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Namin no tenía ganas ni de existir, era debido a esos famosos días del mes. No había usado ni el teléfono porque ello, por alguna razón, le daba dolor de cabeza en el primer día, así que había ignorado todos los mensajes que le llegaron y se la pasó releyendo sus apuntes.

Sabía que sólo estaría así el primer día, al día siguiente estaría como nueva, con energías hasta de salir a correr, sólo que ella no corre porque lo odia, el dolor de cabeza también se iría y estaría más relajada, para su suerte sería domingo y no tendría que salir a ningún lado.

En si, su mañana se resumió en tener que ir a la universidad a que anotaran la nota de sus exámenes en su libreta e irse, había gastado dinero en el autobús para ello, luego desayunó a pesar de sentir algo de asco por la comida; y su tarde en leer, lo único que podría entretenarla en un momento así. Y se habia olvidado de ese pequeño detalle al no querer tocar el teléfono, pues había logrado milagrosamente que sus días del período no coincidieran con los que se veía con Wonjae, claro que hasta ese mes.

No lo recordó hasta que su timbre sonó, primero pensó en la posibilidad que fuesen sus amigos, aún sabiendo que los vio el día anterior, o su hermana para arrastrarla a hacer algunos arreglos, pero no tendría sentido porque siempre la llama para avisarle que irá a su casa. Cuando pensó en Wonjae supo lo tonta que fue, se levantó con rapidez del sofá que terminó tropezando con sus propios pies hasta caer, ignoró el dolor de sus rodillas y fue rápido a abrir, y odio tener razón esos momento al ver al azabache ahí.

—Hola —saludó esté mirando su atuendo desaliñado, tampoco era para tanto, estaba usando su pijama.

—Wonjae, ¿qué tal? Hola —respondió con obvios nervios que el mayor noto—. No te esperaba, la verdad.

—Me di cuenta —respondió señalando los pantalones que usaba de pijama, eran negros y adornado con el logo de Batman por toda la tela.

—¿A qué está lindo?

Él se rió y encogió de hombros antes de acercarse para besarla, pero notó como no fue respondido de igual forma, por ello se separó. Namin le hizo un gesto para que pasara e hizo algo.

—¿Todo bien? —preguntó confundido mientras dejaba sus zapatos en la entrada.

—Sí, yo tengo algo que decirte —avisó aún más nerviosa—. No pude responder tus mensajes porque no me sentía del todo bien.

—Entiendo, ¿ahora estas mejor?

—Por tres días no estaré tan bien como antes —intentó explicar pero él la miro sin entenderla—. Voy a ser clara, estoy con la regla.

Bad vibesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora