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Namin no supo cómo sentirse al abrir los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Wonjae, quien aún permanecía dormido, lo encontró tierno pero extraño, extraño porque era algo nuevo, la única vez que despertó junto a otra persona fue con su ex, la imagen de ese innombrable la amargan, se separó del mayor para poder estirarse.

Son las once de la mañana, no tiene sueño por lo que no quiere seguir durmiendo, aunque tampoco quiere levantarse al estar tan cómoda, sólo se queda ahí viendo el techo.

No pasa mucho de hecho hasta que oye a Wonjae quejarse por lo bajo, le pareció escucharlo insultar algo mientras se refriega los ojos.

—¿Qué dijiste? —interrogó cuando éste alejó las manos de su rostro.

—Mierda —repitió con la voz ronca.

—¿Pasó algo?

—Es que me sorprendí al verte, había olvidado por completo que te habías quedado —aclaró sin mirarla, también veía hacia el techo.

—De hecho, tú fuiste quien me invitó a quedarme —corrigió con una sonrisa.

—Cierto —aceptó girando su cuerpo, para quedar frente a la menor—. ¿Buenos días?

—Sí, son buenos días porque son las once y veinte de la mañana —confirmó sonriendo—. Buenos días.

Con lentitud Wonjae se acercó a abrazar por la cintura a Namin, escondiendo su rostro en el cuello de ella, quería seguir durmiendo pero oyó el estómago de la contraria.

—¿Quieres comer algo? Sobró comida —ofreció sin realmente querer que ella acepte.

—Estoy bien, podemos quedarnos en la cama un rato más —negó para después rodearlo con sus brazos.

Permanecieron en silencio, uno cómodo, siquiera los pensamientos hicieron presencia, quizás fueron diez minutos o quince hasta que alguno volvió a hablar.

—Feliz noche buena —bromeó Namin.

Ese comentario dejó pensando a Wonjae, que en parte se sorprendió y cayó en cuenta que faltaban unas horas para Navidad y que dentro de algunos días terminaría el año, el cual pasó volando desde su punto de vista.

—Feliz noche buena —respondió de tanto pensarlo, se separó para sentarse y estirarse—. ¿Qué harás por la noche?

—Estaré con mi familia, luego saldré con mis amigos —contó con los ojos cerrados.

—Vamos a comer, seguro debes morir de hambre —mandó tirando del brazo de ella, quien se quejó y fingió llorar—. Anda, sobró comida.

—Ya dijiste eso.

—Pero sobró bibimbap —insistió.

Bufando se sentó a su lado, Wonjae sonrió al haber ganado, la abrazó por los hombro y la acercó para besar su mejilla.

.

Una semanas después de año nuevo fue que Namin y Wonjae volvieron a verse, los últimos días del año lo dedicaron a su familiares y amigo.

Debes en cuando charlando por mensajes pero ocurría día por medio o más días. Fue como un descanso de ambos aunque mentalmente casi todo el tiempo estuvieran pensando en el otro.

Era la última semana de vacaciones para Namin antes de volver a clases, la mayor parte de los días se los pasó encerrada en su casa descansando, había prometido buscar trabajo luego de las vacaciones de invierno, por ello decidió descansar todo lo que no descansará cuando tenga esta nueva responsabilidad. El último martes había hablado con Wonjae para verse el viernes, había aceptado.

Bad vibesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora