Capítulo 22 | Continuación

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-Harrito, escoge: ¿verdad o reto?

Hace rato que salimos del liceo y ahora me encuentro caminando del lado de Harry por la Avenida Constitución.

Hoy fue su segundo día de clases y todo anduvo bastante bien; hasta que en el segundo recreo a Carlos se lanzaron una metra en el ojo y se lo vaciaron.

Liam se desmayó, por cierto.

Eso sí fue gracioso.

Lo acompaño a pata hasta su casa, en La Floresta, pues ésta mañana a Charlotte le llegó la regla y no quiero estar en el rancho cuando las hormonas comiencen a surtir efecto sobre su humor.

-Estem...voy a escoger reto -responde con suficiencia, una mano dentro de su bolsillo-. Pero no me vayas a poner retos que si: "cómete el pupú de perro que está allá", porque no lo voy a hacer.

-No vale, tampoco así.

Hemos estado charlando sobre temas triviales y jugando juegos absurdos a lo largo del trayecto, con el fin de olvidarnos del calor que nos consume.

Maracay está candela.

Pienso un par de segundos el reto apropiado para el rizado, y una gota de sudor resbala por mi frente cuando lo recuerdo:

-Eh, te reto a que me acompañes a una cita ésta tarde.

Leonardo me rogó ayer que por favor invitase a Harry al plan/cita para cuadrarse a la Valeria, pues nos hace falta un varón para quedar pares con los culos.

Y sinceramente, lo había olvidado.

Mejor tarde que nunca, según dicen.

-¿A-a una cita? -el más alto se rasca la cabeza, mirándome con los ojos abiertos como la porcelana china de mi tía Sobeida- ¿Contigo?

Ok, creo que resumí demasiado el beta.

-Sí, o sea...no. Quiero decir, que me acompañes a una salida. Van unos cuadres y mis amigos -explico-.Cero maricoteo.

Yo sigo caminando, y luego de algunos pasos noto que Harry se ha quedado atrás.

-Mira, no creo que vaya. Perdón.

Ay no, no me puedes fallar.

-¿Y por qué? Chamo, por fa, que me van a joder si no -le ruego.

¿Es que dije algo malo? ¿No se siente cómodo conmigo?

Seguro le tiene miedo a Zayn. Coño qué peo con ese negro.

-Lo que pasa es que...ya sabes. Yo prefiero a los...hombres, uh.

Sus dos manos viajan hasta los bolsillos de sus pantalones, y de repente se ve tan pequeño, frágil.

¿Cómo pude haberlo olvidado? No, no. Ya me estoy preocupando. Se me está olvidando todo.

Y no tengo rial para hacerme un chequeo.

-Bueno pero tampoco te estoy pidiendo que te cases con ellas, pues. Es sólo para que nos acompañes y te diviertas un rato -le digo, pero el de ojos verdes no cambia su expresión dudosa, ay no-. ¡Dale Hazza, por favor! ¡Que si no esos malandros me van a joder! Te lo pido. Tú vas a estar conmigo, si quieres no hables con las carajas; ¡pero tienes que ir!

Y así es como se pierde la dignidad.

Harry infla sus cachetes, analizándolo un poco.

-Está bien: sí voy -responde, esbozando una sonrisa ladina con hoyuelos-. Pero sólo porque me gustó el apodo.

AU. Pelando Bolas. l.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora