imitó – Pues créeme que de haber sabido quien eras en realidad jamás te hubiera permitido que me arrebataras a lo que más amo en la vida, jamás hubiera dejado que lo engatusaras con tus malditas artimañas de golfa.
- Hey párale Mariana – saltó Ricky a mi defensa – En primera te prohíbo, óyeme bien, te prohíbo que te vuelvas a referir así de ella – Mariana lo miró incrédula – en segunda ella jamás trató de engatusarme como dices, en todo caso él que la buscó siempre fui yo, porque yo era el que quería regresar con ella ¿Entiendes? Porque la amo Mariana, y estaba dispuesto a todo por recuperarla.
- ¡Eres un cínico! – gritó ella soltándole una fuerte cachetada, yo no sabía que hacer: me halagaba tanto oír las confesiones de Ricardo pero al mismo tiempo me aterraba la reacción que tendría Mariana ante estas – ¿Cómo te atreves a decirme que la amas después de lo que hemos vivido juntos? ¿Cómo? –exclamó de nuevo golpeando el pecho de este con sus puños mientras soltaba terribles lamentos – Dejé a mi familia por ti, perdí a mis amigos por ti, me entregué a ti como nunca lo había hecho con nadie más ¿Y es así como me pagas? Eres un maldito, ¡Te detesto! ¡Te odio!
- Perdóname Mariana – musitó Ricardo mientras el cuerpo menudito de su ex novia se dejaba caer sobre su cuerpo como si careciera de fuerza alguna – Yo no te quería lastimar... te lo juro que no quería.
- Yo tampoco – agregué – De verdad lamento todo esto yo...
- ¡Ya no quiero escucharlos! – gritó separándose bruscamente del pecho de su ex novio – Ustedes dos son las personas que más quería y me traicionaron de la peor manera... sólo matándome podrían apagar este dolor que me está quemando por dentro el corazón.
- Si algo te sirve de consuelo me casaré en unos días con Iván – gimoteé – y después de que eso ocurra regresaré a la Capital y jamás volverán a saber de mí, se los juro.
- ¡No Paola! – gritó Ricardo – ¡Tú no puedes casarte con Iván! Prometiste que estarías conmigo, ¡Lo juraste! – Mariana miró atónita al chico mientras el corazón amenazaba con escapárseme del pecho ¿A caso no se daba cuenta del daño que le estábamos causando? ¿Sería de verdad tan insensato para prohibirme casarme aún delante de ella? De verdad que mi ex novio estaba loco ¿Y para que negarlo? Yo también estaba loca, locamente enamorada de él.
- Que le juraste ¿Qué? – exclamó Mariana mirándome con mayor desprecio, agaché la cabeza incapaz de negar aquel juramento que hoy más que nunca era imposible cumplir – ¡Te estoy hablando Paola! – gritó de nuevo – ¿A caso pretendías dejar plantado a Iván en el altar para escapar con MI NOVIO?
- No, no ese no era el plan – respondió Ricardo – ella y yo terminaríamos nuestro compromiso con ustedes y después podríamos volver a estar juntos.
- No lo puedo creer – gimoteó su ex novia – ¿Qué clase de monstruos son para hacer algo así? ¡Iván te ama Paola! – me gritó – y yo... yo lo amo a él – señaló al chico de barba de candado que estaba parado a su lado – ¿Cómo pueden ser capaces de echarnos de su vida como si no valiéramos nada?
- Ya te dije que yo sí me casaré con Iván – respondí al fin – haré mi vida a su lado y jamás volverán a saber de mí – Ricardo me miró suplicante – nunca más.
- ¡No Paola! – gritó este acercándose hasta mi lado – No me puedes hacer esto, no me puedes dejar así ¡Te amo! Maldita sea ¿Por qué no lo entiendes?
- ¡Y tú por qué no entiendes que no podemos estar juntos! – exploté, odiaba discutir este tema teniendo a Mariana llorando desconsolada a mi lado.
