Capitulo cuatro

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-¿Como estas? -Es lo único que logro decir luego de su repentino y corto beso.

-Ahora muy bien - Me da un casto beso en la frente y me toma de la mano para caminar hacia el auto.

-¿Y a donde vamos señor?

-Por ahora al auto señorita- Me abre la puerta del copiloto, yo asiento y entro- Pero podemos ir a donde quieras- Dice luego de cerrar la puerta del conductor.

-Por ahora el auto esta bien- Es lo único que se me ocurre decir.

-¿Te gusta el café?

-Si, el frio- Le miro mientras conduce, es imposible no hacerlo- Pero por la mañana el caliente.

-Otra cosa en común señorita- Me giña un ojo.

-¿Otra cosa?- ¿A que se refiere?

-El gusto mutuo es la primera cosa que tenemos en común- Me responde como que si hubiera leído mi mente, se acerca, me da un pequeño beso y vuelve a conducir. ¿Porque son tan cortos los besos? Yo quiero más.

-Cierto.

-¿Porque tan pensativa?- Me mira fijamente mientras el semáforo sigue en rojo- Daria lo que fuera por saber que pasa por esa cabecita.

-Pienso en que tus cortos besos me dejan con gana de más- Y apenas al haber pronunciado esas palabras, el rubor aparece en mis mejillas y el me mira asombrado.

-Bueno, no me parece prudente andar besándote como me gusta frente de todo el mundo y menos cuando estoy conduciendo- Toma mi mano entre la suya y la besa delicadamente.

-¿Cómo te gusta?

-Así- Detiene de repente el auto, se acerca a mi, toma entre sus manos de una forma delicada mi cara y me besa con fuerza, como si no hubiera un mañana entre los dos, me besa como la primera vez, de una forma sensual y provocativa, nuestras boca son tan compatibles y yo saboreo su aroma a menta, pero nos vemos interrumpidos por las bocinas de los autos que están en la cola esperando que avancemos-¿Mejor?- Me mira sonriente y pone el auto en movimiento.

-Mucho mejor- Muerdo ligeramente mi labio inferior y a el le brillan los ojos.

-No hagas eso, si no quieres que pare de nuevo el auto y tengamos problemas con los de atrás- Suelto de inmediato mi labio, no me parece buena idea que James se meta en problemas por mi culpa.

-No pongas esa cara- Se ríe a carcajadas- Estoy jugando nena.

-No me pareció juego- Me pongo seria.

-Lo siento- Sin darme cuenta detiene el auto y nos encontramos frente a una cafetería-¿Estas molesta?- El también se pone serio.

-No, no lo estoy- Esta vez soy yo la que me acerco y lo beso, no se cuanto tiempo duro y yo no tendría problema en quedarme así todo el tiempo que sea, pero el corta el beso de una forma repentina.

-Esta haciendo calor aquí ¿No crees?

-Mejor vamos por el café- El asiente, baja del auto y yo hago lo mismo.

Me toma de la mano y entramos juntos a la cafetería, no se encuentra tan lleno, así que nos dirigimos a una mesa para dos, nos sentamos uno frente al otro y el llama con la mano al mesero para que nos atienda, siento en este caso una chica, Ella se pone nerviosa solo con verlo y le manda unas miradas insinuadoras.

-Dos capuchinos moca helado, por favor- La mesera asiente y le giña el ojo antes de marcharse ¿Le ha giñado el ojo? Que zorra.

-Te ha giñado el ojo- Le digo sorprendida.

-¿En serio? No me e dado cuenta- Si claro como no, Hasta la señora de la tienda del frente se dio cuenta.

-Si, claro- Me paso la mano por el cabello.

-¿Celosa?- Me mira con la mirada picara que tanto me gusta.

-No ¿Por qué tendría que estarlo?- Frunzo el ceño y el se ríe.

-Bueno olvidémonos de ella, aquí solo somos tu y yo- Me toca la mejilla con sus suaves dedos y yo me estremezco con su tacto.

-Solo tu y yo- Y casualmente en ese momento la mesera llega con los café, el ríe y apenas se marcha yo digo- Y ella.

-No ella no- Toma un sorbo de su café y yo deseo ser ese café.

-Te tengo una pregunta- Trato de cambiar la conversación para ocultar mis extraños celos.

-Lo se que sea linda- Vuelve a tomar de su café y yo ni siquiera e mirado el mío.

-¿Que hacías tu en ese bar?

-Estaba con mi mejor amigo, prácticamente me obligo a ir- Señala mi café para que tome y yo le obedezco- No soy persona de estar yendo a ese tipo de lugares, pero el dijo que tenia que salir de mi rutina.

-¿Qué rutina?

-Me gusta trabajar mucho Emma, Es prácticamente lo único que hago.

-¿No tienes ninguna distracción?

-Juego pool de vez en cuanto con Mauricio, pero casi todo mí tiempo estoy metido en el trabajo.

-Debe de ser aburrido- Tomo de mi café, espero no haberlo ofendido.

-Un poco, pero ahora tengo algo mejor que hacer- Me mira pícaro ¿A que se refiere?

-¿Cual?

-Tu Emma, ahora tu serás mi distracción favorita- Me sonríe y yo no puedo evitar acercarme y besarlo, así aprovecho para dejarle claro a la mesera que es mío. Ella me ve y pone mala cara, JA zorra. ¿Pero el en realidad es mío? No lo se.

-Tu el mío.

-Que celosa eres- Me muestra una hermosa sonrisa y yo le giño un ojo.

-Ya no quiero seguir aquí- Y la verdad no quiero seguir aquí, ya esa mesera me esta poniendo de mal humor con el chismorreo que tiene con las otras meseras.

-Tus deseos son mis ordenes- Le hace seña a la mesera para que venga, pide la cuenta, pone dos billetes en la mesa y nos marchamos del lugar.

-Ya esta oscureciendo, que rápido pasa el tiempo- Entro al auto y el hace lo mismo.

-Pasa demasiado rápido cuando estoy contigo.

-Bésame- Le pido y el sin pensarlo se acerca a mi y me complace con un lento y delicioso beso.

-Nunca beso en la primera cita, eres una afortunada- Suelta una ligera risa y pone en marcha de nuevo el auto.

-¿Es una cita?

-Nuestra primera cita preciosa- Me mira rápidamente y vuelve su vista al frente.

-¿Ahora a donde vamos?

-Tengo una reunión en media hora linda, me gustaría quedarme mas tiempo contigo, lo siento- Vuelve a mirarme y yo asiento.

-¿Trabajas hasta de noche?

-Normalmente hasta las nueve.

-¿12 horas?- Le miro horrorizada.

-Prácticamente si, pero solo cuando quiero, yo soy mi propio jefe.

-Pero si eres tu propio jefe, tú decides si ir a la reunión ¿no?

-Exacto nena.

-Bien- El estaciona el auto al frente del edificio.

-Ya llegamos.

-Ya que eres tu jefe- Muerdo ligeramente mi labio- ¿Quédate por favor?

Mas que placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora