Tener cara de niche tiene sus beneficios: te deja a disposición y facilita el arte de "Dar Lástima-Obtener".
Sí, dar lástima es un arte, al menos en la etnia marginal; pero ojo que no es nada sencillo. Requiere tiempo perfeccionarla.
Para poner en práctica el Dar Lástima-Obtener se requiere un rostro urgido, necesitado. Harry y yo somos catires los dos, por lo que nuestra cara no sirve; Liam es morocho, pero es guapo. No servimos.
Nuestra última opción es Leonardo Payne, que si bien no es feo, es menos guapo y más moreno que nosotros.
Perfecto.
-Ajá marico, ya sabes: tú llegas, pones cara de "soy el único sustento de mi familia, ayúdenme", agarras y te vas. Sencillo -le recuerdo, no vaya a ser que haga lo que no es y nos quedemos mordiendo cable.
-No te vayas a poner a soplarle el bistec a ninguna cajera ni nada, que te dejo aquí y tú resolverás cómo te devuelves a Calicanto -amenaza el gordis.
-Esa violencia, chamo. Le voy a decir a mi tía -se queja el primo.
-¿Y más o menos por qué tengo que ir yo también, Louis? ¿No y que tengo cara de europeo? -pregunta Harry con una ceja arqueda.
-Sí, pero si van los dos les dan doble porción; o eso espero. Además que con tu cara bonita capaz te levantas la cajera.
-¿Cara...bonita?
Observo cómo la blanquecina piel del más alto se torna de color carmín, desde el mentón hasta las orejas. O al menos eso hago hasta que la voz de Liam irrumpe en la escena, hacíendome pegar un brinco digno de las Olimpiadas.
-¡Denle pues! ¡Chola, que tengo hambre!
El ojimiel estira los brazos empujando a su primo y al rizado, y mi amigo y yo nos quedamos en una esquina de la feria mientras observamos divertidos cómo los dos chicos mendigan en el KFC.
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-Bueno chamo, pon cara la de Bambi pues -ordena Leo cuando estamos lo bastante cerca del local.
Bambi es cuchi, ¿debería hacer un gesto adorable? Uhm, no creo.
No sé qué cara poner exactamente, así que sólo dejo mi expresión normal, pero con un leve puchero y la cabeza un tanto gacha.
-Buenas, mi bella -comienza hablando en un tono suave el de cabello liso, haciendo lo mismo que yo-, ¿qué es lo menos costoso así que me puedes vender? No traigo mucho.
-En realidad, nada -agrego, ganándome un pisotón de parte de Leo-. Perdón, olvide lo que dije.
La cagué.
La cajera teñida nos mira con los ojos entrecerrados, imaginando lo que estamos por hacer. Por desgracia, es una señora cuarentona, por lo que no creo que me la pueda "levantar", como dijo Louis.
El que por cierto, me observa desde una de las mesas con una sonrisa burlona.
-Está el combo número siete, que les trae: una pieza de pollo, ensalada rusa, una porción de yuquita frita y un refresco pequeño. Todo por nueve mil bolívares.
Leonardo resopla, mirándola con la cabeza ladeada. Los ojos comienzan a brillarle más cuando lo hace y ni idea de cómo lo ha conseguido.
Manipulación; práctica, supongo.
-Ay chica, creo que no me alcanza. ¿Tú tienes plata, Harry? -niego la cabeza un poco desconcertado. Esto de actuar no se me da muy bien- Tss, no tenemos. Tendremos que irnos, hermanito. Otro día más sin comer...
Leo deja escapar un suspiro, hundiendo los hombros.
El morocho se da media vuelta dispuesto a irse, aunque en realidad esa no es su intención. Aquello lo adivino cuando me pela los ojos esperando a que yo sea el próximo en actuar.
Bien, aquí vamos:
-Pero, hermano ¡no hemos comido en...tres, no, cuatro días! -replico- Nos vamos a desnutrir.
Intensifico mi puchero, mirando a la señora a los ojos.
Aunque no entiendo muy bien por qué yo hago el papel del hermano menor, si más bien le llevo cabeza y media a Leonardo.
Error en el guión.
-No Harrito, si no hay dinero no hay dinero. Punto. No es que nos van a ragalar las cosas, así no funciona la vida. ¿O sí? -pregunta, colocándose nuevamente a mi lado.
La mujer nos mira con cara de cansada, virando los ojos también. Seguramente no somos los únicos que hacemos esto.
-Díos mío, dame paciencia. Déjenme ver qué puedo hacer.
A Leonardo se le pinta la sonrisa más grande que le haya visto poner desde el poco tiempo que lo conozco, tomando las manos de la cajera entre las suyas.
-Gracias, mi bella. Dios se lo duplique y triplique, que la bendiga y la ampare a usté y a su familia, que debe ser tan bella como usted.
-Eh, Amén -confirmo.
Quince minutos después me encuentro sentado en la mesa junto a Louis, Liam y Leonardo, además de cuatro combitos Junior y un litro y medio de Pepsi.
El segundo se abalanza sobre las pequeñas cajas, abriendo la suya con verdadera emoción.
Los tres parecen niños abriendo los regalos del Niño Jesús.
-Confieso que pensé que me iban a llegar con, no sé, dos galleticas del Subway y media botellita de agua -habla Liam con la boca llena de pollo y refresco.
-De pana, se la comieron los dos -felicita Louis, sonriendo con los ojos arrugados a los costados.
-Sí, bueno, quiero agradecerle a la Academia, a Pretty Little Liars y a How To Get Away With A Murder; sin ellos ésto no sería posible -bromeo, sorbiendo un poco de Pepsi.
Los tres me observan con cara de "a este le pica el culo o qué carrizo", levantando una ceja.
-¿Wachi qué? No entendí -cuestiona Leo confundido.
-Son series de...nada. No importa.
No creo que ésta gente tenga la mínima idea de qué es Netflix.
-A tragar pues, buen provecho -interrumpe Louis, pasándome una servilleta para agarrar el muslito de pollo.
O más bien de pichón, porque ésto no es pollo más nunca. A menos que sea una gallina anémica.
Le voy pegando pequeñas mordidas a la pieza de pollo que sostengo en mis manos, disfrutando el sabor recorriendo mi paladar y lengua. No sé si sea por el hambre que tenía, pero esta broma sabe a gloria.
Los tres adolescentes a mi alrededor, en cambio, mastican y tragan rápidamente el contenido de sus cajitas de cartón, como si fueran perros protegiendo su comida. Me pregunto si es que se encontraban demasiado hambrientos o si realmente comen rápido para que el otro no les quite un pedacito.
Se van a atragantar.
-Ésta vaina sabe a mí -comenta Louis haciendo una pausa para masticar.
Los primos hacen una pausa también.
-¿Como así?
-Rico pues. Delicioso.
Una carcajada escapa de la garganta del ojiazul, la primera que le he escuchado hacer desde que lo conocí en el Makro. Es aguda como su voz, melodiosa y poco varoníl.
Hasta es casi graciosa.
Y de repente una lluvia de servilletas y huesos comienzan a impactar contra el semblante del ojiazul, acompañada de insultos.
-¡Aliento a mojón!
-¡Zorra barata!
Decido unirme también a la diversión, agregando un insulto antes de caer en risas:
-¡Chavista!
Los tres chamos se quedan en silencio volteando a verme por segunda vez, ésta vez con cara de indignados.
Liam se cruza de brazos.
-No Vladimil, te pasaste.
-Hay límites, Harry -continúa Leo.
-Perdón pues.
Nojósele, yo como que mejor me quedo en silencio. Parecen el grupito de las sifrinas de mi salón: que uno no les puede decir misa porque se ponen con la lloradera.
Qué manguangua.
El ambiente incómodo es roto por el cartílago del muslo que impacta contra el pómulo de Louis, haciéndolo molestarse.
-¡Ya pues, con la comida no se juega!
-A pues, pero si son huesitos nada más. ¿Qué vas a hacer? ¿licuarlos y hacer una crema de hueso con auyama? -se queja Leo.
Me río ante esa idea.
-Seriedac, por favor -regaña el de cabello corto mirándome un segundo-. No, Leonardo Aníbal Payne. ¡Con esos huesos podemos hacer un caldo de pollo, chico! Me haces el favor y me recoges lo que lanzaste.
Liam junta su dedo índice y pulgar, llevando su mano hacia adelante como hacen las mamás cuando lo regañan a uno. Estoy a punto de reirme de nuevo cuando su mirada acusadora se posa nuevamente en mí, demostrándome que habla en serio.
Mala mía pues.
Se crea un silencio incómodo, teniendo de fondo sólo los murmullos provenientes de las otras mesas y el húmedo sonido de Leonardo masticando.
-¿No te vas a comer eso? -el más moreno de los Payne señala la porción sobre el platillo de cartón de Louis, casi comiéndoselo con los ojos.
Tiene rato velándole el pollo al ojiazul, pero tal parece que Louis, o no se ha dado cuenta, o le gusta hacerlo sufrir.
-A pues, tú ya comiste. Deja la lambuceadera -se queja Louis-. Ésto es para el negro, que le dejé un poquito. No como ustedes animales, que se tragaron esa mierda de una vez.
-Verga sí, se me olvidó Malandrik -Liam se pasa un mano por el cabello, alzando las cejas-. Bueno, menos mal que tú estas pendiente Tommo. Así al menos la negra va a tener una última cena decente antes de que lo manden a ¿cómo fue que dijo?
-Tocorón -hablo.
-Sí, eso. Tocorón.
-Tú si eres rata escuálida -lo reprende Louis, achinando sus ojos.
-Pero no tuya, mi amol.
Y luego de eso se crea una nueva guerra de insultos; malas palabras viajan de aquí a allá, logrando que algunas personas se nos queden viendo.
Pasando pena.
¿Es que ésta gente no se cansa?
Yo guardo silencio con los brazos en cruz sobre el pecho, ya que aquella discusión no me imcumbe. Leo roba uno que otro palito de yuca frita del la porción que Louis apartó para Zayn, pero éste no se da cuenta ya que se encuentra demasiado concentrado en la acalorada competencia de "tripas verdes para abajo".
No había caído en cuenta de las tantas groserías que existían hasta ahora.
-¡Enclenque!
-¡Marrano turuleco!
-¡Sanguijuela en pantaleta!
-¡¡RATÓN SIN COLA!!
Ok, creo que ésto ya se salió un poquito de control.
-Miren -comienzo, interrumpiendo la batalla entre los dos amigos. Ambos voltean a verme, callando inmendiatamente-, ¿y cuándo es que hay que buscar a Zayn? ¿O lo vamos a dejar aquí?
El Hyundai es robado, aunque técnicamente es suyo. Si nos lo llevamos sería como...¿robar un carro robado? Ni siquiera sé cuántas unidades tributarias se pagan por eso.
Y tampoco tenemos la llave, so...
-Yo creo que deberíamos ir a revisar cómo va, si es que no se lo llevaron esposado ya -sugiere Liam con calma.
-Sí, de pana, Li. Vamos a apurarnos que la mamá de Harry debe estar preguntando por él -concuerda Louis.
Qué loco como estos chamos pasan de desearse la muerte a adorarse en cuestión de instantes.
No sé si es porque soy medio cuaima, o Acuario o demasiado rencoroso, pero a mí me pisan un dedito del pie y el zaperoco que armo no es normal; de paso que no le hablaría a esa persona más nunca. A menos que me toque al lado en el iglesia y tenga que darle la paz: ahí sí.
Si no Anne Cox me descose a cachetadas.
Los cuatro nos ponemos de pie para dirigirnos a nuestro próximo destino: las oficinas administrativas.
Espero que ellos sepan dónde quedan, porque yo ni idea.
Ni si quiera había venido nunca a éste centro comercial: es mi primera vez.
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AU. Pelando Bolas. l.s.
FanfictionAU ambientado en Maracay, Venezuela. En Venezuela hay crisis, pobreza, inseguridad y escasez. El país está jodido, pero Louis, Zayn, Liam, Niall y Harry lo están mucho más. Donde las únicas fronteras para el amor son las de Colombia y Brasil. Todos...