- Pero ¿Por qué no? – me tomó de los hombros – aquella noche aceptaste que aún me amabas, me juraste que estarías conmigo y...
- Son unos malditos – sin verlo venir fuimos empujados con gran fuerza por parte de la chica rubia que inútilmente buscábamos proteger de nuestros líos, caí en los brazos de Ricardo los cuales me presionaron con fuerza para que no me escapara de su lado – ¡Los odio, los odio! – comenzó a gritar – Maldigo el momento en que los conocí – otro empujón – son lo peor que me han pasado en la vida – mi cuerpo comenzó a sacudirse entre escalofríos, Mariana se veía irreconocible. Jamás había visto en los ojos de nadie más el rencor y resentimiento que ahora se reflejaba en sus pupilas esmeraldas.
- Mariana – comenzó a hablar Ricardo – por favor compréndenos.
- ¿Qué demonios quieres que comprenda? – comenzó a patalear contra el suelo como si fuera una niña pequeña llorando por el muñeco que no podía poseer – ¿Que quieres mandar al diablo lo nuestro por volver con esta? – me señaló con desprecio – ¿Que te valió madres la agonía que yo padecía aquella noche en el hospital rogando por la vida de mi mamá mientras tú te revolcabas con ella? ¿Eh? – nos empujó de nuevo, Ricardo me protegía entre sus brazos para que no me hiciera daño pero realmente lo que más me estaba lastimando ahora eran sus palabras pero ¿A caso no tenía razón? – Son una escoria de la vida, ahora entiendo por qué no me contestabas el teléfono aquella noche ¡Me dan asco!
- No digas tonterías – exclamó mi protector – Te estoy pidiendo que comprendas nuestra situación – me apretó más a su pecho - ¿Conoces mi historia a lado de esta mujer? ¿Sabes desde hace cuantos años la amo? – Mariana se limitó a seguir llorando sin responder – Sabes perfectamente que yo sí creo en el destino y no creo que haya sido ninguna coincidencia que para que ella volviera a cruzarse en mi vida tuviera que ver sido primero tu amiga ¿Qué no te das cuenta? Mi vida es a su lado, nací para ella y aunque quisiera estar con otra mujer mi corazón ya no lo permitiría porque a la que amo es a ella, siempre a sido a ella ¡Es lo que quiero que comprendas! Paola no te vino a quitar nada, yo siempre fui de ella y seguiré siendo de ella hasta que deje de existir.
- Y entonces ¿Qué hago yo? – gritó al fin – ¿Pretendes que comprenda que fui un simple remplazo temporal? ¿Qué todas las veces que me juraste que me amabas era una mentira? ¿ Eso quieres que haga?
- Solo comprende que...
- ¡Sí que a ella la amas y que yo te vengo valiendo un bledo! – suspiró agitada – ya entendí.
- Te equivocas Mariana – respondió él – Me importas, y me importas mucho por eso te oculté la verdad por tanto tiempo pues no quería verte sufrir así.
- ¿Y qué hubiera pasado si ella no hubiera aparecido en nuestras vidas? ¿Si Paola jamás hubiera vuelto? – Ricky miró al suelo aún sin soltarme – Yo te diré lo que hubiera pasado – tomó una gran bocanada de aire – Nos hubiéramos casado, habríamos formado la familia que ambos soñábamos, viendo a nuestros niños crecer y madurar junto con ellos – se le quebró la voz – hubiéramos envejecido juntos... como me lo juraste aquella vez que acepté vivir contigo.
- No lo sé Mariana – negó con la cabeza – su recuerdo me hubiera perseguido siempre y...
- Sí tal vez – lo interrumpió – pero al menos hubiera tenido toda una vida para hacerte olvidar de ella ¿Que no lo ves? Todo estaba perfecto ¡Todo! Éramos la pareja ejemplar de nuestros amigos, dejé mi país, mi ciudad mi familia ¡Por ti! Por vivir contigo, porque eras lo que yo soñaba Ricardo, ¡Porque te amaba! Y aún a pesar de esto... Te sigo amando – sollozó – y no sabes como me duele.
