AU ambientado en Maracay, Venezuela.
En Venezuela hay crisis, pobreza, inseguridad y escasez.
El país está jodido, pero Louis, Zayn, Liam, Niall y Harry lo están mucho más.
Donde las únicas fronteras para el amor son las de Colombia y Brasil.
Todos...
Estoy sentado en el asiento del copitolo mientras Zayn se encuentra al volante, con Styles, Payne y un castaño que no conozco en el asiento de atrás.
-¿Más o menos quién es él? -inquiere Zayn, quien se acaba de comer la luz roja del semáforo.
Acabamos de pasar buscando al tercer pegoste para emprender nuestra aventura diaria, como las llama él, pero no contábamos con que se iba a traer a otro chicle barato más
-Leonardo, mi primis. ¿No ves que nos parecemos? -señala Liam, juntando su rostro con el de su primo.
-No. Él no tiene cara de chigüire -dice el más moreno de todos, ganándose un jalonazo de pelo por parte del ojimiel-. ¡Gorda, eso duele!
-Estúpido.
-¿Y más o menos pa' qué te lo trajiste? ¿Por lo menos carga plata? -pregunto.
Leo se cruza de brazos, frunciendo el entrecejo.
-A vaina, ¿y es que yo tengo cara de cajero automático? Bájate de esa mula, que va bulde cargada.
Volteo a mirarlo.
-Es sin picarte.
-Ajá, mucho peo con Leito; pero yo tampoco sé quién es él.
Payne se cruza de brazos, mirando al rizado con cara de pocos amigos. Veo como Harry se remueve incómodo buscando mis ojos con los suyos.
Se me había olvidado presentarlo.
-Ajá Poliedro, él es Harry. Estudia quinto año en el Araguaney, es valenciano pero no parcha, ¿o sí? -él niega con la cabeza-. Ajá, no es marico. Su pelo es muy suave y...creo que eso es todo.
-Uh, hola.
Zayn lo mira unos segundos por el retrovisor, apartándo peligrosamente su vista del camino.
-¿Ese no es el de...?
-Sí -respondo.
-Oh.
Y nadie habla después de allí hasta que llegamos a nuestro destino.
Parque Los Aviadores.
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Los Aviadores es un centro comercial de una sola planta ubicado en Palo Negro. Es relativamente nuevo -el más nuevo de Maracay, de hecho-, teniendo tan sólo cinco años de haberse construido.
Zayn se estaciona lejos de la concentración de carros, muy lejos, para que no nos vean bajarnos del Hyundai por si algún vigilante se da cuenta de que es robado.
Aunque la actitud paranoica del moreno cuando entramos no deja muchas pistas qué indagar, ignorando al guardia y moviendo la cabeza hacia todos lados como si lo estuvieran siguiendo.
¡Ash! Péguenle, por favor, que si lo hago yo le voy a dar muy fuerte.
Ninguno de los cinco trajo consigo ni una locha, así que no me imagino cómo coño vamos a pagar el estacionamiento cuando vayamos a salir.