- Perdóname Mariana – musitó Ricky tras una larga pausa – Nuestra relación fue increíble pero...
- ¡¡Sí lo se!! Todo se arruinó cuando te la presenté – me miró afligida – ¿Cómo fui tan tonta para no darme cuenta? Tu frialdad, tu mal humor, tu estado emocional ¡Todo cambió desde que Paola apareció! Ya ni siquiera querías tocarme, evitabas estar conmigo... y cuando me besabas, seguro pensabas en ella ¿Verdad?
- Lo siento – respondió con verdadero pesar – pero desde que ella volvió no había otra cosa en mi cabeza mas que recuperarla.
- ¿Y tú? – las piernas me temblaron al ver que ahora se dirigía a mí – ¿Por qué no has dicho nada? ¿Lo amas? – tragué saliva tratando de deshacer el nudo que se había formado en mi garganta, Ricardo me veía atento mientras Mariana me exigía una respuesta con el tintineo de sus zapatos – Estoy esperando Paola ¿Lo amas? – tomé una gran bocanada de aire tratando con esto poder inyectarme algo de valor y después de separarme de los brazos de mi ex novio comencé a hablar.
- Sí Mariana – afirmé mientras mi amiga parecía atragantarse con su propia saliva – Lo amo como jamás amaré a nadie más – dicho esto ambos me miraron con mayor interés como si estuvieran deseosos de escucharme, era mi turno de hablar – Me enamoré de Ricardo desde la primera vez que lo ví cuando teníamos apenas nueve años – sonreí ante el recuerdo – Fue mi mejor amigo de la infancia y en la adolescencia no concebía mi vida sin ver su hermosa sonrisa a diario en el colegio o en las canchas de americano – tomé aire – Me dio el mejor regalo de quince años que una chica pudiera tener, viví los mejores años de mi vida durante nuestro noviazgo, claro hubo problemas y complicaciones que al final nos hicieron llegar a la ruptura – suspiré – duramos tres años cuatro meses y después de terminar jamás volví a saber nada de él – alcé mi mirada para clavar mis ojos en los de Mariana que ahora parecían menos furiosos – Hasta ese día que tú me lo presentaste en la cafetería.
- ¿Y por qué no me dijiste nada en ese momento? – me reclamó.
- Porque sabía lo enamorada que estabas de él y por lo que me contabas él te correspondía perfecto ¿Cómo te iba a decir que el hombre con el que vivías era el amor de mi vida y que hasta ese momento me di cuenta seguía amando? – un incómodo silencio se prolongó tras mis palabras.
- ¿Entonces fuiste una hipócrita siempre? Mi amistad nunca te importó ¿Cierto? Sólo querías recuperar lo que hace años habías perdido – aventó la silla que estaba a su lado – Pues bien ¡Te lo ganaste a pulso! Destruiste mi vida Paola, ahora sí puedes ser feliz con él y a mí que me parta un rayo.
- Mariana yo nunca quise que...
- ¡No me mientas más Paola! – gritó – ya me di cuenta la clase de persona que eres, siento lástima por Iván ¿Cómo pudo pedirle matrimonio a una mujerzuela como tú?
- ¡Hey cálmate con tus insultos! – gritó Ricardo poniéndose de mi lado.
- ¿Saben qué? Por mi púdranse los dos – otro empujón – ¡¡No los quiero volver a ver en mi vida!!
Dicho esto salió corriendo a toda prisa del departamento, traté de seguirla pero los brazos de Ricardo me impidieron moverme. A penas y era consciente de todo lo que acababa de ocurrir ¿Habría forma de arreglar el pasado? Si la vida me diera la oportunidad sin duda alguna evitaría que Mariana hubiera tenido que pasar por esto, ahora si tenía el título bien merecido como la peor amiga del mundo.




NARRACIÓN DE IVÁN:

Mi destino a tu lado - Pxndx ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora